Eternamente ligado a la Embajada norteamericana, el candidato a diputado del Frente de Todos también se reunión con representantes del Departamento de Estado y de las agencias de Seguridad.
Miércoles 9 de octubre de 2019 12:52
Durante su reciente viaje a EE.UU., Sergio Massa volvió a ratificar que es un hombre estrechamente ligado a los intereses del gran capital imperialista de aquel país. El actual candidato a diputado nacional por el Frente de Todos volvió a alinearse con la política de Donald Trump en lo que hace a Venezuela.
"Nuestra posición es muy clara. Negar lo que pasa en Venezuela es ser cómplice. De hecho, a mí me han escuchado más de cien veces hablar de este tema", afirmó durante una conferencia brindada en el conocido Wilson Center, la semana pasada.
En ese marco, indicó además que "cuando Alberto Fernández remite al informe de Bachelet, que habla de violaciones sistemáticas de los derechos humanas, está describiendo una dictadura y ése es nuestro pensamiento".
Lo de “nuestro pensamiento” suena, como mínimo dudoso. A pocos días de aquellas palabras, Alberto Fernández sostuvo una posición distinta. En una reunión con el candidato presidencial del Frente Amplio uruguayo, señaló que la de México y de Uruguay en el tema Venezuela “es la posición correcta para afrontar un problema que todos vemos”.
Un hombre de la Embajada
Sergio Massa es, históricamente, un hombre de lo que es conocido como “la Embajada”. Comparte ese “honor” con gente como el juez Claudio Bonadio o el fiscal federal Carlos Stornelli, ambos protagonistas activos de los años macristas.
Las relaciones con la representación diplomática norteamericana no tienen nada de nuevo. Ya en 2009, cuando era jefe de Gabinete del gobierno de Cristina Kirchner, se entrevistó con la entonces embajadora Vilma Martínez. Según revelaron posteriormente los cables de WikiLeaks, el actual candidato a diputado nacional respaldó a la multinacional imperialista que acaba de despedir a más de 150 trabajadores.
Por aquellos años el actual integrante del Frente de Todos destilaba críticas hacia la administración de Cristina Kirchner ante los representantes del imperialismo norteamericano. Poco tiempo después, en 2013, blanquearía su situación y pasaría a conformar otro espacio político. “Jamás me volvería a juntar con el kirchnerismo”.
Massa siempre mantuvo un vínculo estrecho con sectores de la casta política y del gran capital norteamericano. Los mismos cables de la Embajada lo definen como “pro-estadounidense”.
Será por eso que, durante su reciente gira por EE.UU. fue convocado a una reunión secreta con funcionarios del Departamento de Estado, del Tesoro y agencias de Seguridad.
En el encuentro, ratificado a Clarín por fuentes del candidato a diputado, Massa afirmó que un eventual gobierno de Alberto Fernández será “moderado y dialoguista”. En esa reunión, el referente del Frente de Todos volvió a ratificar su visión sobre Venezuela, claramente alineada con la del gobierno de Trump.
Macri, Massa y Joe Biden, ex vicepresidente de EE.UU.
Mirando al Fondo
En relación a Venezuela, el Grupo de Lima se convirtió en vocero explícito de las políticas imperialistas para América Latina. Creado a mediados de 2017, agrupa a más de una decena de países fuertemente alienados con la gestión de Donald Trump. Entre sus integrantes se encuentran Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Colombia.
Este año, tras el intento golpista protagonizado por el dirigente opositor Juan Guaidó, funcionó como uno de los mayores avales a la política estadounidense en la región.
Por estas horas, en el marco de las masivas movilizaciones en Ecuador, varios países del Grupo de Lima se han sumado al gobierno represor de Lenin Moreno, acusando a Nicolás Maduro de estar detrás de las protestas. Esta acusación resulta infundada. El pueblo ecuatoriano está respondiendo en las calles al paquete de ajuste acordado entre el Ejecutivo ecuatoriano y el FMI.
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Sin embargo, lo de Alberto Fernández no debe confundirse con una oposición a las políticas imperialistas en la región. De fondo se encuentra la negociación con el Fondo Monetario Internacional por los pagos de la deuda. El gobierno de Trump es hoy el mayor accionista del Fondo y fue el que facilitó la continuidad del acuerdo con el gobierno de Macri. Mostrar cierta “distancia” sirve a los fines de sentarse a negociar la forma de pagar.
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Esa negociación está lejos de significar una ruptura. El candidato presidencial del Frente de Todos ya adelantó que su eventual gobierno pagará hasta el último dólar al organismo que representa los intereses de los grandes especuladores.
Las diferencias entre Massa y Alberto Fernández no deberían sorprender. En su conformación el Frente de Todos esquivó cualquier definición precisa sobre los alineamientos internacionales de Argentina, como sobre muchas otras cosas. Bajo la idea de unir a toda la oposición a Macri, se creó una fuerza que tiene en su seno a aliados explícitos de EE.UU. -como Sergio Massa- con quiénes se ubican en una posición relativamente más distante.
Lo mismo ocurre en otros terrenos. Reconocidas luchadoras por el derecho al aborto comparten lista con activos militantes antiderechos, como el tucumano Juan Manzur. Quienes denunciaron duramente el ajuste macrista son parte del mismo espacio con quiénes lo garantizaron, como es el caso de los gobernadores peronistas.
Cuando se conformó el Frente de Todos, un chiste circuló por las redes sociales: “Le pusieron Frente de Todos porque Bolsa de Gatos sonaba muy macrista”.
Razones para afirmarlo no son lo que falta.