El 11 de marzo de 1973 el peronismo volvía a ganar las elecciones en el marco del ciclo de movilizaciones obreras y populares abierto por el Cordobazo, pero el presidente fue Cámpora.
Alicia Rojo @alicia_rojo25
Miércoles 10 de marzo de 2021 20:00
¿Por qué la candidatura de Cámpora?
El ascenso obrero y popular comenzado en mayo de 1969 a partir del Cordobazo -con el posterior desarrollo de las movilizaciones populares y el surgimiento de sindicatos combativos y clasistas- convenció a las clases dominantes de la necesidad de buscar una vía de contención de la insurgencia obrera [1]
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El régimen proscriptivo y represivo inaugurado por la llamada Revolución Libertadora tras la caída del peronismo en 1955, -que atravesó los gobiernos de radicales y militares y venía enfrentando la Resistencia obrera [2] - abrirá bajo la presidencia del general Lanusse una salida electoral jugando la carta del regreso de Perón. Lanusse fue el encargado de diseñar la política que permitiera incorporar al peronismo en una compleja operación política que culminó en el Gran Acuerdo Nacional que se establecía sobre la base de la legalización del partido peronista y la apertura electoral.
Junto con esta política el gobierno recrudeció la represión para doblegar la movilización social; atacando, especialmente, a las más importantes expresiones de lucha y organización como fueron los sindicatos clasistas cordobeses que enfrentaron no solo a la patronal de Fiat sino a la burocracia sindical peronista y avanzaron en una perspectiva anticapitalista.
El acuerdo levantaba la proscripción del peronismo pero no la del líder del movimiento. Héctor Cámpora fue designado delegado de Perón en las negociaciones hacia el proceso eleccionario pero era el general quien estaba detrás de la constitución del FREJULI [3], el frente con el que el peronismo competiría en las elecciones. Y fue Cámpora finalmente el candidato designado.
El “Tío” lo llamó la juventud peronista. La agrupación kirchnerista que retoma su nombre lo explica así: “Cámpora convoca a la juventud como ningún otro dirigente histórico del peronismo lo hizo. Empieza a conocer a los pibes y pibas de la izquierda peronista. Si el Viejo era Perón, ellos concluyen que Cámpora es el Tío. La analogía es perfecta: el Tío es ese hermano de papá, el que viene el fin de semana a comerse un asadito en casa. Con él podemos hablar sin tapujos, nos saca de algún apuro, nos da algún que otro consejo. El Tío.” [4]
Es que Cámpora resultaba un buen candidato para reunir y encauzar las expectativas de la juventud peronista que vio en su figura -si bien acompañada del conservador Vicente Solano Lima- el dirigente que respondería al ala más combativa del movimiento y a sus aspiraciones. Pero a la vez, el “Tío” guardaría con Perón la lealtad necesaria para resignar el poder poco después de asumirlo y darle cabida al “Viejo”. Así, a su vuelta Perón desplazaría a los sectores juveniles y combativos del movimiento, dejaría el camino libre a la derecha, fortalecería a la burocracia sindical, organizaría la represión de la vanguardia. Un plan para desactivar el proceso revolucionario abierto en el 69.
Como plantean Ruth Werner y Facundo Aguirre: “La llegada de Cámpora a la presidencia se basa, entonces, en un extendido acuerdo burgués, que incluye al mismo Perón, a las FFAA, a todos los partidos políticos patronales, a la burocracia sindical y en un principio a la llamada Tendencia Revolucionaria de la Juventud Peronista (JP). Pero este nivel de coincidencia sobre lo más inmediato, este ‘consenso’ coyuntural pronto se disipará por la lucha interna entre la derecha del peronismo y los montoneros.” [5]
Y la lucha de clases ocupará aquí un papel central. Se pondrá en evidencia que si la clave del desvío del ascenso de los 70 fueron las expectativas de las masas en el retorno de Perón, estas se expresarían; y lo hicieron en una serie de luchas que dieron lugar al fortalecimiento de la vanguardia obrera, al crecimiento del peso de las corrientes de izquierda en el proletariado y a un importante proceso de experiencia de la clase obrera con el peronismo en el poder.
Cámpora da comienzo al tercer gobierno peronista
Las elecciones se celebraron el 3 de marzo de 1973 y el FREJULI ganó por amplísima mayoría. Cámpora asumió poco después, el 25 de mayo. Acorde con las expectativas generadas por el retorno del peronismo al poder, su asunción fue acompañada por decenas de miles de trabajadores. Ese día 40.000 manifestantes se dirigieron al Penal de Villa Devoto para exigir la inmediata libertad de todos los presos políticos y asegurarse su liberación, sin esperar la sanción de la ley de amnistía prometida. Cámpora debió decretar esa misma noche el indulto a todos los presos políticos. Fue el “Devotazo”, la primera movilización durante el gobierno peronista y un acto de justicia con los miles de perseguidos por el “régimen libertador”.
