La acusación contra Pablo Bressi esta vez vino de parte de otro comisario de esa fuerza. Descomposición e internas de las fuerzas policiales al rojo vivo.
Jueves 9 de febrero de 2017
El comisario general de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Pablo Bressi, fue acusado ayer, nuevamente, de encubrir a una organización de narcotraficantes que actuaba en el conurbano. Vuelve a estar en la mira el elegido por María Eugenia Vidal para comandar la fuerza represiva no federal más importante del país. Meses atrás había sido denunciado por la diputada Elisa Carrió, quien es parte de la coalición oficialista.
Bressi fue señalado esta vez por un colega suyo: Marcelo Di Pasqua, ex superintendente de Seguridad de Mar del Plata. Fue él quien presentó una denuncia penal por presunta protección del mandamás de la bonaerense hacia un grupo de narcos de la localidad de Esteban Echeverría, que estaría comandado por Claudio “El Cabezón” Pérez. Esto ocurrió, siempre según el denunciante, cuando Bressi era jefe de la división Drogas de Lomas de Zamora, en 2012.
“Delitos de encubrimiento, omisión funcional de perseguir una organización delictiva vinculada con el narcotráfico, incumplimiento a los deberes del funcionario público, abuso de autoridad”, denuncia el escrito presentado por Di Pasqua ante la Fiscalía General.
Según la denuncia, Bressi intervino “directamente y a través de funcionarios subordinados en acciones directas encaminadas a desviar, encubrir y entorpecer investigaciones que estaban relacionadas con el narcotráfico”.
El elegido
La provincia de Buenos Aires cuenta con la fuerza represiva no federal más importante del país, la Policía Bonaerense, con más de 50 mil efectivos en actividad. María Eugenia Vidal, tras erguirse como gobernadora, lejos de cualquier “renovación” como se pregonó elevó a Pablo Bressi como jefe de esa fuerza, como sucesor de Hugo Matzkin.
En julio de año pasado, la que apuntó los cañones contra Bressi fue la diputada Elisa Carrió. En una extensa carta enviada a Vidal vinculó al jefe de la Bonaerense con un sistema de recaudación ilegal proveniente del narcotráfico y otros ilícitos. Tanto la Gobernadora, como el ministro de Seguridad Cristian Ritondo, lo defendieron.
Pero aún dejando de lado las más recientes acusaciones, el prontuario de Bressi no pasa desapercibido: integrante del Grupo Halcón, saltó a la fama por su rol de negociador en la toma de rehenes que derivó a fines de 1999 en la masacre de Ramallo, después de un asalto al Banco Nación.
Un robo organizado por la misma Policía que debía realizarse con rapidez, pero un aviso inesperado obligó a los uniformados a acudir al lugar. Como señala Ricardo Ragendorfer “Bressi fue el encargado de la negociación oficial, pero había otra negociación que se llevaba a cabo paralelamente. En esta última deciden que nadie debía salir vivo de allí, esa es la historia. Bressi dio la orden. Ramallo fue políticamente la tumba de las aspiraciones de Duhalde”
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Bressi ascendió cuando Matzkin llegó a ocupar la jefatura Bonaerense. Fue además titular de altos cargos en la llamada “lucha contra el narcotráfico”. Estuvo en la DDI Tráfico de Drogas Ilícitas de La Matanza y Quilmes y, antes de ser designado por Vidal, estaba al frente de la Superintendencia de Investigaciones de Tráfico de Drogas.
Doble discurso
Con la ilegalidad de las drogas y un discurso oficial estigmatizante hacia los consumidores, el Gobierno del PRO va a contramano de varios países del mundo en los que se ha puesto en discusión la política punitiva, e incluso se ha avanzado hacia la legalización de distintas sustancias.
El PRO mantiene intacta la regresiva y anticuada Ley de Drogas 27.737. No sólo como método de control social -donde la Policía persigue y hostiga a la juventud en los barrios populares-, sino también porque es uno de los negocios ilegales más rentables de la actualidad. En ese marco, la relación estrecha entre el narcotráfico y las fuerzas policiales está más que demostrada.