Queda cerca de un mes y medio para un nuevo 8 de marzo y algunos podrán decir que es apresurado hablar de esto ahora, tal vez, si lo medimos en términos numéricos de días, pero políticamente está más cerca y más vigente de lo que se puede pensar.

Rafaella Ruilova Licenciada en historia y militante de Pan y Rosas
Martes 20 de enero de 2015

El planteamiento de un día internacional de las mujeres nace en 1910 durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, con el objetivo de homenajear a todas aquellas mujeres trabajadoras que llevaron adelante las primeras acciones organizadas contra la explotación capitalista. Esa es su real raíz histórica y su fin político, el que se ha intentado borrar con el puño de grandes campañas publicitarias al servicio de empresas que promueven sus productos, promoviendo con ellos un estereotipo de mujer, la madre a la que se le regalan flores. Una concepción bien distante a la de aquellas luchadoras que querían transformar la realidad y conquistar sus derechos.
Hay que revindicar la tradición, el mensaje y el legado que nos deja esta fecha de lucha. Y así lo hemos conmemorado distintas activistas y militantes feministas, el “8 de marzo de lucha y feminista” organizado el 2014 por la Coordinadora Feministas en Lucha lo expresó.
El día Internacional de las mujeres trabajadoras no se acerca en un marco cualquiera, sino en medio de reformas, entre ellas la discusión de reforma laboral y de la “agenda de género” que contempla la despenalización del aborto en tres causales. A su vez, todo está cruzado por la deslegitimización que produjo el caso penta que en el fondo ha mostrado para quién hacen política la casta de parlamentarios millonarios.
Si bien es un avance plantear la despenalización en las tres causales para dejar de ser uno de los 6 países donde se penaliza en cualquier caso el aborto, esta medida responde solamente al 3% de los casos. Entonces, el problema sigue presente y seguirá si contar con un derecho democrático y decidir sigue siendo un privilegio para quienes pueden pagar por ello. Y a pesar de que no responde a la necesidad de miles de mujeres, la derecha y la iglesia ponen trabajas para abrir y desarrollar el debate.
Así la tarea para las trabajadoras, estudiantes, activistas y feministas para este 8 de marzo se empieza a mostrar cada vez más clara. No serán los parlamentarios millonarios los que nos entregaran nuestros derechos, sino que será la fuerza de la organización para salir a luchar por ellos y conquistarlos, es así como se plantea una amplia campaña por el derecho al aborto libre, legal y gratuito “Derecho a decidir=personas libres”. Levantar esta campaña es un paso, el paso que queda es levantar las banderas de un 8 de marzo que ponga al centro las demandas democráticas de las mujeres, como el aborto legal, seguro y gratuito, y las demandas de las y los trabajadores, rememorando así este día histórico de la lucha de las trabajadoras.