Con el lema “Diferentes Trabajos. Iguales Derechos” se realizó un encuentro entre referentes de AMMAR y legisladores neuquinos. La Izquierda Diario entrevistó a Georgina Orellano, Secretaria General de AMMAR Nacional.
Jueves 11 de agosto de 2016 17:41
Participaron del Encuentro los diputados Eduardo Fuentes y Raúl Podestá (FG-NE), Tom Romero (Frente Renovador), Alejandro Vidal (UCR), Ayelén Gutiérrez y Guillermo Carnaghi (FPV). El diputado del PTS-FIT Raúl Godoy hizo llegar una adhesión debido a que no se encontraba en la provincia. La adhesión fue leída por las organizadoras al finalizar el encuentro: “desde la banca del PTS en el Frente de Izquierda estamos interesados en abordar el debate más allá de las diferencias políticas o ideológicas que podamos tener entre organizaciones respecto de la prostitución y el trabajo sexual. Lo que hoy está en discusión es la vida y derechos de mujeres que deciden ejercer esta actividad y vamos a apoyar toda iniciativa que sea un paso adelante en la defensa de sus derechos. Desde nuestra banca al mismo tiempo que combatimos la estigmatización, la persecución y marginación social denunciamos la represión policial, la complicidad de las fuerzas represivas del Estado, sus funcionarios políticos, la justicia y poderosos empresarios en el funcionamiento y la impunidad con la que operan las redes de trata. Por este motivo saludamos este primer encuentro entre legisladores y trabajadoras sexuales y quedamos a disposición de futuros encuentros”.
La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR - CTA) presentó en el año 2014 un proyecto de Ley para regular el Trabajo Sexual Autónomo en Neuquén. La propuesta contempla, entre otros puntos, la posibilidad de habilitar las Cooperativas de Trabajadoras Sexuales y el registro como monotributistas para acceder a obra social, aportes jubilatorios, créditos, vivienda, entre otros derechos que hoy no poseen. Busca crear un marco regulatorio “con derechos y garantías y no con persecución y criminalización como lo que tenemos que sufrir a diario por trabajar en la clandestinidad”, señaló Georgina Orellano.
Las organizadoras adelantaron que el objetivo del encuentro con legisladores es reabrir el debate y los legisladores presentes se comprometieron a solicitar que sea tratado en la Comisión de Trabajo donde se encuentra desde hace dos años sin debatir.
La Izquierda Diario dialogó luego del encuentro con Georgina Orellano, Secretaria General de AMMAR Nacional.
¿Cuál fue el planteo que realizaron desde AMMAR a los legisladores?
Planteamos un encuentro, una mesa de trabajo entre legisladores y legisladoras de diferentes fuerzas políticas y las trabajadoras sexuales con el objetivo de plantear la necesidad de discutir el Proyecto de Ley que presentamos en diciembre 2014.
Creamos estos encuentros para que se puedan escuchar nuestras voces y que se comience a debatir y discutir el tema del trabajo sexual desde una perspectiva laboral y de derechos y no desde una mirada moralista con argumentos teóricos o discusiones que nos hacen quedar entrampadas en un debate muy cerrado con los movimientos feministas sobre si la prostitución puede ser considerada un trabajo o no. Me parece que hay que darle una vuelta a esa discusión por que mientras lo seguimos discutiendo, a nosotras nos sigue atravesando la precarización laboral, la falta de derechos, a la vivienda digna, la exposición a cualquier abuso o violencia institucional por parte de las fuerzas policiales. Hay que dar un salto de madurez para abordar este tema desde una perspectiva de derechos y del respeto.
La política prohibicionista que se desplegó en Neuquén y en la mayoría de las provincias dio un resultado negativo ya que nos empujó a una mayor clandestinidad. Nos parece que el Estado tiene que responder pero desde una presencia real de protección para que nuestros derechos no sigan siendo vulnerados.
Desde AMMAR, buscan el reconocimiento del trabajo sexual
Si, nosotras consideramos que ningún trabajo es digno en el capitalismo. Que todos estamos atravesados por situaciones de desigualdad, por condicionamientos que nos pone un otro, que imponen sobre nuestros cuerpos cosificados. Uno está siempre vendiendo su fuerza de trabajo, quizás muchos no están conformes con el salario y con la carga horaria y sus condiciones laborales.
Pero ante esto la respuesta no es ir a prohibir las fábricas, sino por el contrario es intentar organizar a los trabajadores y a través de la organización y lucha sindical mejorar esas condiciones laborales, más acceso a más derechos.
