El miércoles 15 de diciembre se desarrollaron las elecciones en el SUTE. El FURS perdió y el gremio de los y las trabajadoras de la educación volverá a ser dirigido por el kirchnerismo con la lista Azul Naranja.
Virginia Pescarmona @virpes
Martes 28 de diciembre de 2021 01:24
Luego de cuatro años en la conducción del SUTE, el FURS perdió las elecciones ante el Frente Azul Naranja encabezado por Carina Sedano. La lista está dirigida por el dirigente de la CTA y el PJ kirchnerista Gustavo Correa, rompió con la lista Celeste dirigida históricamente por Gustavo Maure en el 2017. Anabel Fernández Sagasti participó de los festejos de la conducción electa.
La elección tuvo una caída en la participación. Votaron unas 2 mil personas menos que en el 2017, cuando los electores habían sido más de 15.000. Los resultados informados por la Junta Electoral son los siguientes: La lista Azul Naranja alcanzó unos 6.000 votos con el 45,2% (en 2017: 5.320), la lista Celeste-Verde 3500 con el 26,5% (en 2017: 4.500), el FURS Marrón-Bordó 2000 con el 15,1% (en 2017: 5.370), la lista Ámbar (desprendimiento de la lista Celeste) 1000 con el 7,8% y la lista Rosa (desprendimiento del FURS dirigido por el Partido Obrero) quedó en último lugar con 470 votos y el 3,5%.
La pérdida de votos del FURS es el dato más relevante. La Azul Naranja logró sumar 700 votos en sintonía con el avance que venía teniendo de las elecciones de la seccional San Martín en 2018 y el avance del kirchnerismo dentro del PJ durante el 2019 cuando pasó a tomar el control del mismo. La caída de votos de la lista Celeste puede explicarse en gran medida por el desprendimiento que tuvo con la lista Ámbar, ya que la suma de ambas da lo mismo que habían sacado juntas en 2017, y los votos que pierde con la Azul-Naranja los recupera sumando a la Verde. Mientras que la pérdida de votos del FURS parece explicarse fundamentalmente por la menor participación electoral y en menor medida por el desprendimiento de la Verde. Ya que incluso sumando a sus propios resultados el modesto volumen de votos alcanzado por la lista Rosa, la suma no llega a la mitad de los votos alcanzados por este frente antiburocrático en el 2017.
Los resultados muestran el retroceso de dos fenómenos que habían permitido el fuerte avance del FURS en el 2017. Aquel año el frente encabezado por Sebastián Henríquez había logrado congregar un nuevo y amplio activismo surgido alrededor de la experiencia de Godoy Cruz, única seccional opositora a la conducción Celeste en crisis. Godoy Cruz mostraba una práctica diferente a las traiciones cotidianas de la conducción provincial, proyectando una muy buena imagen a nivel provincial y reagrupando en torno a ella a toda la oposición antiburocrática.
El otro fenómeno clave del 2017 se había producido con la implosión de la lista Lila. La segunda fuerza del sindicato desde hacía más de diez años, se dividió y la mayor parte de sus referentes no se presentaron a las elecciones. La Lila congregaba sectores peronistas enemistados con Maure, independientes y un importante sector de militantes y dirigentes del radicalismo, incluidas Mariana Caroglio (en ese momento Legisladora provincial y una de las creadoras del Ítem Aula) y Silvia Cornejo, hermana del Gobernador y dirigente radical. Un importante sector del electorado del SUTE referenciado hasta ese momento con la Lila y enojado con el maltrato del gobierno provincial, votó al FURS en el 2017. El apoyo circunstancial de este sector fue el más volátil ante el paso del tiempo y los cambios de gobierno.
En términos generales el FURS vuelve a los volúmenes electorales que había logrado obtener en el 2013 y 2010. Pero no logra retener la seccional de Godoy Cruz conquistada en el 2013, que esta vez se perdió por apenas 30 votos de diferencia con la Azul Naranja. Por lo que deberá construir un nuevo centro de encuentro y coordinación para fortalecer su organización y reconstruir fuerzas.
