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Red Internacional
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Política. El paro nacional y después: el enfrentamiento entre Cristina y los sindicatos

Con el contundente paro nacional del 31M, el movimiento obrero volvió al centro de la escena. Cristina Kirchner respondió profundizando su enfrentamiento con los sindicatos. Las posibles nuevas medidas de fuerza y los desafíos de la izquierda.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Jueves 2 de abril de 2015

Foto: Composición Enfoque Rojo

Con el contundente paro nacional del 31M, el movimiento obrero volvió al centro de la escena, después de la larga tregua que le habían ofrecido al gobierno los dirigentes de las centrales opositoras. Luego de la “crisis Nisman”, y en el marco de la agenda electoral de los candidatos de los partidos tradicionales, la fuerza de millones de trabajadores paralizando el país y protagonizando piquetes volvió a instalar los reclamos de los trabajadores en la política nacional. La clase obrera hizo una demostración de fuerzas, y queda un nuevo ánimo para exigir la continuidad de las medidas de fuerza, para las paritarias y para luchar contra los ataques, así como nuevos desafíos para la izquierda y el sindicalismo combativo.

La respuesta del gobierno nacional al paro fue redoblar su enfrentamiento con la clase obrera y los sindicatos, polarizando la situación al atacar el reclamo central del paro (el impuesto al salario) y buscando dividir a los trabajadores: la Presidenta sostuvo en su discurso del mismo día del paro que “me duele que quienes tienen un trabajo bien remunerado se olviden de los que todavía están afuera, y hagan un paro porque tienen que ceder un poco de su sueldo para otros compañeros”.

De esta forma, el gobierno reconoció la dura situación de millones de trabajadores tras doce años de gobiernos kirchneristas, con un 50% de ellos que, lejos de pagar impuesto al salario, ni siquiera alcanza un sueldo de $5500, en un marco de alto trabajo no registrado y precarización laboral.

Sin embargo, para Cristina Kirchner la culpa de esta situación no la tiene ni su gobierno, ni los empresarios que se la “llevan en pala”, ni el sistema impositivo que no grava, por ejemplo, ni a la renta minera ni a la financiera. Para la Presidenta los responsables son los trabajadores “egoístas” que no quieren pagar el impuesto al salario, que en muchos casos afecta a trabajadores a los que apenas les alcanza para sostener una familia y pagar un alquiler. Para CFK son éstos los que tienen que “ceder un poco de su sueldo”. Busca enfrentar a trabajadores contra trabajadores. Ni hablar de tocar los intereses de los grupos económicos concentrados. Otro punto donde el “relato” hace agua.

Un discurso para la tropa propia

Con este discurso, CFK busca consolidar su propio espacio, y dividir a los trabajadores. Lejos estamos de aquel 54% de las elecciones de 2011, cuando sectores mucho más amplios aún depositaban confianza en el kirchnerismo. En el plano sindical, esto se expresó no sólo en la contundencia del paro, sino también en que Antonio Caló, dirigente de la CGT oficialista, tuvo que dar “libertad de acción” frente a la medida. En un delicado equilibrio, el día posterior al paro, el líder de la UOM participó de un acto oficialista y afirmó que “el 80%” de los metalúrgicos fueron a trabajar el día del paro. En el fin de ciclo ya todos piensan en cómo acomodarse para el gobierno que viene, y tanto este dirigente como el del SMATA, Pignanelli, están entre los que ya dieron públicamente su apoyo a la candidatura de Scioli.

Pero no es sólo eso. Como reconociera ayer el columnista de La Nación Joaquín Morales Solá, en este cambio de posición de algunos dirigentes sindicales frente al paro influyó también el hecho de que les preocupa “perder sus propios gremios a manos de la izquierda que les muerde los talones. Ese riesgo lo tienen todos los sindicatos ortodoxos, estén en la vereda que estén”. Sindicatos como la alimentación, con peso del PTS y los sectores combativos en distintas comisiones internas, es un ejemplo de este “peligro”.

