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Red Internacional
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Diversidad Sexual. El teje de los vínculos amistosos, sexuales y amorosos en #putxsbizarrxs

Con casi cuatro mil miembros el grupo de Facebook se convirtió en una plataforma de encuentro, debate, ocio y organización de diversas personas de todo el país. Entrevistamos a Nino Zancocchia, uno de sus administradores.

Tomás Máscolo

Tomás Máscolo @PibeTiger

Martes 5 de enero de 2016

La bienvenida al grupo dice avalar "la promiscuidad y el consumo recreativo de drogas, tenemos una marcada tendencia a posicionarnos a la izquierda del espectro político, una feroz vocación antipatriarcal y anticlerical y el deseo de hacer causa común con todas las criaturas oprimidas de este mundo". Tiene varios administradores, pero en esta entrevista el protagonista es Nino.

¿Cómo fue que empezó #putxsbizarrxs?

La circunstancia puntual que precipitó la decisión de crear el espacio fue que me expulsaran por segunda vez de un grupo gay por hacer publicaciones y comentarios de un marcado carácter político y sobre todo por polemizar muy acaloradamente con otros miembros a raíz de esas intervenciones –a veces de manera muy agresiva, lo admito–. Antes de expulsarme por última vez me dijeron: “creá tu propio grupo”. Y les hice caso, con la salvedad de que el grupo que nació luego de ese episodio nos pertenece a todas las personas que participamos activamente en él y lo cuidamos.

Sin embargo, la necesidad de un espacio que sirviera tanto para cultivar amistades como para problematizar colectivamente el mundo en que vivimos, y sobre todo que estuviera dirigido a quienes ejercemos alguna forma de disidencia sexo-genérica, no nació con esa expulsión, ni era una inquietud exclusivamente mía, sino que se trata de una necesidad colectiva e histórica.

Todas las personas no heterosexuales que vivimos bajo el yugo de la “dictadura hétero” tarde o temprano tenemos que enfrentarnos a la misma disyuntiva desoladora: o bien ejercemos nuestra diferencia a escondidas y tratamos de parecer heterosexuales, o bien manifestamos nuestra disidencia abiertamente y nos exponemos a las severas represalias que se toman en todas las esferas de la vida social contra quienes transgredimos el sagrado orden natural, ya que aún en los países que tienen legislaciones de avanzada en materia de reconocimiento e integración de la diversidad sexo-genérica, como el nuestro, se nos sigue acosando hasta el suicidio, se nos sigue expulsando de nuestros hogares o de nuestros trabajos y también se nos sigue violando, torturando y asesinando a sangre fría por desobedecer el mandato de heterosexualidad que pesa sobre todo el mundo.

En ese contexto de exterminio, los únicos espacios donde tenemos más o menos garantizada nuestra aceptación son aquellos que constituyen el “ambiente”; es decir, el conjunto de circuitos urbanos y digitales especialmente dirigidos a personas no hétero/no cis. A menudo los gays lo suficientemente masculinos y las lesbianas lo suficientemente femeninas como para pasar desapercibidxs afirman que el ambiente es un ghetto de autosegregación que fomenta prácticas sociales discriminatorias, pero para quienes nunca tuvimos la posibilidad de camuflarnos de heterosexuales continúa siendo un refugio invaluable que posibilita el ejercicio de nuestro deseo e incluso nuestra supervivencia.

Eso no significa que el ambiente esté exento de graves problemas. Uno de ellos consiste en que la mayoría de sus circuitos priorizan la imagen, desalientan el diálogo y están casi exclusivamente orientados a promover y facilitar los encuentros sexuales en desmedro de cualquier otra forma de vincularse. Quizás la predominancia de la comunicación visual sea un vestigio de épocas en las que nuestro deseo no podía ser verbalizado, y la focalización en el sexo sea una respuesta a tantos siglos de prohibición y penalización de nuestra sexualidad. En cualquier caso, esas tendencias nos han permitido desarrollar una relación muy libre con el sexo, pero al mismo tiempo han generado una notoria escasez de espacios de sociabilidad alternativos que nos permitan vincularnos a partir de afinidades que excedan la mera atracción sexual/visual. Es esta carencia sistémica de espacios del ambiente protagonizados por la palabra y orientados al desarrollo de redes afectivas la que engendró a #putxsbizarrxs.

