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Red Internacional
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MOVILIZACIÓN #8M. ¡En Uruguay seamos miles en las calles!

Reproducimos la Declaración de la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas de cara a un nuevo Día Internacional de la Mujer y de las movilizaciones previstas para el próximo #8M, primera manifestación de envergadura bajo el mandato de Lacalle Pou y la avanzada represiva del Ministerio del Interior"

Viernes 6 de marzo de 2020

Nos sentimos parte del movimiento internacional de las mujeres que han salido a las calles, cansadas de los maltratos, de las vejaciones, de las opresiones. Un movimiento que empezó a decirle NO a la violencia de género, a la objetivación de nuestros cuerpos, a la precarización de nuestros trabajos, al no reconocimiento del trabajo doméstico.

En varios países del mundo, este #8M las mujeres saldremos a las calles, porque ya no nos callamos más, porque queremos cambiarlo todo, y estamos dispuestas a luchar a brazo partido para acabar con esta opresión, que lleva tantos años.

En Uruguay: nuevo escenario, viejas opresiones

En nuestro país ha cambiado el signo político del gobierno, asumiendo el Partido Nacional en alianza con el resto de los partidos derechistas, incluyendo el de Manini Ríos, con fuerte presencia militar y un discurso reivindicando la dictadura y contrario a la llamada “agenda de derechos” y a los derechos adquiridos durante todos estos años. La interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario y la ley integral para personas trans no serán puestas en cuestión desde lo legal, pero nos pondrán mil y una trabas para permitir el acceso a las mismas.

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Este cambio de gobierno augura mayores padecimientos para las familias trabajadoras, y también para las mujeres. Lacalle Pou se prepara para llevar adelante varias reformas como la previsional, en beneficio siempre de los más poderosos. Además, reducirá el déficit fiscal a partir del recorte y cierre de muchos programas sociales y educativos y la reducción de la plantilla estatal.

Ya el anteproyecto de Ley de Urgente Consideración fortalece la capacidad represiva del Estado, avanza en la criminalización de la pobreza y de la protesta social, restringe derechos básicos y allana el camino para el ajuste que quieren las multinacionales y los grandes empresarios de la ciudad y del campo.

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Se vienen tiempos más duros para las mujeres ya que tendremos que lidiar con la carestía de la vida, con crisis económicas, recortes de políticas sociales y retroceso de nuestras conquistas.

Mientras tanto, seguimos sin que el Estado se haga verdaderamente responsable de las cifras alarmantes de feminicidios. Este flagelo es todavía hoy naturalizado, y si ahora hay mayores niveles de conciencia, no fue gracias al Estado sino a las mujeres que venimos de años de hacer visible nuestra situación de opresión.

Mientras tanto, las mujeres ocupamos los trabajos y puestos de menor calificación, o directamente cobramos menos que los varones por la misma tarea. Mientras tanto, también engrosamos las filas de la desocupación y de la pobreza estructural.

El Feminismo (liberal) está de moda

Hoy varias de las mujeres políticas de todos los partidos se auto definen como “feministas”, pero es un feminismo “de las acomodadas” que pretende obtener mayores niveles de equidad de género dentro de los marcos de este sistema capitalista y patriarcal, donde las mujeres puedan acceder a cargos ejecutivos, a la representación política, rompiendo el famoso “techo de cristal”.

Sin ir más lejos, la electa vicepresidenta Beatriz Argimón participa de las movilizaciones del #8M, mientras que gobierna al servicio de las empresas y de los grandes terratenientes que niegan todo derecho laboral, que mantienen trabajo casi esclavo o sin registrar, y que se abusan (hasta sexualmente) de la necesidad de las mujeres trabajadoras.

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Ellas son parte de una clase política tradicionalista, misógina y conservadora. Fomentan la mayor injerencia de las iglesias dentro de las políticas estatales, pero miran cínicamente para otro lado cuando estallan escándalos como el del intendente de Colonia Carlos Moreira, que ofreció pasantías laborales a cambio de sexo y fue sobreseído por la justicia y perdonado por el Partido Nacional de Argimón, que hoy lo consagra nuevamente como candidato a la intendencia.

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Por un Feminismo que lo cuestione todo

Desde Pan y Rosas luchamos por un Feminismo que se proponga cuestionar la sociedad en que vivimos, que no deje piedra sobre piedra de aquellas instituciones retrógradas y patriarcales que reproducen nuestra opresión, y que luche por superar al capitalismo construyendo una sociedad más igualitaria donde no haya ninguna opresión ni explotación de ningún tipo.

Nuestro Feminismo es socialista, porque vemos el entramado de relaciones que existen entre explotación de clase y opresión de género, donde las mujeres trabajadoras son “las más explotadas dentro de los explotados, y las más oprimidas dentro de las oprimidas”. Bregamos por la organización de la mujer trabajadora junto con el resto de las mujeres en lucha por una verdadera emancipación de la mujer. Luchamos junto a nuestros compañeros varones en los espacios mixtos, en los sindicatos y centros de estudiantes, combatiendo el machismo imperante y promoviendo la igualdad de género en todos los ámbitos. Combatimos los prejuicios machistas de la sociedad, alimentados por los Estados y sus instituciones patriarcales, los medios de comunicación y también por quienes se dicen representantes a nivel sindical.

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El PIT-CNT este año no convocó paro general

Justamente estos dirigentes sindicales encumbrados en las cúpulas de los sindicatos y la central obrera, y con la excusa de que caía domingo, este 8 de marzo no convocaron a un paro general, sino que la medida quedó para ser discutida en cada sindicato, y a criterio de cada quien, aunque se garantizó que no se pondrán sanciones administrativas a quien decida parar. Sin embargo, muchas mujeres que trabajan en hoteles, supermercados, hospitales, aeropuertos, comercios, etc., no tendrán asegurado poder parar y marchar, y quedará sujeto a lo que decida cada gremio. Varios son ya lo que definieron paro de 24 hs para las mujeres y o paros parciales, como FUECYS. Pero la medida pierde su contundencia ya que no unifica toda la fuerza que tiene la clase trabajadora cuando para.

Las mujeres no podemos esperar sino de nosotras mismas la defensa de nuestros derechos, y por eso este #8M tenemos que ser miles y miles en las calles.

Necesitamos un movimiento de mujeres que se defina como anticapitalista, antipatriarcal e independiente del Estado, para no tener ninguna atadura que nos impida cuestionarlo todo y conquistar nuestra emancipación. Para que podamos luchar contra los feminicidios y la responsabilidad estatal, contra la violencia de género y sus graves consecuencias a la salud de mujeres y niñas y niños, contra la trata y explotación sexual, contra la injerencia de las iglesias en nuestros cuerpos y en las políticas educativas, y por cada una de las injusticias que ya no queremos soportar más.

Este #8M, marchá con Pan y Rosas

El gobierno ha generado un clima enrarecido y amenazante respecto de la movilización del domingo, afirmando claramente que tomaría medidas firmes si existiera alguna irregularidad. El ministro del interior Jorge Larrañaga, que otrora quiso sacar a los militares a patrullar las calles, hoy amenaza a las mujeres y pone en riesgo la integridad física y psíquica de quienes marchen. A Larrañaga y sus fuerzas represivas prontas para matar – como se vio en varios operativos en los últimos días – no les tenemos miedo, porque cuando las mujeres salimos por nuestros derechos, no nos para nadie.

Pan y Rosas es una corriente internacional que está presente en varios países de Latinoamérica y Europa. En sintonía con otros movimientos, te invitamos a pelear y marchar juntas.

¡Porque exigimos el pan, pero también las rosas!

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