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Red Internacional
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Balance del Mundial de Básquet España 2014. En un mundial de nuevas generaciones, ganó la mejor y más joven

Estados Unidos demolió a Serbia 129 a 92 y se consagró campeón. Todo el campeonato fue un trámite para el Dream Team: promediaron 33 puntos de ventaja por cotejo. Lo más interesante del mundial estuvo en el recambio generacional y las nuevas propuestas de los seleccionados. Heroico segundo puesto para una Serbia que no era principal candidata antes del torneo. Francia ganó el bronce a Lituania 95 a 93, que no pudo subir al podio pero siempre está ahí, entre los de arriba. Balance de un mundial donde la supremacía estadounidense fue absoluta.

Miércoles 17 de septiembre de 2014

Aclaremos algo: Estados Unidos nunca había ganado dos mundiales de básquet seguidos, hasta hoy. En un principio porque jugaba con los universitarios o la CBA; y luego porque aparecieron equipos como el de la generación dorada de Argentina, Lituania o Grecia, que humillaron a los mediocres Dream Team de la década pasada. Cansados de esto y con el fantasma de una nueva derrota, apostaron a un equipo sin las mejores estrellas pero con un arma letal. Quizás el mejor entrenador de toda la historia: Mike Kryzewski. De la vieja guardia, amo y señor de la Universidad de Duke, desayuna, almuerza, merienda y cena básquet. Y armó así el equipo más joven del torneo: 24 años de promedio. Algo que le conviene por el estilo universitario del "coach K". La ventaja que tiene esta joven selección es que ya se acostumbró a jugar contra el básquet FIBA: los europeos y sudamericanos que pueblan la NBA ya les han enseñado cómo marcar sus bandejas voladitas, los "euro-step" y la eficacia a distancia. Y así los norteamericanos se convirtieron en amos y señores del juego nuevamente. Este Dream Team tuvo algo en particular que lo agranda. Más allá de las figuras como Hardem, Curry, Rose, Irving o Davis, marcó el sello yanqui en cada juego, sacando de promedio 33 puntos por partido. Estados Unidos quiso dejar bien claro que son inalcanzables, como los primeros dos Dream Team de los 90´s. Y así se mostraron.

Hay que decir algo justo para Serbia: no era el invitado de honor para la final. Ese puesto estaba reservado para España, que cayó ante Francia. Y esa Serbia que comenzó mal en el grupo se fue tomando revancha uno a uno. Hay que ganarle a Grecia, darle una paliza al talentoso Brasil y derrotar a Francia para llegar a la final. Ya lo hemos dicho y lo repetimos: Serbia tiene esa escuela de básquet que viene de la ex-Yugoslavia, que sin ser muy vistosa, es por demás efectiva. El base Teodosic es, quizás, el mejor jugador de todo el torneo. Líder espiritual por su garra contagiosa y sumo goleador del equipo, se consagró en la semifinal contra los galos. Gobernó de principio a fin ese partido, dio cátedra con puntería y mantuvo su mente fría cuando vino la reacción. Es la cabeza de este equipo que gustó taladrar debajo del cesto con las torres Raduljica y Bjelica y de las penetraciones de Markovic. Y es un equipo con banquillo, que dificulta más aún desbancarlo.

Francia quizás fue uno de los equipos más lindos para ver jugar en la competencia. Con un liderato en tándem, entre el base Heurtel y amigo de Ginobili en los Spurs, Boris Diaw, mostraron un juego distinto. Contra España mataron cada segundo de posesión del balón, poniendo nerviosos a todos los españoles. Hay pasta para eso y ambos lideraron mentalmente a este equipo. Gobert mostró que es un gran pivote defensivo y que aún puede desarrollar su ataque. La estrella goleadora, Batum, se mostró como un escolta brillante. Deleitó con sus cortadas al aro, esas bandejas en penetración con una destreza sólo comparable con el recordado Clyde "The Glyde" Drexler, la copia sui generis de Jordan en los 90´s. Esta Francia jugó sin Parker y Noah, y aún así, mostró un potencial enorme. Habrá que acostumbrarse a la Marsellesa.

El juego de Lituania es como el serbio, marca toda una escuela de tradición nacional. Llegaron al mundial sin su base natural, lesionado. Le costó todo el torneo ubicar un director de orquesta. Al final fue Juskevicius quien mejor pudo cumplir ese papel. Sus fuertes fueron la defensa -de las más duras del torneo- la eficacia de los triples y el juego en el poste bajo. El pivot de los Toronto Raptors de la NBA, Valanciunas, fue el líder del equipo todo el torneo. Con sus 2,13 mts se mostró imparable abajo del cesto. Su juego, a la corta edad de 22 años, hace recordar a Arbidas Sabonis. Este viejo lituano, que jugó gran parte de su carrera deportiva para la URSS, fue uno de los primeros pivots europeos en mostrar su buena técnica en la NBA. Al final de su carrera le dió el bronce a Lituania en los juegos olímpicos de 1992 y 1996. El joven Valanciunas ya está entre los grandes y tiene para rato.

Hay que decirlo clarito: fueron las federaciones de los estados mal llamados socialistas los que obligaron a los Estados Unidos a llamar a los NBA para los Olímpicos y los Mundiales. Esos países que sin la propiedad privada capitalista pudieron hacer avanzar económica y culturalmente a naciones enteras, pero que con una fuerte y corrompida burocracia prepararon el terreno para su caída, son los que le dieron una potente base de calidad al deporte de estos países. Ahora vemos a Serbia, Eslovenia, Croacia, Lituania y Ucrania entre los mejores seleccionados del mundo. Quizás la diferencia con los yanquis es mucha, pero hay que reconocer algo que pocos dicen: Estados Unidos es todo un continente en sí mismo, y su liga de básquet es la más fuerte del mundo, entre otras cosas, porque dispone de millares de jugadores de los mejores pagos y entrenados del mundo, entre ellos europeos, sudamericanos, asiáticos y africanos.

Veremos cómo se desarrollan en los próximos años las nuevas jóvenes generaciones que se animarán a retar su dominio. Argentina marcó una bisagra en la primera década de estre siglo. Este Dream Team quiere encerrar al cuco a base de oro (segundo campeonato mundial que gana consecutivo). Quizás lo logre, quizás no.