Asa Hutchinson, gobernador de Arkansas, firmó una ley el pasado viernes que permitirá a los doctores rechazar pacientes por cuestiones religiosas, étnicas o morales.
Emilia Macías @EmiliaMacas1
Martes 30 de marzo de 2021 15:22
La ley SB289, mejor conocida como “ley de Diversidad y Ética Médica” permite a médicos y personal de salud rechazar tratamientos excepto en situaciones de emergencia. Dice que trabajadores e instituciones de salud tienen derecho a no participar en tratamientos que atenten contra su conciencia.
A pesar de estar en plena pandemia, esta ley entraría en vigor a finales de verano.
Incongruentemente, el gobernador dijo que se basa en “leyes federales que prohíben la discriminación por motivos de raza, sexo, género y origen nacional”, pero la Campaña de Derechos Humanos y la Unión Estadounidense de Libertades Civiles denuncia que esta ley permite a los médicos negarse a ofrecer una serie de servicios para pacientes de la comunidad sexodiversa, a indígenas, a musulmanes, por decir algunos ejemplos.
🚨ARKANSAS SB289 says doctors & other medical providers are “not required to participate in a healthcare service” if doing so would violate their religious or moral beliefs by far, this is vthe nation’s worst anti-LGBTQ+ healthcare refusal law.
— The Chris Mosier (@TheChrisMosier) March 23, 2021
“Arkansas SB289 dice que doctores y otros proveedores médicos no están requeridos para participar en un servicio de salud si eso viola sus creencias religiosas o morales, esta es la peor ley médica de rechazo a la comunidad LGBTQ+”
Esta ley permitirá rechazar atención relacionada con tratamientos para personas transgénero, podrán interrumpirles el proceso hormonal, también estarán en su derecho si no quieren recetar anticonceptivos, antirretrovirales para pacientes con VIH, entre otros.
La legalización del matrimonio igualitario en Arkansas se ganó hasta 2014.
Cuando Obama era presidente, implementó la ley “Obamacare”, que consistía en un programa de servicios de salud a menor costo. El sistema de salud en Estados Unidos es deplorable, está completamente privatizado. En 2012 entraron en vigor programas de salud como Medicaid, Meidcare y el Obamacare, pero abarcan sólo la salud de primer nivel, y no cubren intervenciones más complejas.
Por otro lado, este no es el primer ataque que vive la comunidad LGBT+, recordemos que Trump, en su mandato, implemento una serie de medidas que apuntaban a cortar los derechos de las personas trans.
Es impresionante que en pleno siglo XXI exista una ley que permite la discriminación.
La salud no es un privilegio, es un derecho. Y eso se debe respetar sin importar la orientación sexual, el género, la religión, ni el color de piel; es claro que un sistema de salud privatizado afecta a los sectores de trabajadores y populares. Es necesario un sistema de salud donde todos, todas y todes tengamos acceso gratuito.
Esto será posible con la unidad de los y las trabajadoras de la salud y de los demás sectores que viven actualmente las consecuencias de la crisis sanitaria y económica y que comienzan a exigir que la crisis no la paguen ellos.
Para garantizar el derecho a la salud es necesaria la expropiación de los hospitales y farmacéuticas privadas que lucran con la salud de la población, funcionando bajo control de sus trabajadores.