Martes 4 de noviembre de 2014
Lunes con temporal otra vez, sobre la Ciudad. Un millón aproximadamente de quienes trabajan o viven en ella tienen la ilusión de que el subterráneo es el medio más veloz para llegar a destino. Otros, en cambio, debieron optar por el colectivo, bicicleta o caminata al no poder costear el último aumento de la tarifa o por el hartazgo del decadente medio de transporte.
Congreso de Tucumán a destino. Desde el parlante fluye esa voz femenina y amistosa que indica sin titubear: “Línea D: Con demora por factores climáticos”. El audio se repite, y la demora podría obligar a escuchar la información decenas de veces. No hay nada nuevo sin embargo para los usuarios. Una vez más los “factores climáticos” entorpecen el “excelente” servicio brindado por Metrovías en el subterráneo de Buenos Aires. Por lo menos eso quieren transmitir las imágenes de las pantallas televisivas postradas en la sala de espera del andén.
¿Cómo evitar toparse con las demoras del Subte? El tiempo preciado para los usuarios es detenido en ese túnel. Los más curiosos indagan a los que mueven el inerte tren. Según un trabajador de la Línea D que habla con el retrato de los rieles casi tapados por el agua detrás, la "demora por factores climático" sería “tener que andar a 10 km. por hora cuando por lo general se hace a 60 km. ¿Por qué? por todas la obras que hacen arriba de forma poco planificada gotean abajo, las rejillas están tapadas, el agua va tapando los rieles y acá no ponen plata”.
En Catedral está el destino retardado de muchos trabajadores, y el vestuario sin luz de los trabajadores del Subte, “acá para el lado de Catedral es peor, no tenemos ni luz en los vestuarios”. En simultáneo en la página web la empresa anuncia un nuevo sistema de iluminación con tecnología LED en la flota de la línea E (también con demoras por factores climáticos).
Hace días que las lluvias de cualquier intensidad convierten algunos tramos del subte en un parque de diversiones accidental. Las “cataratas” que se forman a raíz de la entrada de agua no distinguen entre paredes, cables o trenes. Las escaleras fijas, convertidas en verdaderas cascadas mortales. Las mecánicas, paralizadas. Otra semana en que se puede observar en varias estaciones como el agua entra a los túneles por los más diversos y recónditos lugares. En la estación Bolívar del subte E un chorro de agua se descarga sobre uno de los letreros que señalan el recorrido de la línea y una luminaria que está al costado. Esa vez el servicio continuó sin problemas y la estación estaba peligrosamente habilitada.
“En la B ni te cuento. Porque ahí está el tercer riel y da mucho más voltios que acá. Ahí se murió un compañero". Ese tercer riel al que hace mención es material electrizado con más de 600 volts y que podría provocar la inmediata electrocución de quien tome contacto con él. El compañero al que hace mención el trabajador se llamaba Antonio Villares. En el temporal del año pasado buscó desagotar el agua que había inundado la estación Los Incas. La electricidad no se cortó de modo automático y cayó fulminado. Esta muerte, junto a otras ocurridas, fue consecuencia directa de la falta de medidas básicas de seguridad e higiene. La línea B mientras tanto sigue con servicio reducido los sábados y cerrada domingos y feriados.
¿Cómo evitar toparse con las demoras del Subte? Según Metrovías, perteneciente al Grupo Roggio, cuando en contadas oportunidades la empresa se expresó sobre lo que aqueja a miles de usuarios, lo hizo responsabilizando a los propios trabajadores. En varias oportunidades hasta los acusó de sabotaje. Pero junto con las paredes, se derrumban también sus argumentos. Para 2014 se han presupuestado casi $1.000 millones en concepto de subsidios. En todos estos años se hicieron de los subsidios de los gobiernos y del aumento de la tarifa, pero no de la responsabilidad de hacer la inversión adecuada en mantenimiento y obras planificadas según las necesidades de los usuarios y los trabajadores. Tampoco hay intención en garantizar las mínimas condiciones de seguridad e higiene. Los temporales hacen aflorar todos estos contrastes más dramáticamente.
La máquina sigue andando, como sea. Seguirá habiendo estaciones donde las diversas flotas no se detengan por distintos factores. La odisea de quien decide marcar su subtepass o tarjeta SUBE en el molinete corre también con esa suerte: ¿llegaremos esta vez a destino? Cruzan los dedos trabajadores y usuarios. Que el temporal venidero no traiga retrasos… ni muertes bajo tierra.