El sábado organismos de derechos humanos se movilizaron en Punta Mogotes, donde cumple arresto domiciliario el represor Juan Miguel Wolk. Piden que se conforme un tribunal que lo juzgue.
Martes 12 de junio de 2018
La movilización partió de Mario Bravo y Vergara rumbo a Crocce 3.045, actual domicilio del genocida. Fue encabezada por una bandera que decía “Tribunal Ya para juzgar a Wolk”, llevada por la titular de Abuelas de Plaza de Mayo filial Mar del Plata Ledda Barreiro, junto a otros organismos de derechos humanos como el CeProDH y varios vecinos.
Una vez frente a la casa, custodiada por diversas fuerzas como la Policía Bonaerense, la Prefectura y efectivos de civil en un claro acto provocativo, se desarrollaron dos actividades artísticas.
Se pintaron en el asfalto las siluetas de embarazadas víctimas del Pozo de Banfield y sus nombres, a lo que se sumó la pintada del cordón de la calle donde se ilustraron lápices de colores en relación a la intervención de Wolk como uno de los responsables del operativo llamado “Noche de los Lápices”. Se leyó un documento y finalmente tomó la palabra Ledda Barreiro.
Toda la actividad fue acompañada por cánticos permanentes, entre ellos el conocido “como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”
¿Quién es Juan Miguel Wolk, El Nazi?
El Nazi o el alemán, como lo apodaron sus camaradas durante la década del 70, mano derecha de Miguel Etchecolatz, fue responsable del centro clandestino de detención conocido como “Pozo de Banfield”, que funcionó desde 1974 (gobierno de Isabel Perón) hasta 1978. En la dictadura uno de sus principales propósitos era albergar a las secuestradas que transitaban el último mes de embarazo.
El genocida encabezó también el grupo de tareas que detuvo y torturó a jóvenes capturados en la Noche de los Lápices, ocurrida el 16 de septiembre de 1976.
Wolk recibió en 1987 su primera condena, a 25 años de prisión. Pero poco después recuperó la libertad a partir de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impulsada por Raúl Alfonsín.
En el año 2000 fue requerido por el juez español Baltazar Garzón para su extradición y juicio en la Audiencia Nacional de Madrid, junto a otros ochenta represores de la dictadura, aunque el gobierno del entonces presidente Fernando de la Rúa no respondió el pedido.
Años más tarde, cuando fue requerido para dar testimonio en los llamados juicios por la verdad, ideó una estrategia para zafar otra vez e hizo llegar un acta de defunción suya fraguada, que se dio como válida a pesar de que seguía cobrando su jubilación como profesor de la Escuela de Policía Juan Vucetich y se paseaba por Mar del Plata con total impunidad.
En 2009 fue ubicado por Marta Ungaro, hermana de uno de los adolescentes desaparecidos en La Noche de los Lápices, y entonces se le dictó la prisión preventiva. A pesar de todo su prontuario, el juez federal de La Plata Arnaldo Corazza le concedió arresto domiciliario.
En 2012, cuando debía ser notificado de la resolución de la Corte Suprema del traslado a una cárcel común, Wolk se fugó de su domicilio donde cumplía arresto. A un año de fugarse fue hallado en la casa de su hermano, en la calle Lebensohn 5.942 (cercano a su domicilio) y fue trasladado a la unidad de máxima seguridad en Marcos Paz.
A principios de 2016 consiguió nuevamente la prisión domiciliaria. El juez federal Ernesto Kreplak, ignorando todo lo que se relató anteriormente, le concedió el beneficio argumentando delicadas enfermedades y así Wolk retornó a Benedetto Crocce 3.045 de Punta Mogotes.
Este lunes el Poder Judicial de La Plata ordenó el cese de la prisión preventiva del excomisario Juan Miguel Wolk, por lo que podría recuperar su libertad aunque seguirá encarcelado porque se encuentra con otra prisión preventiva en la causa por el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Investigaciones de Lanús.
La decisión fue tomada por el Tribunal Oral Federal N°1, al considerar que venció el plazo máximo de detención sin que se haya efectuado el juicio correspondiente.
El caso de Wolk demuestra lo obsceno de la impunidad de los genocidas a través de los diferentes gobiernos desde 1983 a esta parte y la complicidad del Poder Judicial con sus fallos y con los juicios fragmentados donde siempre se empiezan de cero y su manejo del tiempo como mecanismo para garantizar la impunidad.
Si bien su caso es emblemático, no es el único genocida que goza del arresto domiciliario en Mar del Plata, por lo que tenemos que seguir luchando por cárcel común perpetua y efectiva para todos los genocidas.