En uno de los pases más caros de la historia, Gonzalo Higuaín deja el Napoli para integrar el plantel del Juventus. Del sur al norte de Italia y los hinchas del Napoli encienden la histórica pelea.
Gabriela Boyadjian @gabyrub_
Pablo Maltz @pablomaltz
Miércoles 27 de julio de 2016
Hace unos días que la rosca futbolera europea gira en torno al super millonario pase del futbolista Gonzalo “Pipa” Higuaín del Nápoli al Juventus y que en morlacos se tradujo en 90 millones de euros, cuatro menos que el de Cristiano Ronaldo cuando fichó trato en 94 millones del Manchester United al Real Madrid, ubicándose en el ranking de los pases más caros de la historia.
La venta del delantero, desató un escándalo entre los hinchas del Nápoli, el club que Diego Maradona supo sacar adelante y que -con su encanto- posibilitó que un club del sur de Italia ganara el primer scudetto. Suele utilizarse la expresión que reza que del amor al odio hay tramo corto; y así se manifestó ese rabioso pasaje en el accionar de decenas de hinchas que quemaban las camisetas que referenciaban a su ex querido jugador o bien levantaban consignas como “Higuaín infame”. Cierto es que de las tierras sonoras y coloridas del sur donde está asentado el Napoli, más ligado a los sectores obreros y populares de la región, el “Pipa” se va al Juventus en Turín, al norte rico donde se concentra la mayor parte de la actividad industrial de Italia.
La bronca de la hinchada de Nápoli sólo se entiende cuando analizamos la identidad y el sentido de pertenencia que generan muchos clubes a lo largo del mundo. De otra forma no se entendería que el goleador del torneo, que hizo 36 goles en 35 partidos y fue pieza clave del equipo que clasificó a la fase de grupos de la próxima Champions League, genere semejante rechazo. Y hay más: Higuaín ganó la Copa Italia y la Supercopa de Italia con el Nápoli.
Las voces de los argentinos que en algún momento estuvieron ligados al club de la Italia septentrional, comenzaron a sonar. Maradona no se contuvo y expresó dolor porque Higuaín “va a un rival directo, como la Juventus. Pero tampoco se le puede echar la culpa al jugador” y apuntó a los empresarios que se benefician, sin importarles la opinión de la hinchada. Roberto “Pampa” Sosa que jugó en el club entre los años 2004 y 2008 expresó que, “Lo de Higuaín fue un puñal al corazón de los hinchas. Es imposible que vuelva”.
La mercantilización del fútbol alcanza a la magnificencia de los pases, contratos poderosos con famosas marcas, cambios en el ritmo de vida de los jugadores profesionalizados que tienden a transformar su condición social de existencia. Pero hay un plus que supera todo tipo de comercialización y marketing y tiene que ver con el sentimiento, la pasión del hincha, el tifosi que flamea los trapos y siente en su piel cada jugada, cada gol y que queda como rehén de los pases de los jugadores porque no recibe dinero a cambio. Es el que delira con la camiseta sudada por el buen juego.
De la cuestión meridional y al Bienio Rojo Italiano
En este caso, la contienda entre hinchas y el pase de Higuaín se debería enmarcar en las históricas diferencias, de alguna manera impuestas desde arriba, a los habitantes de la Italia meridional y los de la septentrional. Si se toma la cuestión desde un punto de vista marxista, para Antonio Gramsci, la unificación de Italia como nación burguesa se realizó dentro de los límites impuestos por la alianza entre los sectores de la burguesía del norte con los terratenientes del sur durante el proceso conocido como Risorgimento (Resurgimiento) sin otorgar la tierra ni concesiones al campesinado como era la demanda esencial de reforma agraria que sí había otorgado la Revolución Francesa. En la formulación de enero de 1920, se capta el embrión de la concepción gramsciana de la cuestión meridional, que expresa, “La burguesía septentrional ha oprimido la Italia del sur y las islas y las ha reducido a colonias de explotación, el proletariado del norte, emancipándose de la esclavitud capitalista, liberará las masas campesinas meridionales sometidas a la banca y al industrialismo parasitario del Septentrión”.
La ciudad de Turín, ahí donde reside el Juventus, edificada alrededor de grandes fábricas automotrices, uno de los centros industriales más importantes de toda Italia y que reunía la flor y nata de la clase obrera italiana en agosto de 1919 vio el surgimiento, en la fábrica automotriz FIAT, de los primeros consejos (organismos de autoorganización obrera) de fábrica que luego se generalizaron por todo Turín, hecho que abrió el período conocido en la historia como el Bienio Rojo Italiano. Proceso que puso a la clase obrera de la península itálica, durante los años 1919 y 1920, a un paso de conquistar el cielo por asalto pero que algunas limitaciones impidieron que sucediera. Por un lado, ante el surgimiento de los consejos se tornaba imperante la construcción de organismos de frente único obrero que incluyera a los campesinos pobres, para pegar un salto sobre los límites que imponían los sindicatos burocratizados con su organización tradicional. Y con esto, la ausencia de un partido revolucionario que pudiera transformar la enorme fuerza social en la cabeza de todos los oprimidos de la sociedad italiana, hacia la toma del poder.
Mientras tanto, la mercantilización del fútbol reproduce las relaciones de odio entre los hinchas, en este caso de dos squadras de regiones antagónicas a lo largo de la historia.
Te puede interesar: El bienio rojo italiano y los consejos de fábrica