Estudiantes de la UTN, el INSPT y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA se reunieron por Zoom para debatir sobre cómo poner el conocimiento a disposición de los trabajadores, enfrentar la crisis económica y la pandemia. Participaron trabajadores de Madygraf, de la línea B y de la sección Ciencia y Tecnología de La Izquierda Diario.
Viernes 21 de mayo de 2021 13:30
Estudiantes de la UTN, el INSPT y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA se reunieron este martes 18 por Zoom para debatir sobre cómo poner el conocimiento a disposición de los trabajadores, enfrentar la crisis económica y la pandemia. Participaron trabajadores de Madygraf, de la línea B y de la sección Ciencia y Tecnología de La Izquierda Diario.
El panel estuvo conformado por Lihuen parte del equipo de la sección de Ciencia y Tecnología de este diario; Daniel Erviti, trabajador del subte; Agustín Bustos, Técnico de mantenimiento industrial UTN y trabajador de la fábrica recuperada Madygraf y Augusto, estudiante de la tecnicatura en Química INSPT.
La Izquierda Diario: una herramienta para pelear
La charla la inició Lihuen, redactora de la sección de Ciencia y Tecnología de este diario, hablando de los distintos aspectos de la crisis: “La pandemia tiene mucho que ver con la producción industrial de alimentos y el agronegocio. Este es un modo de producción que promueve la aparición recurrente de nuevos patógenos: no es casualidad que la pandemia que estamos viviendo sea la cuarta en lo que va del siglo”. Para reflejar la realidad y organizarse, invitó a todos los presentes a unirse a la Comunidad de La Izquierda Diario porque “desde este diario queremos dar una herramienta para dar estas peleas” y propuso pasarlo a amigos, conocidos, compañeros de trabajo y estudio.
Si te interesa: Pandemia:¿desastre natural o crisis ecológica?
Si te interesa: Pandemia:¿desastre natural o crisis ecológica?
ATENCIÓN, Metrovías no informa que la formación presenta Asbesto
En plena pandemia, los empresarios exponen a los trabajadores sin medidas de higiene ni seguridad. Un ejemplo claro es el de Metrovías: en los talleres y en las formaciones de la línea B se encuentra el asbesto, material cancerígeno prohibido hace 20 años, al que están expuestos los trabajadores y usuarios.
Ya son dos los trabajadores del subte fallecidos y más de 50 los que ven afectada su salud por haber estado expuestos a este material. En su intervención, Daniel Erviti, trabajador del subte, contó que “el año pasado con la pandemia el subte funcionaba con capacidad al 5% y se generó una ganancia de 400 millones de pesos.
Imagínense lo que ganan normalmente y nunca invirtieron un peso en infraestructura”. A lo que agregó que “las formaciones salen sin desinfectar en plena pandemia” y que “ellos priorizan sus ganancias sin importarle la vida de los usuarios y trabajadores”. Además, persiguen a los que pelean por una ciudad libre de asbesto, avanzando en el intento de quitar los fueros de delegados.
En el chat y en las intervenciones se mostró un fuerte apoyo a la pelea que llevan adelante.
Si te interesa: Asbesto en el subte: una nueva muerte que los medios no cubrieron
Si te interesa: Asbesto en el subte: una nueva muerte que los medios no cubrieron
El poder de la gestión obrera
Agustín, trabajador de Madygraf, fábrica bajo gestión obrera, y técnico superior de la UTN, abrió presentando la fábrica: un lugar que los trabajadores pusieron a funcionar produciendo revistas, papel prensa y material educativo, cuando la patronal cerró sus puertas, dejando en la calle a más de 200 familias. Contó que los trabajadores de Madygraf se vienen organizando en asambleas y están discutiendo la reconversión productiva de la planta. “Como somos una imprenta, con la pandemia y la digitalización nuestra producción cayó a piques. El año pasado reconvertimos parte de nuestra producción para hacer elementos de higiene que repartimos en escuelas y hospitales”.
La reconversión busca trabajar sobre los plásticos de un solo uso y producir material reutilizable, además de mejorar la eficiencia energética de la planta.
Por último, remarcó el poder y la capacidad de la organización obrera. “Ya sabemos que en el capitalismo las consecuencias de la automatización se traducen en despidos: queremos modernizar la fábrica no para despedir”. En la fábrica, la mejora de la automatización puede servir para reducir los tiempos de trabajo y aumentar los puestos de trabajo. Esto se vuelve vital en un contexto en el que los despidos y la desocupación aumentan cada vez más.
"En la fábrica se organizó el encuentro de ocupados y desocupados el 17 de abril", encuentro en el que se organizaron docentes, trabajadores de salud, precarizados, desocupados y otros sectores para enfrentar el ajuste que lleva adelante el gobierno. Por eso, invitó a que los estudiantes apoyen todas las luchas en curso.