El deterioro salarial y el aislamiento del SUTE
El FURS llegó a las elecciones tras dos años marcados por la pandemia y la crisis económica. Y por un gobierno que eligió como blanco de sus ataques a las y los trabajadores estatales. En este sentido Rodolfo Suárez asumió eliminando la cláusula gatillo que el SUTE había conquistado a fines del 2018 y actualizó mes a mes los aumentos del 2019 de acuerdo a la inflación medida por el IPC y dejó sin paritarias ni aumento de sueldo a los empleados públicos durante todo el 2020.
La eliminación de la cláusula gatillo conquistada por el SUTE provocó un enorme deterioro de los salarios. Suárez consideraba que el acuerdo al que había accedido Cornejo, luego de las multitudinarias movilizaciones del SUTE ese año, había sido el error más importante de la gestión anterior y llegó a enviar un proyecto de reforma constitucional a la Legislatura que establecía una prohibición de cualquier acuerdo paritario que incluya estos mecanismos de indexación, en nombre de la “responsabilidad fiscal”. Este discurso se vería reforzado por la campaña del propio Presidente Alberto Fernández acusando a las cláusulas de actualización salarial de provocar inflación. Discurso que adoptó también el kirchnerismo al interior del SUTE.
La lucha del sindicato y las escuelas no logró torcer el brazo de Suárez ante este primer ataque. El golpe del gobierno se dio al mismo tiempo que comenzaba la pandemia y la cuarenta. Pero el SUTE sumó mucha más fuerza a mediados de año para enfrentar el proyecto de Ley Provincial de Educación que buscaba mercantilizar la enseñanza, excluir y municipalizar modalidades como los Centro de Capacitación para el Trabajo y las Escuelas Artísticas, e imponer mecanismos arbitrarios de evaluación docente, entre otros ataques. Los históricos caravanazos en toda la provincia hicieron retroceder al gobierno de Suárez, la segunda derrota en la lucha de clases que tenía Suárez luego del intento de modificación de la Ley 7722. El gobierno declaró que suspendería la discusión sobre la Ley hasta que pasaran las elecciones del SUTE del siguiente año, lamentándose de las posiciones combativas de la conducción del FURS y esperando un cambio de la misma para tener enfrente un sindicato “dialoguista” con el cual acordar su tratamiento.
La lucha y la crisis del 2021
A fines del año pasado, el enorme atraso salarial acumulado se hacía insoportable y el gobierno aprovechó esta asfixia para ofrecer a los sindicatos un aumento por debajo de la inflación acumulada y la proyectada para el 2021 que incluía un bono de 54.000 dividido en 12 cuotas y en negro como “compensación” por lo perdido en el 2020. Todos demás gremios estatales fueron claudicando, uno a uno, y firmando el acuerdo propuesto. Sin embargo, en las escuelas la moral y disposición para luchar era diferente y el SUTE se preparó para luchar por lo que correspondía.
La agrupación Verde, que era la segunda fuerza del FURS y tenía la Secretaría Adjunta con Alberto Muñoz comenzó una campaña pública para aceptar la propuesta del gobierno. El Secretariado decide democráticamente bajar las dos opciones a las escuelas para definir en sus mandatos: rechazar como proponía la mayoría del FURS o aceptar como proponía la lista Verde. Hay que resaltar que esto mostró un verdadero ejemplo de respeto por las posiciones de las minorías al interior de la propia conducción.
En todas las asambleas y plenarios el rechazo tuvo un apoyo abrumador y ganó en todos los departamentos, quedando la lista Verde sin más apoyo que el de sus propios militantes. Además, se logró una votación histórica, ya que por primera vez desde el 2016 (año en que se impuso el ítem aula) se aprueba por una amplia mayoría un paro de 48hs. En estas votaciones la Azul Naranja comienza las primeras maniobras para obstaculizar la lucha, impidiendo que se apruebe la contrapropuesta salarial elaborada por el Secretariado.
