Opinión /Género. ¿Es mostrar los hombros una distracción?

¿Provocamos las mujeres a los hombres si usamos un short o una musculosa? Esta es una discusión que estuvo dando vueltas por el colegio IPEM 348 Gabriel García Márquez, que fue desde el personal directivo, hasta la comunidad educativa.

Hace unos meses las estudiantes venimos recibiendo comentarios como "no podés venir con una musculosa con escote porque puede ser distrayente, no sólo para los profesores, sino también para tus compañeros varones", o cuando nos ven con un short puesto "estás vestida de una manera muy indecente, tenés que cubrirte".

Con el calor se destapa la gente y se destapa también todo el machismo que rige en la escuela, y que está detrás de todas las reglas de vestimenta. La discusión no es "uniforme sí o no", sino que detrás de esto está la creencia de que el cuerpo de la mujer es algo pecaminoso, que provoca y que distrae.

Como siempre, la culpable de las acciones de otros sobre nuestros cuerpos sin nuestro consentimiento somos las mujeres. Por eso, si un tipo te acosa cuando vas en colectivo, si te gritan "piropos" por la calle, o incluso si te violan, la culpa es tuya porque "la falda era muy corta".

Lo que sucedió fue que a varias estudiantes del IPEM, incluida quien escribe, nos han llamado la atención por el uso de musculosas y pantalones cortos, alegando que no es forma de estar vestidas, a pesar de que viene haciendo más de 35° todos los días. Incluso usando pantalones a penas un poco por arriba de la rodilla.

Todas estas acusaciones son violencia simbólica hacia la mujer, que bien sabemos el movimiento de mujeres y disidencias, cuando deja de ser simbólica y pasa a ser física, las acusaciones son exactamente las mismas: "con esa ropa lo estaba pidiendo" "salía mucho a bailar" y demases.

Muchas veces se habla del patriarcado como algo del pasado, que hoy ya no sucede, pero todas estas creencias ayudan a seguir reforzando roles y estereotipos de género, en el que el hombre tiene privilegios por sobre la mujer, por ejemplo al poder ejercer su sexualidad con libertad (siempre y cuando sea un hombre cis y heterosexual), y además el poder decidir sobre el cuerpo de las mujeres si siente que su ropa le da el derecho a hacerlo.

Esta postura hay que discutirla, sobre todo cuando hay una ley, la 26150, que establece que "todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos públicos", porque sino se sigue manteniendo un sistema de opresión en la que se ven afectadas mujeres y disidencias.

Por otro lado, volviendo al uniforme en sí, también hay un factor a tener en cuenta, y es que la compra de uniformes, o de ropa que se adecúe a estos, implica un gran gasto para las familias de quienes asisten al IPEM, una escuela _pública_, y para alguien con dos hijos que vayan, ya es un gasto de por lo menos 10 mil pesos en uniformes, siendo que muchos somos hijos de trabajadores, la mayoría muy precarizados, porque así son la mayoría de trabajos que se consiguen en Carlos Paz.

Por todo esto es que llamamos a pensar esta problemática, a no quedarse enfrascado en discutir la formalidad del uniforme, sino en la discusión de fondo. Y más todavía hay que profundizar el tema cuando es algo que salió cercano a la fecha del 25 de noviembre, el día internacional de la lucha contra la violencia hacia las mujeres -parte de la nota fue escrita ese día-, que abarca todo el tema del que estamos hablando.

Mientras tanto, el Centro de Estudiantes brilla por su ausencia. No discuten, no organizan, no están presentes en ningún reclamo que puedan tener los estudiantes. Pero eso sí, cuando tiene que hacer acto de presencia, es siempre en pos de lo que bajen las autoridades escolares, es decir, carecen de cualquier autonomía respecto a éstas. Por eso, cuando se presentan situaciones como estas, no se puede esperar ninguna ayuda de su parte. Ahora más que nada, hace falta un centro de estudiantes independiente de las autoridades y que esté al servicio de las luchas de los estudiantes.