Mara Bihotz - Contracorrent Barcelona
Jueves 30 de junio de 2022
Las sexualidades y los géneros no normativos han sido perseguidos y reprimidos durante años y años en el Estado español y en el mundo entero. Solo en Barcelona más de 1000 personas fueron represaliadas por el delito de homosexualismo de la ley de Vagos y Maleantes desde 1955 y la ley de Peligrosidad Social desde 1970.
En este contexto nació lo que más tarde se conocerá como el ‘Movimiento Español de Liberación Homosexual’ (MELH), un movimiento reformista que finalmente se tuvo que disolver por la persecución del régimen franquista. A pesar de su disolución, tras la muerte del dictador los antiguos miembros del MELH fundaron el Frente de Liberación Gay de Cataluña (el FAGC), una organización revolucionaria, anticapitalista y antipatriarcal que militó, no solo por la liberación sexual y de género, sino también por los derechos de las mujeres, la autodeterminación de Catalunya, la lucha de la clase trabajadora y por derechos básicos que no se habían logrado todavía, como el divorcio.
Y fue así como el FAGC convocó, el 26 de junio de 1977, la primera manifestación LGTBI en el Estado Español. Una manifestación unitaria donde el movimiento LGTBI y el movimiento feminista encabezaron la lucha contra la ley de ‘Peligrosidad Social y Reforma Social’. La manifestación, en la que participaron alrededor de unas 5000 personas, subió prácticamente toda la Rambla de Barcelona hasta llegar a la Font de las Canaletas, donde empezó la represión. La policía cargó contra los manifestantes con golpes de porra y balas de goma; los manifestantes empezaron a dispersarse, al menos tres de ellos fueron gravemente heridos y un cuarto fue agredido, detenido y encarcelado por la policía durante dos meses.
Este fue el punto de partida de la lucha del movimiento LGTBI en el Estado Español, la manifestación del 77 tuvo réplicas en otras partes del estado, como Madrid, Bilbao y Sevilla, en 1978. Gracias a las movilizaciones, la principal reivindicación de acabar con el delito de homosexualismo, a finales de ese mismo año se logró y la homosexualidad se retiró de la ley de ‘Peligrosidad y Reforma Social’.
Pero las conquistas del movimiento no acaban aquí, el año siguiente, en el 79, el FAGC convocó una nueva movilización y tomó como reivindicación principal la legalización de las organizaciones LGTBI, algo conquistado finalmente el año siguiente.
El Orgullo de 1977 supuso el inicio de la lucha por la liberación sexual y de género en el Estado español, una lucha que se ha mantenido hasta la actualidad. A pesar del nacimiento de esta lucha como algo revolucionario –no solo se combatía la LGTBIfobia sino también el sistema capitalista y patriarcal – el capitalismo empezó a ganar terreno y aprovecharse de esta lucha social, como de otras muchas, para reproducir el capital.
Al llegar el mes de junio las empresas se hacen un lavado de imagen general, lo que conocemos como pinkwashing, tiñendo sus logos con la bandera de la comunidad LGTBI y produciendo merchandising ‘inclusivo’ para reivindicar que ‘amor es amor’ y que todos somos libres de querer a quién queramos. Pero nosotras sabemos que estos mensajes de inclusividad solo hacen que esconder la verdadera intención de los grandes capitalistas: generar beneficios con este merchandising mientras explotan a sus trabajadoras y discriminan a las personas LGTBI en sus empresas.
Un ejemplo reciente y muy claro de pinkwashing es la campaña de marketing de la marca de cerveza Estrella Damm. Su campaña se basa en la entrevista a una conocida activista catalana por los derechos LGTBI que participó a la manifestación del Orgullo de 1977. Según Estrella Damm, el Orgullo de 1977 dio “lugar a lo que hoy es el Pride Barcelona”.
Pride Barcelona no representa la lucha de la comunidad LGTBI y no es la herencia de la movilización del 77. El primer Orgullo en el Estado Español se reivindicaba anticapitalista y antipatriarcal, mientras que el Pride Barcelona es una herramienta más de las empresas para su lavado de imagen.
Organizaciones como la Crida LGTBI llevan años denunciando la relación de Pride Barcelona con empresas como Vueling, que organiza vuelos para la deportación de personas migrantes, o Agilent Technologies, empresa que proporciona materiales electrónicos a los Estados Unidos, que se convierte en armamentístico y que ha sido utilizado en Iraq, Siria o contra el pueblo palestino.
El movimiento LGTBI nunca podrá estar junto al capital y las grandes empresas, el Orgullo tiene que ser una lucha anticapitalista, antirracista, antiimperialista y con perspectiva de clase. Es necesario recuperar el espíritu del primer Orgullo del Estado Español y el espíritu de Stonewall, porque Stonewall fue una revuelta.