El instituto de estadísticas de Brasil acaba de publicar nuevos datos correspondientes al mes de abril. La inflación acumulada en 12 meses estuvo en torno al 12%. El índice de difusión, que calcula cuánto se ha extendido la inflación a otros artículos del mercado, ronda el 75%, el más alto jamás registrado.
Miércoles 4 de mayo de 2022 12:01
Una encuesta realizada por el Instituto Brasilero de Geografía e Estadística (IBGE) para abril muestra que el poder adquisitivo del Real, la moneda brasileña, cayó un 30% en los últimos 5 años.
Sumado a eso, el ingreso medio de los brasileños cayó un 8%.
El IPCA-15, índice calculado por el IBGE presentó nuevos registros. La inflación acumulada en 12 meses estuvo en torno al 12%. El índice de difusión, que calcula cuánto se ha extendido la inflación a otros artículos del mercado, ronda el 75%, el más alto jamás registrado. De los 367 productos y servicios relevados, 289 se encarecieron en abril. El aumento de los precios de los combustibles es el principal factor de esta lista, empujando al alza otros productos y servicios.
Para darse una idea, R$ 50 de hoy equivalía a R$ 85,99 en 2013. El efecto de la inflación y el estancamiento salarial repercute principalmente en el bolsillo de la mayoría de los trabajadores del país. En 11 capitales donde se realizó la investigación, los artículos de la canasta básica equivalen a más de la mitad del salario mínimo.
A este escenario se suma que 12 millones de personas están desocupadas en el país, sin contar los que ya dejaron de buscar trabajo.
Los grandes medios y el estáblishmento político y económico presenta esta noticia catastrófica como resultado directo de la pandemia, la guerra en Ucrania y la crisis del agua, respectivamente, como los principales factores del repunte de la inflación. Sin embargo, y si bien estos elementos constituyen una presión sobre los precios internos y externos, el conjunto de leyes ajustadoras de los últmos años incluidos los del golpista Michel Temer y los del ultraderechista Bolsonaro, son los responsables de la perdida significativa del poder de compra de los brasileños.
Desde el congelamiento de los salarios de trabajadores públicos durante 20 años atados al crecimiento, aprobada bajo Temer, hasta las modiciaciones en las leyes laborales, la precarización, y la carta blanca a los empresarios bajo Bolsonaro, contribuyeron directamente con esta situación.
Mientras que los grandes empresarios especulan permanentemente aumentando los precios para garantizar sus ganancias sin ningún tipo de control, los sueldos de los trabajadores se encuentran estancados o corren muy por detrás de la inflación.