En su primer discurso tras el triunfo de este domingo el ultraderechista Jair Bolsonaro dejó en claro que en alianza con los partidos corruptos del parlamento va a llevar adelante ajuste y ataques.
Domingo 28 de octubre de 2018 23:00
El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro inició su primer discurso citando un pasaje bíblico, el mismo formato que marcó toda su campaña electoral.
Una retórica para cautivar a los sectores más reaccionarios y conservadores que se identifican con los ataques contra mujeres, negros, y la diversidad sexual.
En su discurso Bolsonaro dejó claro que garantizará por encima de todo el pago religioso de la deuda pública, buscando todos los mecanismos para, en sus palabras, "convertir el déficit en superávit". Es decir, cortar todos los gastos que sea posible atacando los derechos básicos a la educación y salud, para redireccionar ese dinero al pago de la deuda ilegítima, ilegal y fraudulenta, que es uno de los mayores mecanismos de saqueo de las riquezas nacionales por parte de los banqueros. Bolsonaro esconde que todo superávit es destinado al pago de esta deuda, y no puede ser gastado, según la Ley de Responsabilidad Fiscal para inversión en Salud y Educación.
Gran defensor del privilegio de los políticos, Bolsonaro no está dispuesto a cortar los super salarios y beneficios de diputados y jueces. Por el contrario, está dispuesto a atacar duramente a los trabajadores con reformas como la de las jubilaciones o la eliminación del aguinaldo.
Bolsonaro dijo en el vivo que hizo en su página en Facebook que todo lo logró sin una gran estructura partidaria, ni fondos partidarios. Una mentira de principio a fin ya que el PSL fue uno de los partidos que recibió dinero del fondo partidario, que es proporcional al número de diputados federales del partido. El PSL tuvo derecho a 6,2 millones de reales de este fondo partidario, lo que aumentará exponencialmente pudiendo llegar a 110 millones en 2019 por haber logrado ampliar su bancada a 52 diputados.
Sin embargo, el escándalo de la llamada caja 2 de Bolsonaro trajo a la superficie de dónde venía el verdadero aporte a su campaña: un grupo de empresarios inyectó cerca de 12 millones de reales comprando paquetes de envío masivo de spam via WhatsApp, para distribuir diversas fake news contra Fernando Haddad.
Bolsonaro afirma que garantizará su gobierno bajo dos vías: un gran "equipo de especialistas" y condiciones de gobernabilidad. Durante la segunda vuelta, Bolsonaro divulgó algunos de los personajes con quienes estaba hablando para asumir los ministerios. El grupo de 9 posibles ministros de Bolsonaro no es más que un verdadero show de terror, contando con militares, latifundistas y empresarios. Además, su más fiel aliado en los ataques contra los trabajadores, el economista y futuro ministro de Economía Paulo Guedes, tiene como meta número uno aplicar aún más violentamente la reforma jubilatoria, que no pudo garantizar Temer.
La “bancada de la biblia”, que agrupa al lobby religioso, que divulgó un documento recientemente un documento de 60 páginas, mostraba la línea de acción de una de las mayores bancadas de la Cámara de Diputados: 182 ultra reaccionarios y fundamentalistas religiosos enfocados en aplicar la reforma previsional. Esta bancada, así como la “del buey” (agrobusiness) y la “de la bala” (fuerzas represivas) está alineada con Bolsonaro para garantizar las reformas más necesarias para los capitalistas, haciendo alianzas con los partidos más sucios y corruptos de la política brasileña, como el DEM.
Sobre sus sociedades para la “gobernabilidad”, Bolsonaro tranquilizó a sus aliados: “todos los compromisos asumidos serán cumplidos, con todas las bancadas”. Su discurso deja en claro que, por más que intente garantizar en sus discursos que está del lado del “pueblo brasileño”, Bolsonaro está del lado de los burgueses y golpistas. Está del lado opuesto al del pueblo y los trabajadores.
En su discurso, Bolsonaro sale también en defensa de la democracia, la libertad religiosa y política: un discurso claramente mentiroso. En estas elecciones, seguidores de Bolsonaro fueron responsables por la muerte de 4 personas de opinión política distinta. Se sostiene en el discurso de odio de Bolsonaro contra militantes de izquierda y contra el comunismo, afirmando que va a ametrallar y barrer a los “rojos”.