Tiene 14 años y es hija de un trabajador de la papelera Ansabo. Participó del Encuentro de La Plata como parte de la Comisión de Mujeres que difunde la solidaridad con los trabajadores y el fondo de lucha. La generación que viene a pelear por su futuro.
Catalina Ávila @linaa_avila
Miércoles 16 de octubre de 2019 15:33
Mica le entrega el fondo de lucha a una de las cientos de mujeres que participa del taller de Mujer y Aborto. No se quedó atrás cuando las compañeras de los trabajadores de Ansabo decidieron participar del Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias para buscar el apoyo y la enorme solidaridad del movimiento que se levantó, una vez más, después de que el Congreso les negara la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Junto a mujeres de Ran Bat, de Siam en lucha, de Coca Cola y aeronáuticas que integran la Coordinadora de Trabajadores en Lucha de la Zona Sur, Mica recorrió los talleres que las congregaban en La Plata, acompañando a Jésica y a su propia mamá Marcela, mientras contaban la situación que le impusieron los dueños de la planta.
Los dueños de la papelera de Quilmes, en la zona sur del conurbano, se fugaron después de dejarla en la quiebra. Frente a eso, las 50 familias que quedaron en la calle decidieron reactivarla bajo control de sus trabajadores, exigiéndole al municipio y al gobierno provincial el apoyo económico necesario. Desde entonces se encuentran dando una dura pelea, enmarcada en el ajuste del FMI, Macri y los gobernadores, que se prepara para continuar bajo el próximo gobierno.
Las mujeres de los trabajadores lejos de quedarse en sus casas, decidieron acompañarlos y armar su propia comisión para apoyar la lucha de sus compañeros. Y sus hijas, contemporáneas de la generación que supo inundar las calles con la marea verde, y recientemente también con la pelea en defensa del medio ambiente, están preparadas para jugar un rol en esta pulseada que pone en una vereda a los trabajadores y sus familias, y en la otra, a los empresarios que viven a costa de su esfuerzo y a sus políticos.
De esta manera, con tan solo 14 años, Mica se puso al frente de las tareas de la Comisión: “Decidí ser parte para poder apoyar la lucha desde adentro. La integran mujeres e hijas de los trabajadores. Para mí, cumple el rol de apoyar a los trabajadores y de organizarnos como mujeres”, explica a La Izquierda Diario. “Ansabo es de las trabajadoras, y al que no le gusta que se joda que se joda”, y “Ansabo, escucha, tu lucha es nuestra lucha”, fueron los cánticos que recibieron de la masividad de los talleres. Es que su lucha y su valentía nos marca el camino a todas las que no queremos resignarnos a pagar los platos rotos de los empresarios y pelear por nuestro futuro.
“La experiencia me pareció re linda y fue algo nuevo que no hubiera pensado pasar. La solidaridad de todas y el lindo momento que nos hicieron pasar”, cuenta Micaela.“La mujeres, como los trabajadores, venimos peleando por la reactivación de la fábrica y la situación de las familias es difícil y dolorosa porque los trabajadores no tienen ninguna entrada de dinero, pero estamos con muchas fuerzas para dar pelea”. Lejos de resignarse, decidió apoyar a su papá, su mamá, y los trabajadores que decidieron pelear por el sustento para sus familias.
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La Comisión de Mujeres de Ansabo participó también el domingo al mediodía de un almuerzo con delegaciones de mujeres trabajadoras y jóvenes de todo el país, realizado por la agrupación de mujeres feministas socialistas Pan y Rosas. Allí, Alejandra Vercellino, trabajadora reincorporada de Siam y candidata de la única lista que está 100% a favor del aborto legal, la del Frente de Izquierda Unidad, dijo a La Izquierda Diario: “Me sorprendió la cantidad de mujeres jóvenes de 15 a 25 años que copen todos los talleres, me emocionó mucho. Es una generación que nace queriendo pelear por sus derechos, con la marea verde que exige que el aborto sea legal, la aplicación de la ESI en las escuelas, y la separación de la Iglesia del Estado. Y que sufre las consecuencias del ajuste del FMI porque sus abuelos no pueden comprar los medicamentos, porque su familia se queda sin trabajo, o porque tiene que abandonar sus estudios para trabajar de manera precaria".
En la apertura del almuerzo, se dirigió a esa nueva generación:"Tenemos una tarea muy importante organizar a cada piba que hoy se emocionó al recibirnos a las comisiones de mujeres de Ran Bat, de Ansabo, todas esas jóvenes tienen que tener muy en claro que para pelear por su futuro, se tienen que organizar de manera independiente, no nos tenemos que comer los chamuyos de los empresarios que después nos licuan el salario y nos hipotecan el futuro". Y les habló particularmente a la Comisión de Mujeres de Ansabo, y especialmente a Mica: "Las compañeras y compañeros de Ansabo están demostrando que los cierres y los despidos no son la única alternativa que hay, que nosotros podemos poner a producir no solo las fábricas sino todo el país, y administrar los recursos naturales para terminar con las grandes desigualdades que hay. Quiero enviar un saludo particular a una compañerita de Ansabo que con apenas 14 años hoy está acá y es un ejemplo, así como también las familias de Madygraf, que muestran que no tenemos que resignarnos al futuro que nos quieren dar que es de miseria y precarización", concluyó.
Mica forma parte de la nueva generación de pibas y pibes que empieza a cuestionar el orden establecido. La injusticia de un sistema que sostiene a unos pocos millonarios a costa del sudor y el sufrimiento de las grandes mayorías trabajadoras. Para quienes reivindicamos la pelea de las y los trabajadores que con su experiencia muestran una salida a la crisis favorable a las grandes mayorías, y frente a los vaciamientos de fábrica deciden ponerlas a producir bajo su propia gestión mediante la organización y buscando el apoyo de diferentes sectores, el ejemplo de Ansabo nos recuerda el de Madyraf, la gráfica de zona norte que hace ya cinco años manejan sus trabajadores y trabajadoras, después de que los empresarios se fugaran y el gobierno anterior los dejara hacer, impunemente.
La historia no empieza de cero, es cierto. La organización de otras mujeres e hijas de trabajadores y trabajadoras marcó una tradición que las feministas socialistas de Pan y Rosas queremos fortalecer y continuar. La apuesta, de cara a la guerra y el infierno al que nos quiere someter el FMI y sus políticos a todas las mujeres trabajadoras, es a que surjan cada vez más Micaelas que se rebelen contra el destino que nos preparan, a ellos, a nosotras, y que unamos nuestras fuerzas para pelear, de una vez y para siempre, por una vida que merezca ser vivida.
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