El gobierno se niega a modificar su propuesta y, con el resto de los sindicatos habiendo firmado los acuerdos, anuncia un nuevo decreto contra el SUTE que permanece como el único gremio que sigue rechazando el acuerdo a la baja y los bonos en negro. El pronóstico que usó la Verde como caballo de batalla no se cumplió, ya que el decreto de Suárez da a los trabajadores de la educación aumentos iguales a los que establecía su “propuesta” y que eran equivalentes a la que firmaron los demás gremios, incluyendo el bono en negro y la posterior actualización. Por lo que demostró ser falso que luchar podía provocar que se consiguiera “menos” que los que firmaban los gremios burocráticos. Lo que no se logró es romper ese techo salarial.
En el medio de esta lucha y preparación de los paros del No Inicio para el 2021, estalla una denuncia pública contra el Secretario General, Sebastián Henríquez, al que se le acusa penalmente de abuso, poniendo al sindicato en una situación sumamente compleja y a las escuelas frente a una enorme incertidumbre. Adoptando un procedimiento ejemplar, el Secretariado acuerda por amplia mayoría (y con acuerdo del propio acusado), separar preventivamente a Henríquez mientras se esclareciera la denuncia en la Justicia, y pudiera actuar la Junta de Disciplina donde la remitió el propio Secretariado.
El acatamiento al primer paro del 1 y 2 de marzo es alto y acompañado de caravanazos masivos y protestas autoconvocadas en el sur provincial, donde las seccionales dirigidas por la burocracia se negaban a hacer acciones públicas. Con este punto de apoyo, la conducción propone profundizar la lucha con un paro de 72hs y nuevas movilizaciones. Pero la Azul Naranja y la Celeste boicotearon estas propuestas y contrapusieron poner una carpa frente a la Casa de Gobierno, y con eso logran ganar los plenarios, demagógicamente apoyados en el temor generado por los descuentos por el paro anterior. Aprovecharon el momento más vulnerable del sindicato frente a la patronal, en medio de la lucha, para aislar a la conducción y desmovilizar al sindicato. La conducción aceptó, como corresponde, el mandato de los plenarios y sostuvo la carpa aprobada en los mismos, pero la lucha entró en un retroceso total y se asentó la derrota del reclamo salarial frente al decretazo del gobierno y la pasividad en las escuelas.
Este tipo de boicots fue una característica permanente con la que debió lidiar la conducción del FURS. Las seccionales dirigidas por el peronismo (12 de las 18), sobre todo las dirigidas por la Azul Naranja, pero también en ocasiones determinantes las dirigidas por la lista Celeste, tuvieron como único objetivo obstaculizar que el sindicato pueda movilizarse y recuperar la capacidad de hacer paros. La Azul Naranja llegó a presentar una impugnación ante el Ministerio de Trabajo de la votación del plenario provincial a favor de conformar el fondo de huelga, una herramienta clave para sostener la capacidad de hacer paros ante gobiernos que descuentan no sólo los días y el presentimos, sino también el ítem aula que representa una gran parte del sueldo.
Las dificultades en el FURS se profundizaron porque en el medio de este conflicto, el dirigente de la lista Verde y el PCR-PTP, Alberto Muñoz, renunció a través de una “carta abierta” a su responsabilidad como miembro paritario, enojado porque los plenarios habían rechazado la propuesta del Gobierno que ellos pedían aceptar. Otro golpe al sindicato, agravado porque como Secretario Adjunto era quién debía reemplazar ante el Gobierno al Secretario General que había sido preventivamente apartado.
Las secretarias Gremial y de Acción Social, Mirtha Faget y Laura Espeche, son elegidas por el Secretariado para asumir la defensa del SUTE recuperado y la representación pública de la conducción como voceras, mientras transcurre la crisis. Los plenarios también les dan su aprobación como mesa de conducción. Mostrando una enorme fortaleza y capacidad como luchadoras para afrontar la compleja situación abierta por los ataques de los gobiernos, de algunos medios de comunicación, de burocracias como la Roberto Macho que ataca abiertamente al SUTE y llama a los trabajadores de la educación a afiliarse a ATE para cobrar las cuotas del bono en negro. Y finalmente, por la propia crisis del sindicato y su conducción.
El camino hacia las elecciones
En junio la justicia dicta el sobreseimiento de Sebastián Henríquez en la causa penal abierta en su contra. La Junta de Disciplina, con mayoría de la oposición, también cierra la causa interna. Y el Secretario General retoma sus funciones al frente de la conducción. Las dirigentes que habían asumido la representación del sindicato durante la crisis continúan trabajando en equipo junto a él en la representación del sindicato.