La gimnasia de lucha que viene realizando la clase obrera en los últimos años, buscando evitar pagar los costos de la crisis económica, abre nuevas posibilidades para la izquierda: ése es uno de los principales motivos por los cuales la burocracia sindical llama a medidas sin asambleas y pasivas, sin unificar las demandas de todos los sectores de la clase obrera, y lo más controladas posibles, llamándolas sólo en la medida en que le sirvan para defender sus intereses de casta y negociar con la fuerza de los trabajadores su lugar y sus prebendas dentro del régimen político. En esto coinciden la burocracia sindical, el kirchnerismo y opositores de derecha: mientras Cristina Kirchner le dio todo su apoyo, por ejemplo, a Pignanelli contra los delegados y activistas combativos de Lear, Macri le prometió ya varias veces a la burocracia sindical (a Moyano particularmente) que, de ser presidente, la ayudará a “sacar a los zurdos” de los sindicatos.

Desde la izquierda y el sindicalismo combativo golpeamos juntos y marchamos separados: tomamos en nuestras manos las medidas de fuerza cuando los reclamos son justos, haciendo el paro activo con asambleas y con piquetes, pero levantando todas las demandas de los trabajadores, y lo hacemos en la perspectiva de recuperar los sindicatos, planteando también otra salida a la crisis nacional, distinta a estos dirigentes que buscan acomodarse con Scioli, Macri o Massa.

La continuidad del plan de lucha

Ayer Omar Maturano, Secretario General de La Fraternidad, el sindicato de los conductores de trenes, salió a responderle a la Presidenta y a anunciar que el 14 de abril se reunirán los dirigentes de los gremios del transporte para discutir la posible continuidad del plan de lucha. La burocracia sindical se enfrenta a un problema en las próximas paritarias, cuando el impuesto al salario, de no modificarse, se comerá buena parte de los aumentos que se consigan en algunos gremios, lo cual puede aumentar la bronca obrera. Sin embargo, la UTA, por medio de uno de sus voceros, condicionó ayer su participación en un nuevo paro a que el mismo sea convocado por las tres CGT.

Desde la izquierda y los sectores combativos exigimos la continuidad del plan de lucha, con asambleas en todos los lugares de trabajo para que decidan las bases, dándole un carácter activo a las próximas medidas e incorporando en los reclamos las demandas de todos los sectores de la clase trabajadora y los sectores populares, no sólo el impuesto al salario.

El kirchnerismo, al atacar al reclamo y al paro, profundiza la polarización entre el gobierno y los sindicatos. Si no modifica el mínimo no imponible o las escalas del impuesto (como se insinúa desde algunos sectores), se puede profundizar la situación con nuevas medidas de lucha de la clase obrera, mientras que si hay algún cambio en el impuesto será un triunfo parcial de las medidas de fuerza y un nuevo punto de apoyo para pelear por todas las demandas de los trabajadores.

Más allá de si la burocracia sindical llama o no a nuevas medidas de fuerza, la clase obrera, con el paro nacional, hizo un nuevo reconocimiento de sus propias fuerzas, percibiendo que sin ella no puede funcionar el país. Este ánimo puede alentar nuevas aspiraciones en las paritarias o en la lucha contra los ataques producto de la recesión, como los cierres, despidos o retrasos en el pago de los salarios.

La política antiobrera de CFK y los desafíos de la izquierda

El segundo mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner empezó y termina enfrentando a la clase obrera y sus sindicatos, buscando que sean los trabajadores los que paguen los costos de la recesión, mientras los empresarios se la siguen “llevando en pala”, como le gusta decir a la Presidenta.

En ese marco, se desarrolla un proceso en el cual sectores de la clase obrera pasan a la oposición al gobierno. El kirchnerismo busca limitarlo polarizando con la derecha y tratando de ser visto como el mal menor. La burocracia sindical busca canalizar la fuerza de la clase obrera hacia distintas variantes de los partidos tradicionales como Scioli, Massa o Macri. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores es la expresión electoral de los sectores que rompen por izquierda con el gobierno, y que en la lucha de clases tiene múltiples expresiones y emblemas importantes con protagonismo del PTS, como Lear, Donnelley y tantos otros que este 31M fueron los que encabezaron la intervención independiente en el paro nacional. Ante el fin de ciclo kirchnerista, está planteado construir una alternativa política de los trabajadores.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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