La información actualizada del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) y la Conaf señaló la situación de 204 incendios forestales que afecta a las regiones de el Maule, Ñuble, Bío Bío y La Araucanía. Los incendios ya han cobrado la vida de 26 personas y han dejado sin vivienda a casi 1500 habitantes. Mientras las empresas forestales callan, el Estado se cruza de brazos por su responsabilidad en esta gran catástrofe social. Es urgente levantar una gran ayuda obrera y popular junto a un impuesto a las grandes fortunas para la reconstrucción de las viviendas afectadas.
Sábado 4 de febrero de 2023
Una gran catástrofe social invade a cuatro regiones de la zona centro sur del país. Las regiones del Maule, Ñuble, Bío Bío y La Araucanía han registrado 204 incendios forestales, de los 56 están controlados y 148 se siguen combatiendo. Se han decretado alertas rojas regionales para Ñuble, Bío Bío y La Araucanía, y para las comunas de Longaví, Cauquenes, Chanco y Curepto en la región del Maule.
La región del Bío Bío es la que más está crítica, localidades como Santa Juana y Galvarino han sido testigo del fallecimiento de 26 personas, de los 11 estaban en la comuna de Santa Juana y 2 en Galvarino. Una de ellas era una mujer voluntaria de bombero en Santa Juana y en Galvarino un piloto boliviano y un mecánico chileno que capotearon cuando viajaban a combatir el fuego. En La Araucanía se ha registrado un fallecido en la comuna de Purén, mientras que a media noche de este sábado el Senapred ordenó la evacuación total de la localidad.
Se trata de un brutal escenario debido a las extensas plantaciones de monocultivo de las empresas forestales de las familias Luksic, Matte y Angelini. Las empresas forestales han llenado de material combustible en el ambiente como pinos y eucaliptus, abarcando miles de hectáreas y arrasando con los ecosistemas naturales. A esta situación se suma la megasequía, provocada por las plantaciones y también por el cambio climático.
Por un plan nacional de emergencia
Es por esto que es urgente un plan nacional de emergencia financiado con un impuesto a las grandes fortunas de las grandes familias forestales como las familias Matte y Angelini para la reconstrucción de las viviendas afectadas, también para emplear miles de brigadistas con buenos salarios y sin precariedad, e implementar un plan de prevención y reconstrucción inmediato, elaborado y encabezado por los trabajadores forestales y de la CONAF y las comunidades afectadas.
Hay que acabar con la gran propiedad del suelo forestal, regalado por la dictadura a los actuales magnates forestales, colocando en marcha un nuevo sistema alternativo. Un sistema en donde sean trabajadores, mapuche y comunidades quienes planifiquen la producción de madera, de acuerdo a los intereses populares y el cuidado del medioambiente, superando el monocultivo de pino y eucaliptus fomentado por empresas como la CMPC .
Que sean las mismas empresas publicas gestionadas por sus trabajadores y trabajadoras los que elaboren y administren una institución pública forestal que responda a sus propias necesidades y la del pueblo trabajador y los mapuche, terminando con la precarización laboral de miles de trabajadores forestales y brigadistas que ponen el cuerpo, y en definitiva, ponga fin al negocio de los Matte, Angellini y se expropien las más de 2 millones de hectáreas que hoy están en sus bolsillos.
Esta nueva empresa pública debe funcionar mediante el control de los sindicatos, comunidades mapuche y profesionales, buscando planificar de forma auto-organizada, racional e independiente la producción forestal, poniendo fin al modelo extractivista, recuperando el bosque nativo que se ha descompuesto en manos de los empresarios, además de devolver las históricas tierras ancestrales a la nación mapuche que les fueron negadas y arrebatadas desde la invasión colonial y el Estado chileno.
Toda reconversión del sector forestal requiere de un plan donde la restauración del bosque nativo y reemplazo de los monocultivos vaya de la mano con el resguardo de los puestos de trabajo y salarios de los trabajadores forestales.
El delirio capitalista ha echo que se enriquezcan unas pocas familias cobrando la vida de millones, arrebatando tierras ancestrales, donde la extensión del fuego ha hecho desaparecer flora y fauna, destruyendo viviendas. Solo la fuerza de las y los trabajadores organizada podrá frenar la ambición y devastación capitalista, y luchar por una sociedad socialista de planificación racional de la economía en función de las necesidades de las personas y el cuidado ambiental, abriendo un camino de recuperación del medioambiente y de reparación del profundo daño que este irracional sistema le ha provocado a la naturaleza y al pueblo trabajador y pobre.