Holanda va a las urnas este miércoles para elegir primer ministro. La performance del candidato de la extrema derecha Geert Wilders es clave para las próximas elecciones en Francia y Alemania.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Miércoles 15 de marzo de 2017 17:46
El candidato de la extrema derecha holandesa Geert Wilders junto a Marine Le Pen, candidata en las presidenciales francesas por el Frente Nacional
Los holandeses acuden este miércoles a las urnas para elegir entre el actual primer ministro de centroderecha Mark Rutte y la ascendente figura de Geert Wilders, con un perfil de extrema derecha, euroescéptico y antiinmigrante.
Si bien por el sistema de gobierno holandés es difícil que Wilders llegue a formar gobierno -ya que necesita al menos una coalición de cinco partidos-, el resultado que obtenga en los comicios es un test para el resto de las fuerzas de la exrema derecha europea. Sobre todo para el Frente Nacional de Le Pen en Francia y para Alternativa por Alemania, que enfrentan elecciones en abril y septiembre, respectivamente.
Los candidatos
En estos comicios participan 28 partidos políticos de diferentes singo político, aunque solo los primeros 13 tienen posibilidades de obtener bancas en el parlamento que terminará votando al primer ministro.
El Partido de la Libertad (PVV), del ultraderechista Geert Wilders, junto al Partido Democrático de la Libertad y Democracia (VVD), del primer ministro de centroderecha Mark Rutte, concurren a estas elecciones como los dos principales candidatos, con una intención de voto cercana al 17% cada uno.
Por detrás están los verdes de GroenLinks, los socialdemócratas de Demócratas 66, los laboristas del PvdA o Llamada Democristiana (CDA).
El Parlamento holandés tiene 150 diputados y, para gobernar, se requiere un mínimo de 76 escaños. El 17% de los votos que las encuestas le dan a Wilders y Rutte representan unas 25 bancas para cada uno, con lo que necesariamente deberán buscar alianzas con al menos cuatro partidos más para formar gobierno.
El ascenso de Wilders
El discurso xenófobo, antimusulmán y euroescéptico de Wilders se abrió paso en Holanda, al igual que lo hicieron muchas formaciones de extrema derecha en el resto de Europa. Su emergencia está íntimamente ligada a la crisis de representación de los partidos tradicionales, la crisis económica (aunque existe un crecimiento en el último período) y la crisis migratoria -sobre la que se ha cimentado un discurso xenófobo y nacionalista. Por último el triunfo del Brexit en Gran Bretaña como el de Trump en Estados Unidos, apuntalaron el euroescepticismo y las criticas sobre Bruselas, a la que cada vez más europeos cuestionan como una casta política que tomas las decisiones que afectan sus vidas por sobre los gobiernos de sus propios países.
El actual primer ministro Mark Rutte tiene una fuerte retórica securitaria, que no hace más que alimentar los prejuicios que son explotados por Wilders. De la misma manera, las políticas de mayor militarización y persecución, y las restricciones migratorias en Francia y Alemania no hacen más que aumentar la popularidad del Frente Nacional y de Alternativa por Alemania. El giro a derecha de los gobiernos del "centro" europeo son la principal fuente de fortaleza para las variantes de extrema derecha, que alientan soluciones racistas, xenófobas y euroescépticas.
En el caso de Holanda, al no estar la crisis económica en el centro, la clave de los discursos electorales estuvo puesta en la respuesta a la migración y la seguridad nacional. Terreno en el que las propuestas de Rutte tienen poco que envidiarle al extremismo de Wilders. Es quizá por este giro generalizado a la derecha que el candidato de los verdes, Jesse Klaver, que tiene tan solo cuatro escaños en el parlamento se catapultó en las encuestas, que lo dan con posibilidades de pelear el tercer puesto. Este hijo de inmigrantes y defensor de los "valores multiculturales" ganó un amplio espacio que dejó vacante la mayoría de los partidos que tienen como una de sus principales banderas el mayor control migratorio.
La actual disputa diplomática con Turquía se metió en la política domestica y podría terminar resultando favorable a Wilders, aunque las últimas encuestas no mostraron modificaciones significativas. El detonante de la disputa fue la prohibición por parte del primer ministro Rutte a un grupo de ministros del gobierno turco para hacer una serie de actos en suelo holandés en apoyo a una reforma política presidencialista que impulsa Erdogan en Turquía. El gobierno turco respondió prohibiendo el ingreso del embajador holandés a Turquia, lo que impactó de lleno en la campaña electoral, con Wilders pidiendo sanciones y la expulsión de diplomáticos turcos.
Jornada de votación y recuento manual
Los colegios electorales abrieron las puertas a las 07.30 hora local y al mediodía ya se estimaba que un 33% del padrón, de un total de 12,6 millones, ya había emitido su voto.
Los resultados provisionales se conocerán media hora después del cierre de los colegios.
Las autoridades anunciaron que para evitar cualquier tipo de interferencia o hackeo de los sistemas de votación se evitarían las máquinas conectadas a la Red y se llevaría a cabo un recuento manual de los votos.
Esto retrasará el anuncio de los resultados definitivos en comparación con anteriores citas electorales, pero aun así se da por hecho que se anunciarán durante este mismo miércoles.
Sea como sea, la extrema derecha europea espera con ansias los resultados para medir sus fuerzas en este primer test electoral en vistas a los próximos comicios en Francia y Alemania.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario