La gira del Papa Francisco por Sudamérica se ha transformado en la principal noticia de la región. En Ecuador, el primer país que visita para luego pasar por Bolivia y Paraguay, las reuniones con el presidente Rafael Correa, con obispos y las misas masivas que realizó, sirvieron para mostrar las intenciones del viaje: acompañar el giro a la derecha y conservador de los gobiernos pos neoliberales y bregar por imponer en la agenda social la doctrina reaccionaria de la iglesia.
Diego Sacchi @sac_diego
Jueves 9 de julio de 2015
Fotografía: EFE
La elección de Ecuador, Bolivia y Paraguay no fue casual. Según el Vaticano se debe a que son naciones que "habitualmente no están en el primer puesto de atención mundial".
Lo cierto es que además de ser países donde influencia de la Iglesia católica es muy prominente, los presidentes de estas tres naciones se destacan por sus dichos homofóbicos y misóginos y por coincidir con la doctrina de la Iglesia contra los derechos más elementales para las mujeres y la comunidad LGTBI.
En la misa del parque de los Samanes de la ciudad de Guayaquil, el Papa, afirmó que la familia debe ser ayudada y puso especial énfasis en la defensa de esta institución social. El discurso más que invocar una defensa a las políticas sociales de los gobiernos de la región en los últimos años, fue en realidad una muestra de la cruzada conservadora que viene protagonizando la iglesia contra los avances cívicos y sociales logrados por las luchas de las mujeres y la comunidad LGTBI. Basta recordar las declaraciones ante la victoria del matrimonio igualitario en Irlanda o el pedido a la presidenta chilena Bachellet para que no avance con su propuesta para legalizar el aborto, para entender de qué familia habla la Iglesia.
La visita a Ecuador y Bolivia también sirve para que Francisco y la Iglesia acentúen su influencia regional. Las efusivas recepciones brindadas por el presidente ecuatoriano y boliviano para el Papa, le brinda a Francisco la posibilidad de legitimar su intento por aggiornar la imagen de la Iglesia Católica, mostrándose junto a mandatarios (que con Hugo Chavez) aparecieron como el sector más progresista de los llamados gobiernos pos neoliberales.
En sus homilías en Ecuador la invocación al “cuidado de los pobres”, la “justicia social” e incluso la referencia a las luchas por la independencia americana, son parte de adecuar el discurso Papal a los nuevos tiempos de la región. Pero Francisco dejo claro que para la Iglesia la única revolución es la de “la Fe” y que "sería superficial pensar que la división y el odio afectan sólo a las tensiones entre los países o los grupos sociales" llamando a la unidad en tiempos difíciles. Esos tiempos difíciles hoy los comienzan a vivir los trabajadores y el pueblo que ven como los gobiernos de la región giran a la derecha empezando a aplicar ajustes, el Papa dejo claro que la Iglesia se ofrece para actuar como aliado de los gobiernos para mitigando el “odio” entre grupos sociales, principalmente el que despierte entre los trabajadores y el pueblo las medidas que ataquen las conquistas de la última década.
El Papa Francisco pone el peso de su investidura para que la Iglesia recupere terreno en Latinoamérica. Los mandatarios pos neoliberales lo han recibido con brazos abiertos sabiendo que, afrontar escenarios de mayor crisis social o de lucha de clases más abierta, es la “agenda común” entre los gobiernos y la Iglesia. Las autoridades eclesiásticas también aprovechan la visita del Papa para presionar por imponer su “agenda” social reaccionaria. En la reunión con los obispos de Ecuador se escucho fuerte el reclamo para que se incluya la educación religiosa en todas las escuelas y son conocidas las presiones del “Santo Padre” para imponer modificaciones en el Nuevo Código Civil en Argentina y el pedido a la presidenta chilena Bachellet para que no avance con su propuesta para legalizar el aborto.
La gira del Papa despertó el entusiasmo de oficialistas y opositores celebrando la agenda reaccionaria de una visita que intenta fortalecer a la Iglesia Católica en la región, la misma que en el pasado reciente actuó apoyando a las dictaduras y luego a los gobiernos neoliberales.
Diego Sacchi
Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo.