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Red Internacional
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ARAGÓN. Elecciones 28M en Aragón. Construyamos una alternativa anticapitalista y socialista

Este 28 de mayo se realizarán las elecciones municipales en Zaragoza y en el resto de municipios de Aragón, así como elecciones para las propias Cortes de Aragón. ¿Cuál es el escenario electoral para la izquierda? ¿Cómo enfrentar las políticas neoliberales y el avance de las derechas?

Domingo 21 de mayo de 2023

Desde el pasado viernes 12 de mayo, arrancó la campaña de las elecciones municipales y autonómicas en Aragón que tendrán lugar el próximo domingo 28. Los sondeos del CIS prevén una mayor recomposición del bipartidismo de PP-PSOE, que a nivel autonómico, avanzaría de los 40 escaños de las últimas elecciones de 2019 (24 para el PSOE y 16 para el PP), a unas estimaciones de 48-54 escaños este 2023, con una ligera ventaja para el PP (24-28 escaños), sobre el PSOE (24-26).

Ciudadanos, que hoy todavía mantiene 12 diputados en las Cortes, continúa su tendencia a la desaparición y todo apunta a que perderá toda representación. El Partido Aragonés también podría quedar sin representación en las Cortes frentes a los tres diputados actuales. Podemos, también en decadencia, pasaría de 5 a 3 escaños según las encuestas, mientras que Chunta Aragonesista conservaría su representación actual de 3 escaños e Izquierda Unida optaría de nuevo a un escaño por Zaragoza. La extrema derecha de VOX consolida su espacio político y podría subir de 3 a 5 escaños. La novedad sería la irrupción de Aragón Existe, que con el previo protagonismo electoral de Teruel Existe, podría obtener 4 escaños y ser clave a la hora de conformar gobierno.

Respecto a la capital aragonesa, Zaragoza, las encuestas de las municipales van en sintonía con las previsiones autonómicas. El bipartidismo PP y PSOE también se reforzaría, pero esta vez el PP superaría al PSOE. Entre 12 y 14 concejales en los sondeos para el PP, frente a los 8 de 2019. Entre 9 y 10 para el PSOE, que obtuvo 10 en las pasadas municipales. Vox y Zaragoza en Común (ZeC) se repartirían entre dos y tres concejales respectivamente, mientras que Podemos y CHA podrían aspirar a dos cada uno, como mejor resultado según las encuestas, pero también quedarse sin representación.

En resumen, un escenario electoral marcado por la recomposición del bipartidismo, con un resultado muy ajustado a nivel autonómico y en el ayuntamiento de Zaragoza entre el PP y el PSOE, en el que será clave para la conformación de gobierno el apoyo de los partidos subsidiarios. Unas elecciones que nuevamente parecen reducirse al apoyo a uno de los dos proyectos defensores del legado neoliberal, ajustador y al servicio de las grandes empresas y el Régimen del 78. ¿Por qué la clase trabajadora y la juventud no tenemos una alternativa a la que votar este 28M?

¿De dónde venimos? Decepción “progresista” y avance de la derecha y extrema derecha

Como escribíamos en nuestra declaración estatal sobre este 28M: ¿qué deja como legado la legislatura “más progresista de la historia”? El Gobierno del PSOE y Unidas Podemos culmina con la herencia de una década de ajuste y tres más de contrarreformas neoliberales prácticamente intactas y revalidadas. Como muestra la reforma laboral que mantuvo las esencias de las anteriores, incluyendo la del PP de Rajoy, la reforma de pensiones que mantiene la jubilación a los 67 años de Zapatero, la Ley Mordaza, la Ley del Suelo de Aznar, el rescate a la banca por medio del SAREB, la Ley 15/97 que abrió las puertas a la privatización de la sanidad pública… y un interminable etcétera.

El Gobierno autodenominado “el más progresista de la historia”, termina una legislatura al frente en la escalada imperialista y militarista de la OTAN, con un rearme histórico y blindando las fronteras con masacres como las de Melilla. Y en Aragón, hemos tenido el mismo tipo de gobiernos, a nivel autonómico y municipal, aplicando las mismas políticas. No se nos puede olvidar que Aragón tiene un papel central en las políticas imperialistas, siendo una base militar estadounidense y de la OTAN donde actualmente se realizan importantes ejercicios militares en el contexto de la Guerra en Ucrania.

