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El movimiento estudiantil francés, el apoyo al pueblo Palestino y la represión en la Sorbona

Paul Morao

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Foto: Tiphaine Blot

El movimiento estudiantil francés, el apoyo al pueblo Palestino y la represión en la Sorbona

Paul Morao

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En el presente artículo, Paul Morao, editor de Révolution Permanente de Francia (parte de la Red Internacional de la Izquierda Diario) analiza el desarrollo del movimiento estudiantil en solidaridad con Palestina en Francia y sus perspectivas. Este artículo apareció originalmente en francés el jueves 9 de mayo en Révolution Permanente.

Este miércoles por la mañana, la atención de los periodistas parecía centrada en Marsella, donde la llama olímpica estaba a punto de llegar a Francia a bordo del Belem. Un acontecimiento que bastó para eclipsar la brutal represión que había tenido lugar el día anterior en París. Tras varias detenciones frente a la escuela Sciences Po de París por la mañana, 86 estudiantes que ocupaban un anfiteatro de la Sorbona en apoyo a Palestina fueron detenidos y puestos bajo custodia.

Represión: el gobierno endurece su ofensiva contra el movimiento estudiantil

Esta oleada de detenciones es una ofensiva que continúa el cambio de tono del gobierno en los últimos días. El fin de semana, el primer ministro Gabriel Attal explicó que “nunca habrá derecho al bloqueo, nunca habrá tolerancia con las acciones de una minoría activa y peligrosa que intenta imponer sus reglas a nuestros estudiantes y profesores”, mientras que Emmanuel Macron se mostró “favorable” a la intervención policial en las universidades. Estas palabras se pusieron brutalmente en práctica el martes.

En las dos últimas semanas, ya se había enviado a la policía y a una veintena de universidades e institutos de estudios políticos pocas horas después de que se hubieran instalado las ocupaciones, con una utilización sin precedentes de la intervención policial en las universidades. Con las 86 detenciones, el gobierno ha decidido endurecer aún más la presión sobre quienes apoyan a Palestina, con una oleada de detenciones inédita desde el 7 de octubre pasado.

La represión contra el movimiento pro-Palestina se intensifica así una vez más, apuntando al epicentro del actual movimiento de protesta, el movimiento estudiantil. La ofensiva se basa en parte en la intimidación: al final del miércoles, casi todos los estudiantes habían sido puestos en libertad sin cargos tras pasar la noche bajo custodia policial [1]. Sin embargo, la custodia policial de uno de los estudiantes de la Sorbona se prolongó, al igual que la de un estudiante de Sciences Po París detenido el martes por la mañana, que finalmente fue puesto a disposición judicial. Por otra parte, tras las detenciones masivas, el Ministro de Enseñanza Superior anunció el miércoles en las redes sociales que el Rectorado “presentará sin demora una denuncia” después de que “varios funcionarios públicos [hubieran] sido violentamente empujados y atacados” en la Sorbona.

En este contexto, la represión de las universidades está lejos de haber terminado, y las detenciones podrían convertirse en la norma. Debilitado y asustado ante la perspectiva de una derrota en las elecciones europeas, que podría ahondar sus contradicciones políticas, el gobierno está decidido a cortar de raíz cualquier tendencia a extender la movilización estudiantil por Palestina. Esta política particularmente represiva sitúa de nuevo a Francia en la vanguardia de la ofensiva mundial contra el apoyo a Gaza, en un momento en que la cuestión vuelve a estar en el centro de la situación internacional y nacional.

Vuelve la polarización en torno al movimiento por Palestina

Después de expandirse en Estados Unidos a partir del 18 de abril, tras el intento de detener la movilización en Columbia arrestando a más de 100 personas, las acampadas estudiantiles por Palestina han empezado a extenderse por todo el mundo en las últimas semanas. Las movilizaciones en Francia, cuyo epicentro fue Sciences Po París, se inscriben en una dinámica más amplia que afecta al Reino Unido, Alemania, España, Irlanda y los Países Bajos en Europa, así como a Oriente Próximo y América Latina.

Este fenómeno, que ha llevado a muchos observadores a buscar paralelos en la experiencia de los años 60 y en la internacionalización de la movilización contra la guerra de Vietnam iniciada en los campus universitarios estadounidenses, especialmente en Columbia, está cambiando la situación en Francia. Como señala Ariane Anemoyannis, asistimos a una extensión pero también a un cambio en el contenido del movimiento:

Mientras que hasta ahora la movilización de solidaridad en Francia se había desarrollado en un terreno “humanista” en torno a una estrategia de cuestionamiento de la diplomacia francesa, el enfrentamiento de la juventud estadounidense con “Genocide Joe” inspira la movilización y las reivindicaciones se dirigen más hacia la complicidad de Francia en las masacres, exigiendo el fin de las asociaciones con los grandes grupos armamentísticos franceses y las universidades israelíes.

Esta dinámica explica el aumento de la represión, pero también el inicio de la polarización política contra las acampadas. Mientras que en las últimas semanas los candidatos a las elecciones europeas han tendido a ignorar las protestas estudiantiles, contentándose con criticar a La France Insoumise (LFI) por su campaña en torno a Gaza, François-Xavier Bellamy visitó Sciences Po París el martes. “Estoy harto de que nuestros institutos, nuestras universidades y nuestras aulas sean tomados como rehenes por quienes los utilizan para hacer avanzar su agenda política”, explicó el candidato de Los Republicanos, el partido de Nicolas Sarkozy, reclamando más represión en un intento que podría desembocar en otros.