Esa misma respuesta es la que queremos nosotras para nuestro sector. Explotación hay en todos los trabajos. No creemos que ninguna mujer ni hombre que pertenezca a la clase obrera elija libremente lo que quiera hacer sino que todos estamos condicionados por este sistema a terminar haciendo trabajos que no lo hacemos con placer ni con felicidad. Hay una necesidad real, todos tenemos que salir a trabajar, no sólo las trabajadoras sexuales, para mejorar nuestra calidad de vida.
Nosotras somos muy críticas hacia nuestras condiciones. Son indignas, pero son condiciones establecidas por la clandestinidad de la actividad. Llegamos a los 60 años y no nos podemos jubilar, sufrimos precarización laboral, persecución policial, favores sexuales, robos compulsivos donde nos roban nuestro dinero.
Nosotras queremos que haya un verdadero cambio de paradigma. Que respeten la decisión de las mujeres que estamos organizadas y que decimos “este es nuestro trabajo”. Que respeten nuestra decisión y que nos vean como mujeres sujetas de derechos y no como objetos, donde cualquiera puede hablar por nosotras y no se nos permita hablar por nosotras mismas.
Respecto del Proyecto presentado en el 2014, ¿ustedes quieren introducir modificaciones?
Queremos modificar algunos artículos, porque la realidad nuestra ha cambiado. Se han modificado algunas modalidades de trabajo, han aparecido otras formas en las que las compañeras comienzan a trabajar a través de internet sobre todo y queremos que la ley ampare a todas las compañeras.
También queremos contemplar agregar un artículo que, mediante el Ministerio de Desarrollo Social se generen trabajos, micro-emprendimientos o generación de trabajo real para las que no quieran ejercer más el trabajo sexual, puedan tener una alternativa real garantizada por el Estado con una mirada real y no precaria, desde el derecho laboral.
¿Cuál es el debate con los sectores feministas abolicionistas?
Muchas veces caíamos en la trampa de quedarnos discutiendo horas y horas, sobre si la prostitución podría ser considerada un trabajo o no. Es un debate que agota, que no se termina, porque son posiciones súper encontradas, irreconciliables.
Hay que buscar un punto de encuentro, generar una agenda y trabajar en los ejes que acordemos. Uno de ellos es poder plantear entre todo el movimiento de mujeres la lucha por la derogación de los artículos contravencionales que están vigentes en 18 provincias. Más allá de que podamos discutir si es o no es trabajo para nuestras compañeras es una realidad, se las siguen llevando presas 30 y 60 días. La policía que lleva adelante estos artículos no le pregunta si se reconoce abolicionista o reglamentarista. Es un debate que no interesa mucho en las bases. Las compañeras nos piden poder trabajar tranquilas, que esa noche puedan volver a sus casas y que no pasen la noche en un penal o en la comisaría.
Hay que ir en busca del verdadero abolicionismo. Dicen que protegen y defienden a las mujeres y que están en contra de que sean perseguidas. Entonces hay que hacer una crítica a las leyes punitivistas que ellas apoyaron. Nos han tirado el Derecho Penal encima y tenemos a la policía que ingresa a nuestros departamentos, sin orden judicial. Nadie esta fiscalizando lo que hace la policía que es una fuerza totalmente represiva para los sectores más vulnerables y sobre todo para los que trabajamos en la clandestinidad.
Lo que yo les diría es que así como levantamos la bandera por la despenalización del aborto, diciendo que toda mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, me parece que somos mujeres -habría que ver si somos o no mujeres, entramos en la categoría- y así como podemos abortar podemos decidir qué hacer con nuestros cuerpos. Lo único que pedimos es acceso a derechos que ellas seguramente tienen y desde ese lugar niegan a los sectores más vulnerables.
¿Qué implicancias subjetivas tiene reconocerse y ser reconocidas como trabajadoras sexuales?
Una se saca la mochila de culpas y comprende que la mayoría de los problemas que nos atraviesan por ser mujeres y por pertenecer a la clase obrera responden a patrones socioculturales muy arraigados en nuestra sociedad y lo vive como una liberación.
Esto lo vemos en nosotras mismas y en otras compañeras cuando comienzan a hacerse visibles, a no usar más máscaras en las marchas, a manifestar su participación activa en la militancia y su participación en actividades que son públicas porque nos damos cuenta que todo lo que decían de nosotras no es cierto. Estas cuestiones van a cambiar con un cambio de paradigma, cuando empiece a hablar de estas problemáticas y no las esconda debajo de la alfombra.