Claudia Inés Lincona y su hijo de 5 años fueron asesinados en su domicilio en Ciudad Juárez. Ni la empresa, ni el sindicato al que pertenecía, responden con el seguro de vida y los apoyos que corresponden a la familia de la trabajadora.
Marisol FN Agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas
Miércoles 14 de marzo de 2018

Claudia Inés Lincona Valles era migrante hondureña y operadora en la empresa estadounidense Lear Corporation, madre soltera de tres niños que vivía en la colonia Paseos de Zaragoza, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Participaba en el movimiento de obreras y obreros de maquila en lucha contra la precarización laboral y por mejoras salariales.
El 9 de marzo fue violada y asesinada frente a su hijo de 5 años, al que también le arrebataron la vida, informan medios locales que al presunto feminicida lo detuvieron en su intento por huir del Estado y que supuestamente trabajaba también para Lear Corporation y realizaba trabajos de albañilería en la casa de Claudia.
La Fiscalía General del Estado ya habla de un crimen pasional, pues dicen que el asesino era pareja sentimental de Claudia, pero dicha versión fue categóricamente rechazada por sus familiares y amigos. Este manejo de la "justicia" en Chihuahua indigna, pues la misma política con que distintos gobiernos han desestimado el problema del feminicidio aquí y en todo el país. Son indolentes, emiten juicios que victimizan a las mujeres, al mismo tiempo que montan escenarios inexistentes que disminuyan su responsabilidad en la extensión del feminicidio.
También, la familia ha denunciado que ni la empresa, ni representantes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), se han acercado a la familia para darle el seguro de vida y los apoyos económicos correspondientes derivados de la sindicalización de Claudia.
Hasta el momento, los cuerpos de Claudia y su hijo continúan en las instalaciones de la SEMEFO, pues sus dos hijos son menores de edad, el resto de su familia vive en Honduras y no pueden trasladarse por falta de recursos para reclamar los cuerpos.
La indiferencia de la empresa estadounidense y la CTM, más la insensibilidad de las autoridades municipales y estatales, son una muestra más de que para el gobierno y los empresarios, la vida de las mujeres trabajadoras simplemente no vale nada.
Casos como el de Claudia se repiten por cientos en México, en un país donde ocurren más de la mitad de los feminicidios en América Latina. Sólo un potente movimiento de mujeres en alianza con la clase trabajadora -de la cual las mujeres también somos parte-, podrá ponerle un alto a la barbarie que se vive diariamente del norte al sur del país.
Para exigir Justicia por Claudia y su familia, distintas organizaciones sociales y de derechos humanos convocan a una manifestación simultánea en Ciudad Juárez y Chihuahua para el próximo 24 de marzo.