El poeta Jaime Perales nos entrega unas décimas sobre la realidad que vive el país y la impunidad de los poderosos.
Viernes 3 de julio de 2020
Autor: Jaime Perales
En el palacio de invierno
siempre un sirviente oportuno
le lleva su desayuno
al líder de este gobierno,
hojuelas de cereal tierno
hechas de trigo iraní
cien huevos de colibrí
con jugo de mandarina
leche de búfala albina
y un paté de jabalí.
Y un paté de jabalí
para su pan amasado
que sale recién horneado
perfumado en alelí,
la frutilla carmesí
en la blanca crema brilla
rodeada de mostacillas
incrustadas en la taza
mientras tanto aquí en mi casa
ya no queda mantequilla.
Ya no queda mantequilla
no hay mostaza, menos mayo
mucho menos un zapallo
para hacer las sopaipillas,
se acabó la manzanilla
nunca hubo manjar colún
mi último tarro de atún
lo entregué sin un abrazo
cuando del cacerolazo
nació nuestra olla común.
Nació nuestra olla común
como un tesoro sin precio
digna hija del desprecio
del que nos gobierna aún,
juntos trazaremos un
sendero para crear
nuestra patria, nuestro hogar
mientras tanto en otro espacio
se deleita en su palacio
Su excelencia nuestro Zar.
Al fin, Su excelencia el Zar
va a almorzar en La Moneda
sin reparar en la rueda
de su destino dispar,
mientras tanto en cada hogar
se prepara la receta
una delicia secreta
que desde aquí puedo oler
un asado Robespierre
con vino María Antonieta.
