Se profundiza el aislamiento del presidente de la Cámara de Diputados y opositor al gobierno Eduardo Cunha (PMDB-RJ) luego del anuncio de que sus aliados de derecha, el PSDB, pasaron a defender que sea investigado.
Viernes 13 de noviembre de 2015
Si ayer en la Cámara se esbozaba que sería difícil mantener la alianza con Cunha por la fragilidad de la autodefensa del presidente del recinto sobre las acusaciones de fraude a las que está sometido, hoy la bancada del PSDB dio a conocer una nota oficializando esa ruptura. Días antes, el senador y ex candidato a la presidencia Aécio Neves (PSDB) ya había hecho declaraciones que indicaban esa probable ruptura.
El principal argumento ofrecido en la nota son los mismos que se vertieron en las declaraciones de Aécio: “La bancada del PSDB en la Cámara considera insuficientes las explicaciones presentadas por el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha (PMDB-RJ), en entrevista en último fin de semana, frente a la contundencia de las denuncias y documentos ya conocidos sobre la existencia de cuentas a su nombre y de su familia en el exterior”. Esto no es más que demagogia ya que el PSDB se quiere pintar de “buen tipo” cuando en realidad está involucrado en diversos escándalos de corrupción, incluso en el escándalo de Petrobrás conocido como Lava Jato.
Sin embargo, tanto la nota como el propio Aécio en entrevista realizada ayer, afirman que los representantes del partido en el Consejo de Ética de la Cámara serán favorables a la apertura de investigación respecto de las denuncias contra Cunha, posición que expresa la ruptura de la alianza “cordial”, en palabras de Aécio, entre el PSDB y Cunha por el impeachment (destitución) de la presidenta Dilma.
Eso muestra que Cunha se consolidó como una figura incapaz de llevar adelante un proceso de impeachment contra Dilma, hecho que ya se venía configurando a través de los acuerdos “ni yo, ni vos” entre Cunha y el PT. Pero más importante aún, muestra que el mismo PSDB, que se ubica como oposición a favor del impeachment de Dilma, está del lado, como siempre lo estuvo, de los sectores de la burguesía, como los de la industria y los banqueros, que necesitan una estabilidad política para la aplicación de los ajustes y ataques a la clase trabajadora que ya vienen siendo implementados por el gobierno de Dilma. Estos sectores por lo tanto se ubican en contra de este agente desgastado de inestabilidad que es Cunha.
La tendencia que vienen buscando los empresarios y el gobierno de Dilma – de estabilidad política y alianza de los partidos del orden para atacar a los trabajadores – gana contornos de mayor efectividad. Solo una política de la clase trabajadora organizada desde la lucha de clases para frenar estos ataques y con legítimos representantes de los trabajadores y del pueblo pobre en las elecciones, que luchen para terminar con los privilegios, para que los políticos y altos funcionarios del Estado ganen lo mismo que una docente, puede hacer que los capitalistas paguen por la crisis que ellos mismos crearon.