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Red Internacional
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ESTADO ISLÁMICO. Estados Unidos aumenta su presencia en Irak, pero sin entrar en combate

Obama aprobó el miércoles el envío de 450 nuevos militares a Irak que realizarán tareas de asesoramiento y entrenamiento. Estados Unidos mantiene su política de bombardeos aéreos contra la avanzada del Estado Islámico, pero sin involucrar a sus tropas en el terreno ni entrar en combate.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Jueves 11 de junio de 2015

Fotografía: EFE

Estados Unidos anunció el miércoles sus planes para instalar una nueva base militar en la provincia iraquí de Al-Anbar, y el desplegar 450 entrenadores adicionales. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest dijo en un comunicado que estos militares adicionales "no servirán en papel de combate" y se unirán a "los 3.100 soldados estadounidenses ya desplegados en Irak".

El presidente Barack Obama trata de esta manera de dar algún tipo de respuesta frente a las críticas por la inacción ante el Estado Islámico, que viene de tomar las importantes ciudades de Palmira en Siria y Ramadi en Irak, a fines del mes pasado.

La semana pasada, en una reunión en París de los miembros de la coalición de países liderada por EE.UU. para combatir al EI hubo reproches cruzados entre el gobierno de Irak, que considera escasa la ayuda norteamericana, y de EE.UU. que cuestiona el accionar del Ejército iraquí.

El primer ministro Iraquí Haider al-Abadi había expresado que el avance del Estado Islámico es un “fracaso de la comunidad internacional", mientras que le exigió a los países de la coalición más apoyo militar.

La respuesta de Obama llegó unos días después, al término de la reunión del G7 en Alemania, cuando trató de deslindar responsabilidades sobre el avance del EI diciendo que “Todavía no tenemos una estrategia completa porque esta requiere compromisos por parte de los iraquíes”. EE.UU. ya había cuestionado al ejército iraquí por abandonar Ramadi y dejar armas y equipamiento estadounidenses en manos del EI.

El plan presentado la semana pasada por el primer ministro iraquí parecía más una expresión de deseo que una realidad: incluía la reconquista de Ramadi y de la provincia de Al-Anbar, apoyándose sobre todo en combatientes tribales sunnitas (la misma confesión de EI), que estarán bajo comando iraquí. También se presentaba una propuesta de reformas políticas para integrar mejor a la comunidad sunnita a las instancias oficiales iraquíes, dominada por los chiitas.

Este plan no funcionó hasta el momento y nada indica que lo vaya a hacer ahora. El fuerte componente chiita y pro iraní de las tropas que combaten al EI, generan desconfianza entre los sunnitas, razón por la cual el plan de al-Abadi no generó mucho entusiasmo.

En este marco Obama intenta salvar la situación con un anuncio de extensión de sus tropas en Irak pero sin cambiar su política de acompañar solo con bombardeos al ejército iraquí, sin intervenir en combate. Esta política es la que ya viene fracasando desde el inicio de la ofensiva contra el Estado Islámico. Más de 4000 ataques aéreos liderados por Estados Unidos y una coalición de 60 países no consiguieron impedirles controlar un tercio de Irak y la mitad de Siria. Por este motivo es de esperar que en el corto plazo no haya grandes cambios en cuanto a la ofensiva sobre el Estado Islámico. De hecho la toma de la ciudad de Ramadi retrasó los planes de Estados Unidos de recuperar la ciudad de Mosul, la segunda más grande de Irak, que estaba prevista para el mes pasado y ahora quedará pendiente para 2016.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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