Pero al momento de abrirse el proceso electoral, la crisis al interior de la conducción seguía por el reflujo de la lucha y la pasividad que debilitaban la lucha educativa, por un lado, y las divisiones al interior del FURS por el otro.
La Verde propone que el FURS busque formar una lista de unidad con la Celeste para intentar impedir el avance de la Azul Naranja, lo cual es rechazado por el resto de las agrupaciones, históricamente opositoras a la misma. Y decide finalmente retirarse del FURS para hacer un frente con la Celeste.
Distintos sectores de militantes y dirigentes que provenían de la lista Marrón y se habían ido separando de la misma, deciden no participar de las listas del FURS. Algunos presentaron después públicamente sus nuevos agrupamientos, independientes. Algunas agrupaciones nuevas llamaron a votar al FURS y otras no.
La agrupación del PO decide también retirarse del FURS, con el argumento de que no le parecían suficientes los cargos que se le ofrecían en las listas en nombre de su “importante trabajo territorial”. Exigían además encabezar las listas seccionales de Las Heras y Luján con la insólita explicación de que el provincial “ya estaba perdido, no se podía ganar” y ellos no iban a poner a sus principales dirigentes en la lista provincial sino en los departamentos que creían que consideraban expectables. A pesar de las diferencias, se les ofreció ser parte de esas listas seccionales en segundo lugar (lo mismo que aceptó la 9 de Abril en la mayoría de los departamentos debido a que la Marrón es la agrupación mayoritaria) y darles más lugares de los que tenían hasta ahora en la lista provincial, mostrando flexibilidad y buscando hasta último momento la unidad. Pero al ver que no iban a encabezar las seccionales que pretendían, decidieron romper y tratar de ganarlas por sí solos.
Detrás del “ruido” de sus declaraciones públicas pidiendo cargos y más cargos en las listas, trataron de disimular una política derrotista de la defensa del SUTE. Se desentendieron de la conducción provincial del sindicato más grande de la provincia como si ellos no tuvieran ninguna responsabilidad en la misma, y trataron de ganar una, dos o tres seccionales “salvándose” solos de lucha con la burocracia que venía por todo. Sus resultados quedaron a la vista, sólo lograron presentar listas en 4 de los 18 departamentos porque no tenían candidatos para el resto, y su lista provincial quedó en último lugar con un porcentaje por demás modesto, en una relación de casi 5 a 1 con el FURS.
El FURS con la Marrón, la Bordó y decenas de independientes, desplegó una enorme campaña militante para defender el SUTE recuperado aún en esta situación adversa, en toda la provincia peleando un proyecto de sindicato democrático, transparente, independiente de todos los gobiernos y con perspectiva de género.
Cientos de compañeros y compañeras tomaron este desafío. Y como agrupación 9 de abril fuimos parte de esta pelea junto a la Marrón hasta el final. Asumiendo la responsabilidad de defender lo conquistado y buscar superar las diferencias con métodos democráticos y mayor compromiso militante. Y el crecimiento de la militancia y el reconocimiento de las referentes de la 9 de Abril se mostró como un factor decisivo para convertirse en la segunda fuerza del FURS y garantizar la construcción de las listas en muchos departamentos.
Nuestra acción fue coherente con la política que tuvo la 9 de Abril siempre al interior del FURS, incluso cuando habíamos sido marginados en las listas del 2017, sometidos a tener que elegir entre ir solos o aceptar ir debajo de la lista Verde y Tribuna Docente-PO que eran en ese momento agrupaciones menores a la 9 de Abril. A pesar de la indignación que teníamos por esas injusticias, nunca respondimos a los ataques y la marginación en forma enceguecida. Por el contrario, buscamos ponernos por arriba de las diferencias con métodos democráticos, discusión política franca y respetuosa, ganando espacios por el sólo mérito de una mayor construcción, responsabilidad demostrada en los hechos y compromiso militante. Algo que hoy es reconocido desde diferentes agrupaciones a pesar de nuestras diferencias.
