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Red Internacional
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Brasil. El primer ministro de Lula en caer es un militar

Se trata de Gonçalves Dias, ex ministro del Gabinete de Seguridad y figura clave para la relación entre Lula y las FFAA. En un video filtrado se lo ve circulando por el palacio del planalto durante los actos golpistas del 8 de enero.

Lunes 24 de abril de 2023 20:21

La aparición en un vídeo filtrado del ex ministro del GSI (Gabinete de Seguridad Institucional) Gonçalves Dias circulando por el Palacio de Planalto (casa de gobierno) el 8 de enero, durante las acciones golpistas, fue responsable de la rápida caída del primer ministro del gobierno Lula-Alckmin, figura clave en la relación con los militares y que abrió una importante crisis en el gobierno.

El vídeo muestra a Gonçalves Dias abriendo una de las puertas del Palacio, cerca del despacho del Presidente, para que salgan los golpistas, mientras otros militares del GSI los saludan y les ofrecen agua. Tras las repercusiones, Gonçalves Dias puso su renuncia a disposición de Lula, que la aceptó rápidamente para intentar contener la crisis. Han surgido especulaciones sobre el origen de la filtración sin que hasta el momento haya una fuente definida, pero sin duda el bolsonarismo es el que más se beneficia porque refuerza el discurso de la implicación de Lula con los actos golpistas del 8 de enero. Las rápidas consecuencias también tienen que ver con el intento del Gobierno de contener esta retórica en la medida de lo posible.

Gonçalves Dias es conocido por ser el general más cercano a Lula, ya que fue jefe de su seguridad personal en sus dos primeros mandatos, jefe de seguridad durante el mandato de Dilma y jefe de la campaña electoral de Lula en 2022. El general era considerado amigo personal de Lula por este antecedente y por esta razón ocupaba un cargo tan importante en el GSI que durante el gobierno bolsonarista fue ocupado nada menos que por el general Augusto Heleno. La salida de Gonçalves Dias quema quizás el único puente que el gobierno aún tenía con las Fuerzas Armadas, planteando un nuevo desafío en la relación establecida con los militares.

Ricardo Capelli, que también fue el interventor federal en seguridad pública en Brasilia tras el golpe de Estado, fue nombrado jefe interino de la GSI, otra situación a resolver para el gobierno, que nombró a un civil para el cargo que ha sido un símbolo de la presencia militar en el régimen. Mucho se ha cuestionado la gestión de Gonçalves Dias, que no realizó los cambios esperados en el equipo del GSI que fue formado por Heleno en el mandato pasado, una de las marcas del intento del gobierno Lula de buscar un pacto con la alta cúpula de las Fuerzas Armadas.

Lula y el Partido dos Trabalhadores han justificado su desconocimiento de los hechos, diciendo que el propio presidente habría pedido acceso a los vídeos del Palacio de Planalto y habría sido informado de que tales grabaciones ya no existen. Esta filtración fue la que permitió la posibilidad de que el bolsonarismo articulara un discurso que intenta comprometer al gobierno dentro de un momento defensivo, justo después de que los primeros 100 acusados en los actos del 8 de enero se convirtieran en imputados. Este es otro ejemplo de la difícil situación en la que se encuentra el Gobierno porque en nombre del pacto con los militares, e incluso con el poder judicial, no investigó seriamente la implicación de los cuarteles y mucho menos de los financiadores de los campamentos golpistas.

Ahora, con la inminencia de la apertura de una Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación (CPMI), el gobierno se ha reubicado para intentar marcar la agenda. Lula ya anticipó que el desgaste político sería grande con la CPMI en el Congreso, pero ante la crisis se ha vuelto inevitable actuar para impedir el avance de la oposición a Bolsonaro, donde tendrá lugar la disputa entre los informes oficialistas y opositores, y evitar que se entorpezcan las agendas del Congreso. La tendencia es que el arco de fuerzas del frente amplio que se configuró pos 8 de enero vuelva a reunirse en torno a esta CPMI, y no está claro cuáles pueden ser las consecuencias para los intereses de la propia oposición bolsonarista. Un escenario de inestabilidad es lo que se presenta para el gobierno que además de haber perdido su principal puente con los militares tendrá que lidiar con las sorpresas que puedan aparecer en una CPMI, Lula volverá de Europa con muchas cosas con las que lidiar.