Y con respecto al nombre, para entender su relación con las motivaciones que le dieron origen al espacio me parece necesario señalar que quienes participamos desde el comienzo entendemos la palabra “bizarrx” como un sincretismo de su vertiente italiana, que significa ‘valiente’ o ‘iracundx’, y su versión francesa, que significa ‘extravagante’, ya que, al decir de Lohana Berkins: “en un mundo de gusanos capitalistas hace falta coraje para ser mariposa”.

¿Qué esperaban, qué se dio y qué te sorprendió de todo el proceso de conformación?

Yo no tenía muchas expectativas, sino más bien curiosidad por lo que pudiera resultar, así que todo lo que se desencadenó desde la creación del grupo me sorprendió bastante.

En primer lugar, lo que más me llamó la atención fue el gran interés que despertó, ya que si bien sospechaba sobre la existencia de una necesidad colectiva de este tipo de espacios, también temía que por su orientación feminista y de izquierdas fuera a crecer a cuentagotas.

Pero su crecimiento fue exponencial, y atrajo a personas de las más diversas configuraciones sexo-genéricas y raciales, procedencias geográficas, extracciones de clase, niveles educativos, profesiones, tipos de activismo y pertenencias institucionales, a tal punto que una chica trans participa desde la cárcel mientras que otrxs miembros son candidatos a legisladores, trabajan en la tele o viven en Japón; distintas facciones troskistas conviven con anarquistas, socialistas, kirchneristas y alguna que otra macrista infiltrada; el veganismo se entrecruza con el activismo gordo, el BDSM, el activismo trans y el amor libre. Como era de esperarse, semejante popurrí derivó rápidamente en ásperas discusiones políticas y filosóficas de muy diversos temas, pero también en publicaciones anecdóticas y humorísticas, relatos de conflictos amorosos, familiares y laborales, pedidos de ayuda para abortar, cortar con relaciones abusivas o salir del clóset, convocatorias a marchas, consultas de toda índole, escraches y también peleas en el barro. Probablemente en esa combinación ecléctica de contenidos solemnes y frívolos, sociales y autobiográficos, polémicos y amistosos radique la vitalidad del grupo.

Lo que no me imaginaba ni remotamente es todo lo que iba a aprender, no sólo de los temas debatidos y los vínculos construidos, sino en especial sobre el difícilísimo arte de cohabitar un espacio al cual se siente pertenecer con adversarixs políticxs y personas que no se soporta. En un comienzo la intransigencia y la beligerancia con las que se abordaban todos los conflictos eran abrumadoras, pero con el tiempo se fue desarrollando una actitud general un poco más permeable, prudente y conciliadora. O al menos eso me gustaría creer...

La mejor sorpresa fue la cantidad de vínculos amistosos, sexuales y amorosos que se empezaron a tejer a pesar de esa conflictividad exacerbada -o quizás gracias a ella- tanto en el plano digital como en los picnics, fiestas y reuniones esporádicas que se fueron organizando a lo largo de estos dos años y medio.

Otra cuestión que merece ser mencionada es que el grupo fue cerrado ¡dos veces! a raíz de denuncias anónimas. Ya contamos con una mitología propia que incluye detractorxs y más proscripciones que el peronismo.

¿Lo creés positivo para la militancia de la diversidad sexual?

Actualmente el grupo no se está utilizando como plataforma para organizarse y gestionar actividades políticas concretas que trasciendan el plano digital, pero creo que tiene mucho potencial para derivar en eso. Una función política muy interesante que a mi criterio sí desempeña es la de habilitar un diálogo muy fluido y fructífero entre quienes tenemos inquietudes y posturas políticas pero no activamos, quienes se consideran activistas independientes y quienes militan en partidos, agrupaciones u organizaciones. Lxs activistas y militantes tienden a la endogamia y rara vez confluyen en un mismo foro con adversarixs políticxs; en este grupo el entrecruzamiento es constante y muy estimulante.

¿Por qué pensás que se diferencia tanto de los demás grupos LGTTTBIQ donde se expresan más posiciones "caricaturescas" de la identidad u orientación sexual?

Los estereotipos, el sentido común, los prejuicios y la violencia hacia grupos oprimidos están tan presentes en #putxsbizarrxs como en cualquier otro grupo; lo que puede marcar una diferencia es que en éste tratamos de problematizar esos fenómenos cada vez que se manifiestan, ya que ése es uno de los principales propósitos que motivaron la creación del espacio.


Tomás Máscolo

Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.

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