El también “gobierno progresista” del PSOE en Aragón, con Lambán al frente (uno de los barones “socialistas” más de derecha dentro del partido), se ha destacado por mantener a escala aragonesa el consenso de las políticas neoliberales. Manteniendo la precariedad, las privatizaciones y externalizaciones de los servicios públicos, como lo muestra la reciente firma de un convenio con la MAZ que regala 16 millones a la sanidad privada, mientras la sanidad pública se encuentra recortada. Como hemos visto con la lucha de las trabajadoras y trabajadores del transporte sanitario aragonés, un servicio que, como tantos otros, fue externalizado para el beneficio privado. Tampoco podemos olvidar el mega proyecto del gobierno de Aragón, que prometía regalar 26,4 millones a la patronal del esquí para destrozar Canal Roya

Unas políticas neoliberales que han contado con el apoyo y el aval de sus socios de gobierno, el derechista PAR, pero también los supuestos partidos de “izquierdas”, CHA y Podemos. Maru Díaz, candidata de Podemos este 28M, ha sido Consejera de Ciencias y Universidades del Gobierno de Aragón, al frente de una universidad pública cada vez más elitizada y al servicio de las empresas. Ni las tasas abusivas de los estudios, ni el régimen estamental y clientelar universitario han sido mínimamente cuestionados por un Podemos al frente de esta Consejería.

Y en Zaragoza tenemos otro claro ejemplo con Zaragoza en Común (ZeC), la candidatura municipalista que estuvo al frente del Ayuntamiento entre 2015 y 2019. Podemos, IU, el Partido Comunista, pero también otros partidos como Anticapitalistas y Puyalón, fueron parte de un proyecto que venía a cambiarlo todo y terminó -como los demás “ayuntamientos del cambio” en Madrid, Barcelona o Cádiz- por no cambiar nada. Demandas básicas y mínimas como no asumir la deuda que había generado la gran patronal y la casta política, pasó a ser religiosamente pagada e incluso revindicado como un acto de civismo, en lo que no era más que aplicar a rajatabla las “leyes Montoro” del PP.

La lucha contra las privatizaciones de los servicios públicos fue otro claro ejemplo del fracaso de este “ayuntamiento del cambio”, cuya política se basó en mediar en los conflictos para finalmente mantener la externalización de servicios como los parques y jardines, la depuradora, el 010, los puntos limpios o el bus urbano, que durante su legislatura se puso en contra de los buseros en lucha y durante el gobierno del PP coqueteó con la antiobrera propuesta del SAMA. La política de ZeC ha servido más a la política patronal desactivando las huelgas de los trabajadores y trabajadoras en estos sectores. Es imposible pensar en lo “común” sino es luchando por la municipalización bajo control de sus plantillas y la gestión de todos los servicios públicos.

La situación de la vivienda siguió siendo dramática, sin que el Ayuntamiento de ZeC cuestionase en lo más mínimo el negocio de bancos y especuladores inmobiliarios, mientras el Gobierno de Aragón de Lambán ha permitido cientos de desahucios durante estos años. Mientras no se planteara un programa anticapitalista que se propusiera expropiar las viviendas en manos de los bancos organizando la más amplia movilización para imponerlo, es imposible dar una solución estructural al problema habitacional. Otra de las demandas tiradas al cubo de la basura fue “disolución de la UAPO” -un cuerpo policial de sobra conocido en la ciudad por su rol represivo político y social- que fue reducida a una reforma puramente estética de dicho cuerpo.

Esta experiencia de gobierno dejó más que en evidencia los claros límites del gobierno “municipalista” para aplicar incluso las reformas más tibias. Lejos de un cuestionamiento anticapitalista, por mínimo que fuera, lo que supuso fue una simple gestión reformista del Estado capitalista. La política de los proyectos neo reformistas, como Sumar, ZeC o Podemos pone en evidencia lo lejos que están de ser una alternativa rupturista a la actual democracia para ricos creada en el 78.