En un contexto de retroceso del activismo independiente que impulsó el crecimiento del FURS entre el 2013 y el 2017, la responsabilidad de asumir esta lucha hasta el final es una muestra de calidad muy importante sobre cómo se forman y construyen las agrupaciones y los partidos de la clase trabajadora.
Cuatro años al frente de la lucha: algunos resultados claves para el balance
A lo largo de los cuatro años en los que el FURS estuvo al frente de la conducción provincial se pueden ver dos periodos diferentes, el de 2018-2019 en el que se recibía el sindicato sumamente debilitado y se logró un paulatino, pero fuerte, avance en prácticamente todos los terrenos (organización, movilización y conquistas salariales) y el de 2020-2021 marcado, en el difícil contexto de la pandemia, por una fuertísima resistencia ante los ataques de los gobiernos, avances y retrocesos de la disposición a la lucha de las escuelas, y la crisis de la conducción.
El primer periodo estuvo determinado por los últimos dos años de los gobiernos de Alfredo Cornejo y Mauricio Macri, debilitados por las jornadas de lucha contra la reforma previsional de diciembre de 2017. Para el SUTE comenzó con la histórica movilización del 26 de febrero de 2018, el plenario posterior realizado en las puertas de la Subsecretaría de Trabajo reprimido por la Infantería que avanzó contra un cordón formado por trabajadoras de la educación y compañeros imputados por la justicia. Y un plan de lucha permanente a lo largo del año con la campaña #MásParaEducación, que permitió conquistar a fines de ese mismo año la cláusula gatillo automática que, ante el desastre económico provocado por Macri, le permitió a los docentes empatar sus aumentos mensuales con la inflación del 2019 que ha sido -hasta ahora- la más alta desde 1991: un 53,8% anual, además a otras importantes conquistas salariales y no salariales en relación a la antigüedad, la zona, la equiparación de suplentes, el reconocimiento de los celadores, etc.
Fue el periodo de ascenso del SUTE recuperado. Y culminó en su punto más alto que fue la apertura del SUTE a las Asambleas del Agua en las históricas jornadas de diciembre de 2019 luchando por la 7722 contra el pacto Suárez y Sagasti, cuando logramos conformar la Coordinadora Provincial por el Agua y los Bienes Comunes desde donde se organizó el apoyo a la lucha del pueblo y la resistencia contra la represión.
El segundo periodo determinado por los acuerdos para ajustar entre Rodolfo Suárez y Alberto Fernández, entre la UCR macrista y el PJ kirchnerista, comenzó con el pase a la virtualidad por la pandemia, atada al congelamiento de los salarios por la “emergencia” económica, y terminó con los resultados de estas elecciones. En este periodo el panorama se hizo más adverso porque el nuevo gobierno provincial no sólo vino decidido a ajustar drásticamente los sueldos estatales ante la crisis económica, sino también porque las agrupaciones que respondían al Gobierno Nacional apostaron, desde adentro del propio SUTE, a que el sindicato perdiera las conquistas que había logrado en pos de debilitar a su conducción y garantizar la paz social. El viaje del Ministro Trotta a Mendoza para apoyar a Suárez en el inicio de las clases, en el medio de los reclamos del SUTE, felicitando a Suárez junto al Director General de Escuelas José Thomas y Anabel Fernández Sagasti, fue una muestra del enorme arco de poder que tuvo que enfrentar el SUTE recuperado en este periodo.
A pesar de eso, la conducción del FURS logró apoyarse en la fuerza de las escuelas para lograr dos respuestas determinantes para el balance de su experiencia: frenar la Ley de Educación en el 2020, evitando una nueva derrota histórica que iba a ser peor que la del Ítem Aula. Y lograr que las escuelas volvieran a realizar un paro el 1 y 2 de marzo de este año, por primera vez desde el 2016 y a pesar de los enormes descuentos que implicó para las y los trabajadores de la educación, para intentar recuperar la pérdida salarial del 2020 y 2021.