Tanto más cuanto que la invasión de Rafah podría estimular la movilización de solidaridad con Gaza. La tensión entre el inicio de la mortífera operación y el dinamismo de las protestas estudiantiles en Estados Unidos ya ha llevado a Biden a cambiar de tono, pero sobre todo a condicionar la entrega de armas ofensivas. Este anuncio no pone en tela de juicio su apoyo estructural a Israel, pero atestigua la agudización de las contradicciones internas del país en vísperas de las elecciones. En Francia, dado que el movimiento por Palestina volvió a tomar las calles el martes en París y en varias otras ciudades francesas, y que las elecciones europeas podrían dar una derrota para Macron, las tensiones también podrían aumentar. En este contexto, existe el riesgo de que, a falta de una reacción contra la represión en curso, acabe primando la huida hacia delante autoritaria y represiva del gobierno.

La urgente necesidad de una respuesta a la altura de la ofensiva

La represión del martes hace más urgente que nunca la necesidad de una respuesta a la ofensiva autoritaria, mientras que las citaciones por “apología del terrorismo” continuaron el lunes, tras una breve interrupción, con el anuncio de la citación de Raphaël Arnault, vocero de la organización antifascista La Jeune Garde. La evidencia es clara: los llamamientos a un frente en defensa de los derechos democráticos y del derecho a apoyar a Palestina, que se escucharon repetidamente cuando Anasse Kazib, Sihame Assbague, Rima Hassan y Mathilde Panot fueron citados por la policía por “apología del terrorismo”, no han producido hasta ahora una respuesta a la altura de los ataques.

En este sentido, la responsabilidad de las organizaciones del movimiento obrero, y en particular de la CGT, que ha permanecido inactiva en las últimas semanas, es abrumadora. Más allá de los pronunciamientos simbólicos, el Primero de Mayo no ha estado a la altura de la bronca y de los peligros de la situación, sin plantear ninguna perspectiva para empezar a romper con una lógica institucional, centrada en el “diálogo social”, que deja el campo abierto a las ofensivas de Macron. A pesar de los ataques autoritarios contra activistas y dirigentes sindicales como Jean-Paul Delescaut y la restricción del derecho de manifestación, las amenazas contra el derecho de huelga y los ataques del gobierno tras el acuerdo negociado en la SNCF sobre las condiciones de los últimos años de vida laboral de los trabajadores ferroviarios previos a la jubilación, la dirección de la CGT permanece en gran medida pasiva.

El miércoles por la mañana, varios centenares de personas se concentraron frente al Palacio Municipal de París (el Hôtel de ville) para exigir la liberación de los estudiantes detenidos. La movilización reunió a un amplio frente de organizaciones, entre ellas Révolution Permanente, LFI, Les Écologistes, Solidaires, FSE, UNEF, Urgence Palestine, NPA-L’Anticapitaliste, NPA-Révolutionnaires y Tsedek, que compartían el objetivo de hacer frente a la represión. Este objetivo sigue estando en la mente de muchos actores políticos y de los movimientos sociales. Sin embargo, la secretaria general de la CGT, Sophie Binet, y la dirección de la confederación han guardado silencio sobre la represión en la Sorbona, de manera que la respuesta unitaria se queda sin una fuerza implantada a lo largo y a lo ancho del país capaz de hacerse oír ampliamente. En un contexto en el que la radicalización del gobierno contra los estudiantes solidarios con Palestina amenaza directamente al movimiento obrero y a todas las fuerzas de oposición, es urgente exigir un cambio de rumbo.

En un comunicado de prensa emitido el jueves, el sindicato SUD Educación hizo un llamado a “ampliar la movilización y la solidaridad” contra “la represión y los ataques a la libertad de expresión en apoyo a los palestinos en la enseñanza superior”, haciéndose eco de muchas de las reivindicaciones de los estudiantes. Más que nunca, las direcciones del movimiento obrero, las organizaciones feministas, antirracistas y ecologistas solidarias con Palestina, y los intelectuales progresistas del país, deben estar codo con codo con los estudiantes.

Ante la represión sin precedentes que se ha producido en la Sorbona en los últimos meses, debemos expresar nuestra firme denuncia y exigir que se retiren los cargos, que se ponga en libertad a todos los detenidos y que se ponga fin a la intervención policial en las universidades, al tiempo que sostenemos el derecho a defender a Palestina en un momento en que el genocidio puede acelerarse. Estas reivindicaciones deben estar en el centro de una vuelta a movilizarse, en el contexto de las próximas jornadas de lucha por Palestina, y ser una palanca para empezar a construir una respuesta global en las calles y a través de huelgas.

Traducción: Guillermo Iturbide


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NOTAS AL PIE

[1Como señala Libération: “Se retiraron y desestimaron 34 cargos por no ser la infracción lo suficientemente grave”, mientras que “se retiraron 3 cargos y se citó a las personas de nuevo para una audiencia libre en una fecha posterior por el delito de participar en una manifestación prohibida”. Un activista “fue citado a comparecer ante el fiscal delegado por posesión de artefactos incendiarios con el fin de pagar una contribución ciudadana”, un procedimiento que rara vez desemboca en la adopción de medidas. Además, “se levantaron 47 detenciones policiales para proseguir la investigación preliminar, en particular las denuncias pendientes, el tratamiento de las imágenes de videovigilancia y las comparecencias de testigos en su caso”. Solo se prorrogó la detención policial de una persona “por actos de violencia contra un vigilante de seguridad privada”, indicó la fiscalía.
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