Precisamente el avance de la derecha ha sido consecuencia del fracaso de los proyectos neo reformistas que han acabado siendo aprendices del PSOE. Tras el Ayuntamiento de ZeC, el PP volvió al consistorio en 2019 con la ayuda de Ciudadanos y un Vox emergente. Así, del periodo de luchas y movilizaciones iniciado por el 15M en 2011, la situación política ha virado cada vez más a la derecha, como consecuencia de que las ilusiones “progresistas” en que tan solo por vía electoral e institucional se podían cambiar las cosas, sin lucha de clases, han tornado en decepciones.

Ninguno de los dos proyectos, la derecha liderada por el PP, y la “izquierda” por el PSOE, con sus respectivos socios y apoyos, tienen una agenda para resolver ni uno de los enormes problemas sociales y demandas democráticas pendientes. Una situación que aprovecha la derecha para avanzar como vemos con la ofensiva contra los centros sociales de la izquierda en Zaragoza como el cierre del CSO Luís Buñuel y la amenaza que apunta a la cárcel de Torrero y al CSO Kike Mur.

El 28M, voto nulo o abstención. Por una alternativa de clase y socialista contra la derecha y la trampa del “mal menor”

Esta situación hace que en las próximas elecciones del 28M no vaya a existir ninguna opción en clave anticapitalista y de clase, por lo que la posición de voto que levantamos en Madrid, Catalunya y Aragón es la de nulo o abstención. No se para a la derecha con una izquierda que aspira a gestionar este sistema capitalista y aplica políticas de derecha.

Desde la Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores (CRT) en los últimos años hemos hecho diversas propuestas a nivel estatal a organizaciones de la izquierda anticapitalista como a sectores del activismo de la clase obrera y de la juventud para intentar construir una alternativa que defienda una perspectiva de independencia de clase frente a la patronal y el gobierno, de la casta sindical y política y plantee una salida socialista.

Lamentablemente el resto de grupos de la extrema izquierda anticapitalista se han negado a avanzar en esta dirección y han terminado por apoyar e integrar proyectos neoreformistas que apostaban por hacer retoques cosméticos sin cuestionar el régimen político y económico dominado por el gran capital y sus partidos.

En el caso de organizaciones en Aragón como Anticapitalistas, Puyalón o Purna formaron parte de Zaragoza en Común y/o Unidas Podemos, que terminaron - como no podía ser de otra manera- por desviar la movilización y el descontento social a un callejón sin salida reforzando las estructuras del régimen y a sus partidos. Ahora estas organizaciones han salido del ZeC y UP cuando ya resultó más que injustificable ser parte de un proyecto que iba de la mano del neoliberalismo del PSOE, pero lo hacen sin un balance serio que evite repetir los errores del pasado. Hace falta una profunda reflexión para dar pasos para una izquierda anticapitalista que se propongan no ser el “recambio de la élite institucional” sino pelear un programa que cuestione las bases del régimen político del 78.

Es necesario defender en todos los terrenos un proyecto así frente a las distintas fuerzas políticas que defienden los intereses de los grandes capitalistas, combatiendo a la derecha reaccionaria y desenmascarando a los falsos “progresismos”. Una izquierda que pelea abiertamente por un programa anticapitalista y emplea sus posiciones institucionales para ponerlas al servicio del desarrollo de la lucha y la autoorganización, y que no es parte de su hoja de ruta entrar a gestionar en ninguno de sus niveles el Estado capitalista. Experiencias como el Frente de Izquierda y los Trabajadores – Unidad (FIT-U) en Argentina, del que forma parte nuestra organización hermana, el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), junto a otros grupos de la extrema izquierda, es un buen ejemplo de esto.

Desde la CRT seguiremos peleando por construir una alternativa política que pueda disputar también en el terreno electoral. Ante el avance de la derecha y la bancarrota del neorreformismo es urgente poner en pie una izquierda que defienda abiertamente un programa transicional, con eje en el desarrollo de la lucha de clases y la perspectiva de pelear por gobiernos de trabajadores y trabajadoras y una sociedad socialista.