A pesar de los resultados adversos en las elecciones, el FURS se va del sindicato con un enorme haber en su experiencia y sus aportes a la historia de la clase trabajadora mendocina. Se va habiendo logrado poner en práctica principios antiburocráticos importantísimos: dirigentes que siguieron dando clases mientras estaban al frente, eliminación de los sobresueldos, garantías de expresión y participación para todas las minorías, etc., las herramientas de lucha como el paro y el fondo de huelga, con una gran cantidad de conquistas en la lucha, importantes batallas junto al pueblo trabajador, las asambleas del agua durante las jornadas de la 7722, enfrentando procesamientos judiciales, represiones y detenciones policiales de sus dirigentes por luchar y solidarizarse con otras luchas. También lo que hace al uso de fondos: licitaciones públicas, transparencia, uso de fondos con una lógica cada vez más solidaria, etc. Y más. Conquistas y acciones concretas en relación a la política de género (capacitaciones, congreso de ESI, Reglamentación de la licencia por violencia, Protocolo interno del sindicato, Consejerías, etc.)
Estas experiencias son el principal punto de apoyo para lo que se viene: la necesidad de volver a unir y reorganizar a la oposición antiburocrática, defender lo conquistado y enfrentar los métodos burocráticos de la Azul Naranja y sus patotas, los acuerdos con la patronal por debajo de la mesa y el pacto que preparan con la UCR y el PJ para imponer una nueva Ley de Educación que entregue nuestros derechos y mercantilice la educación pública, en el marco del plan general de ajuste al servicio del FMI que buscará profundizar el extractivismo, los tarifazos, y el deterioro del salario y las condiciones de vida del pueblo trabajador. No es un dato menor que haya vuelto a la conducción del SUTE la corrIente política del pacto del cIanuro de Sagasti-Suarez y de los intentos de zonifIcación minera y represión en Chubut.
El primer acto de la Azul-Naranja como conducción electa, aún sin todavía asumir, anticipa lo que enfrentaremos. Votaron que millones de pesos del SUTE aportados por las y los afiliados, sean quitados del sindicato y enviados a la CTA, un kiosco político de Gustavo Correa que en estos años ha servido para demostrar que es una cáscara vacía con grandes influencias en el poder judicial y político que le concedieron victorias judiciales contra el SUTE durante todos estos años. Esos millones que podrían ser usados para la ayuda social del SUTE, para el fondo de huelga, para los campings u otros beneficios que da el sindicato, se los quiere llevar el kirchnerismo, y que sean depositados a nombre del propio Gustavo Correa.
La elección más conservadora que se expresó el pasado 15 de diciembre es una foto a tono con la situación en varios sectores de trabajadores y trabajadoras en todo el país. No es un voto a la resignación, ni a menos derechos, ni derrotista, sino conservador en tanto es una (falsa) expectativa en que una conducción del SUTE de un peronismo que posa de opositor al gobierno provincial puede conseguir cosas sin luchar. Pero esta disposición a la lucha y organización puede cambiar rápidamente con el desarrollo de los ataques de los gobiernos, la experiencia que se haga con la burocracia en esta etapa, así como también el impacto que pueda tener el desarrollo de la lucha de clases en otros sectores.
Prepararnos y organizarnos para lo que viene
Las peleas dadas son la base programática de una oposición que puso en práctica mucho de lo que expresó durante años como necesidad. Se marcó, en gran medida, y marcó una nueva tradición. Además, el sindicato ganó y perdió batallas salariales, pero el gobierno no logró ganar en la batalla más importante que debió enfrentar contra la patronal: el intento de Suárez y Thomas de imponer una Ley de Educación neoliberal. Será el desafío del próximo período que no se dilapide este triunfo.
Convocando, en primer lugar, a los y las casi 2000 compañeros y compañeras que votaron por el FURS, quienes acompañaron en la campaña, fiscalizaron, fueron parte de las listas, etc, tenemos que comenzar a delinear una hoja de ruta para realizar un encuentro en los primeros meses del 2022, convocado por el propio FURS y abierto a todos y todas quienes enfrentamos a la burocracia sindical, con el objetivo de unir y reorganizar la oposición antiburocrática y marcar un camino a las y los decenas o cientos de delegados y activistas que quieran ser parte de esta pelea.
Virginia Pescarmona
Docente, Corriente 9 de abril/Lista Bordó, Mendoza