Sábado 4 de octubre de 2014
La ruptura del diálogo con el Gobierno por parte de los estudiantes de Hong Kong a causa de los ataques contra los manifestantes deja en la incertidumbre la búsqueda de una solución negociada a las protestas.
"Son el Gobierno y la Policía quienes rompen el diálogo", afirmó en un comunicado la Federación de Estudiantes, que denunció que las autoridades se desentendieron de los actos violentos contra los manifestantes, sucedidos el viernes, por lo que "ahora deben atenerse a las consecuencias".
Durante la sexta jornada de protestas se produjeron momentos de tensión después de que numerosos grupos antiprotestas atacaron a los manifestantes en la zona de Causeway Bay y en Mong Kok, dos de los barrios más populosos de la ciudad y con una elevada actividad comercial.
Según informa la agencia Efe, varios grupos antiprotesta rodearon a los estudiantes en la zona de Mong Kok, y trataron de desmontar sus tiendas colocadas en la calle, y a medida que pasaban las horas vieron cómo cientos de manifestantes venían en su apoyo. La policía estableció un cordón de seguridad para contener a los que pretendían arremeter contra los jóvenes.
Los estudiantes denunciaron que muchas de los “antiocupación” han llegado a la zona en autobuses fletados desde la frontera con la ciudad china de Shenzhen por "el Gobierno de Pekín, que les ha pagado para estar aquí". "Llegaron de la nada, son gente pagada por el Gobierno, no son de aquí, no hablan bien cantonés (variante del idioma chino que se habla en Hong Kong)", explicó a Efe una joven de 26 años llamada Cynthia, integrante del movimiento prodemocrático.
Los representantes de Occupy Central y de la Federación de Estudiantes anunciaron que pedirán oficialmente una reunión con la "número dos" del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, lo que mantiene la expectativa de reflotar el diálogo.
La sexta jornada de manifestaciones concluyó con algunos enfrentamientos que vuelven a dejar en el aire el final de estas protestas. Las manifestaciones iniciadas por estudiantes, recibieron el apoyo de miles luego de que la policía las reprimió el pasado sábado empleando gases lacrimógenos. Sin embargo, esta fortaleza no logró torcer la balanza a favor de los manifestantes y es lo que aún mantiene al gobierno de Hong Kong y el de Beijing en una posición dura contra los reclamos de las movilizaciones.