Poco después intentará llevar a la práctica la tarea de “paz social” que venía a cumplir: en junio el gobierno firmó con la CGT y la CGE, la central empresarial, un acuerdo conocido como Pacto Social que establecía el congelamiento salarial por dos años, el congelamiento de precios y la supresión de las negociaciones colectivas.
El 20 de junio Perón regresaba al país; una multitud lo esperaba en Ezeiza, pero el líder no se presentará ante ella. En cambio, su llegada fue el escenario del feroz ataque de la derecha peronista contra la izquierda del movimiento, la llamada “masacre” de Ezeiza. Al día siguiente, el general decía por televisión: “Es preciso volver a lo que fue en su hora el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del trabajo a casa, porque sólo el trabajo podrá redimirnos de los desatinos pasados”. Sin embargo, ya los propios trabajadores estaban demostrando que los “apotegmas” peronistas habían sido resignificados en su conciencia por años de lucha en defensa de sus conquistas.
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Efectivamente, la asunción del gobierno peronista no implicó un descenso de la conflictividad, aunque ahora las luchas estaban alentadas por las ilusiones y las expectativas de los trabajadores en el peronismo, estas abrieron una etapa caracterizada por un aumento de los conflictos sindicales en las principales fábricas del conurbano bonaerense y multitud de establecimientos educativos y organismos estatales. Se dio así una oleada de luchas por recuperar el terreno perdido en los años previos con huelgas y ocupaciones de lugares de trabajo y de universidades. Con la CGT inmersa en el Pacto Social, este proceso se dio contra la burocracia sindical, fueron las “rebeliones antiburocráticas”. Vale mencionar como ejemplo la emblemática lucha de los Astilleros Astarsa que combinó la huelga, la ocupación de la empresa a partir de una amplia asamblea de trabajadores y la constitución de una Comisión de Seguridad e Higiene para controlar las condiciones de trabajo.
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Así, pese a la política de conciliación nacional de Cámpora, la situación amenazaba con derrumbar el andamiaje del Pacto Social; un golpe de la derecha del movimiento obligará a la renuncia de Cámpora en julio de 1973. Lastiri, presidente de la cámara de diputados asumió interinamente el gobierno y se convocó a nuevas elecciones. La fórmula Perón-Perón (con la esposa del líder, Isabel, como vicepresidenta) triunfó ampliamente.
Perón nuevamente en el gobierno reafirmó el Pacto Social, manteniendo el congelamiento salarial: los aumentos sólo podían ser decididos por el gobierno y según la productividad del trabajo. Por otro lado, reafirmó la colaboración de la burocracia sindical y profundizó la represión a la vanguardia con el impulso a la Triple A.
Sabemos, sin embargo, que las luchas y la organización se mantuvieron y con la muerte de Perón en julio de 1974 y la asunción de Isabel se agudizaron las contradicciones y el ascenso obrero y popular pegó un salto. Así, si el peronismo no logró derrotar la movilización que lo enfrentó directamente, sí sirvió para desviar el desafío anticapitalista que abrió el Cordobazo; será la dictadura militar la que derrotará con sangre aquel ensayo revolucionario.
Te puede interesar:
[1] Ver Ruth Werner y Facundo Aguirre, Insurgencia obrera en la Argentina, 1969-1976, Ediciones IPS.
[2] Ver sobre las luchas de la Resistencia tras la caída del gobierno peronista en 1955, Cien años de Historia obrera. De los Orígenes a la Resistencia (1870-1969), Ediciones IPS.
[3] Frente Justicialista de Liberación Nacional. Los aliados del justicialismo eran: el Movimiento de Integración y Desarrollo, el Partido Popular Cristiano, el Movimiento Socialista para la Liberación Nacional y el Partido Conservador Popular.
[5] Insurgencia Obrera… op.cit. p. 80, tercera edición.
Alicia Rojo
Historiadora, docente en la Universidad de Buenos Aires. Autora de diversos trabajos sobre los orígenes del trotskismo argentino, de numerosos artículos de historia argentina en La Izquierda Diario y coautora del libro Cien años de historia obrera, de 1870 a 1969. De los orígenes a la Resistencia, de Ediciones IPS-CEIP.