Si te interesa: Encuentro de trabajadores en lucha en Madygraf: un importante paso real en la coordinación
Si te interesa: Encuentro de trabajadores en lucha en Madygraf: un importante paso real en la coordinación
Organicémonos para enfrentar esta crisis
“¿Cómo es posible que desde que comenzó la pandemia no hayan llamado a asamblea contra los problemas de conectividad y deserción que estamos teniendo?”, Augusto, problematizó acerca del rol de los centros de estudiantes de las instituciones.
Con el avance de la crisis económica son cada vez más los estudiantes que se ven obligados a dejar sus carreras. Las becas no alcanzan y el problema de conectividad ya es algo generalizado. Sobre esto, Augusto dijo algo claro: no hay datos por parte de la gestión de cuántos son los compañeros que tuvieron que abandonar las carreras. En esa línea dijo que “es importante que seamos los estudiantes, docentes y no docentes los que generemos esos espacios y que recuperemos los centros de estudiantes para dar respuesta a esas problemáticas”, como por ejemplos los miles de compañeros a los que el gobierno les rechazó la beca Progresar, además de haberles quitado el IFE en el 2021. Las direcciones de los centros de estudiantes (la Franja Morada en el caso de la UTN y la Cámpora en el caso de la FCEyN), no permiten que se desarrolle ningún espacio de base, trabando cualquier medida llevada a cabo por los estudiantes contra el gobierno.
También llamó a generar instancias de organización en el INSPT, que no cuentan con ningún espacio de representación y organización estudiantil.
Propuso levantar una fuerte campaña en las facultades en solidaridad con los trabajadores del subte, pero también por conectividad gratuita y dispositivos como computadoras para estudiantes y docentes. E invitó a movilizar el jueves por la mañana en el obelisco para levantar estos reclamos, además de la exigencia por una IFE de 40mil pesos, y empleo con derechos.
“Entonces, ¿al servicio de quienes está puesto nuestro conocimiento en definitiva?”
“Quienes estudiamos química, ¿vamos a recibirnos para trabajar en laboratorios como MabXience o Richmond que hacen negocios millonarios con las vacunas contra el COVID que la población aún no vio como se había prometido?” En su intervención, Augusto dejó en claro que los aportes de la comunidad científica, y por lo tanto, de los estudiantes de ciencias, tienen que estar al servicio de los trabajadores y las grandes mayorías.
En la pandemia, la apropiación del conocimiento por parte de las grandes multinacionales para maximizar sus ganancias, se puso en evidencia. Las grandes farmacéuticas que tienen las patentes de las vacunas y los gobiernos, hacen negocios millonarios a costa de la vida de las personas. Nosotros, como estudiantes científicos, no podemos dejar pasar por alto esto. Para que nuestro futuro no sea de precarización y miserias, usemos nuestro conocimiento y organicémonos para cambiar la realidad.
Si te interesa: ¿Pandemia hasta cuándo? El covid-19 y la irracionalidad capitalista
Si te interesa: ¿Pandemia hasta cuándo? El covid-19 y la irracionalidad capitalista
Estudiantes y trabajadores salen a pelear, ¿Cómo nos organizamos?
Al final de la charla, se abrió el debate. Entre las primeras preguntas surgía la duda de qué se podía hacer ante Metrovías si ya había sido demostrada la presencia de este material cancerígeno prohibido por ley. Daniel explicó que “esta cuestión es una decisión política” y que en consecuencia la ley es rápida solo para responder a los intereses del sector empresario. Augusto aportó algo más: para torcerle el brazo a la empresa necesitamos hacer presión desde las calles, lugares de trabajo y estudio con una campaña enorme alrededor de lo que pasa en la línea B para que Metrovías y Larreta no puedan mirar para otro lado.
Issabella, estudiante del Joaquín V. González, contó su situación: “Yo me postulé para la PROGRESAR, pero todavía no me dijeron nada, me dice que está siendo evaluada y por todos lados veo que a la gente no se la dieron. O sea, no vi a nadie todavía.”. Ella es trabajadora precarizada y parte de los miles de estudiantes que no llegan a costear sus estudios. “Yo estoy anotada en un profesorado y la verdad es que el año pasado me costó horrores terminar el año. No lo terminé, llegué a mitad de año. Este año me costó anotarme y lo que más me llamaba la atención es que en realidad como decía Augusto nadie sabe cuánta gente está en mala situación para cursar o no está cursando o está cursando menos o le está costando horrores”.
Una estudiante contó que le gustaba la charla y los debates porque es necesario un espacio para salir “de la burbuja que es la facultad”.
Una conclusión que recorrió entre todos los asistentes fue la necesidad de estar organizados, ya sea por impulsar una gran campaña junto a trabajadores del subte, por movilizarnos y reclamar que haya becas Progresar para todos y que ninguno se quede sin estudiar, por un IFE de 40.000 pesos y también por dar todas las peleas que unan a estudiantes y trabajadores frente a la crisis. Por eso entre varios de los asistentes organizaron un grupo de Whatsapp para continuar con la coordinación y, desde ya, buscar nuevos compañeros y compañeras que se sumen a la pelea.