La familia de Natali Madriz Chinchilla, asesinada en 2019, exige que se garantice la no revictimización de cara a una propuesta judicial de proceder con dos juicios.
Miércoles 29 de septiembre de 2021
Más de dos años después del femicidio contra Natali, sin explicarnos por qué, los asesinos se encuentran libres. Uno en Costa Rica, el otro muy probablemente en El Salvador huyendo. Por esta razón las autoridades judiciales de Costa Rica han decidido proceder con dos juicios por separado: uno frente al costarricense, otro frente al salvadoreño cuando sea ubicado, detenido y extraditado.
Este evento de los dos juicios que no sólo parece improbable al no tener noticias de uno de los presuntos feminicidas que huyó a El Salvador por la ralentización de los procesos judiciales en Costa Rica, es revictimizante. Karol Madriz, la hermana de Natali, nos manifestó que esta situación es psicológicamente agobiante pues les obliga a padecer dos juicios, sumado al hecho de que el acompañamiento psicológico fue brindado hasta junio del presente año.
Parece que a los juzgados no les basta con los grados de negligencia y desidia que han mostrado con los casos de femicidios que, como el de Natali, han sido calificados como “homicidio simple”. No contentos con ello, han dejado a la suerte de las familias el impacto psicológico de la violencia extrema contra las mujeres y han depositado sobre muchas de ellas la labor investigativa.
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La familia de Natali nos ha indicado que ha sido su propia labor, el apoyo del movimiento de mujeres y algunas organizaciones sociales, el único medio para la búsqueda de justicia que parece funcionar de manera más eficaz para que la burocracia del sistema judicial mueva dos pasos y la justicia patriarcal apenas y asome con una orden de captura internacional contra Nestor Edgardo Ramírez Campos expedida después de más de dos años de ocurrido el hecho. Incluso manifiestan una creciente desconfianza contra el sistema judicial de Costa Rica no sólo por el tiempo transcurrido sino por la inoperancia y la incapacidad de los entes encargados de dar trámite sistemático y oportuno al caso de Natali.
La familia de Natali solicita celeridad en el caso, exige a las autoridades que desplieguen acciones urgentes para dar con el paradero del femicida que se encuentra en El Salvador y puedan dar paso a un único juicio que impida a la familia la revictimización.
Como Natali, otros varios casos se encuentran en completa impunidad, dando oportunidad a los feminicidas de que se escabullan sin ninguna consecuencia. El Estado y todo su complejo aparato patriarcal es tan responsable como ellos del asesinato de Natali y de miles de mujeres que son asesinadas diariamente. La justicia no viene de las instituciones del Estado. Por el contrario, y pese a la batería de políticas y leyes aprobadas a lo largo del continente a favor de las mujeres, lo que evidenciamos es que son ellas quienes garantizan la impunidad. Así lo demuestra el hecho de que 98% de los feminicidios en América Latina se encuentren en completa impunidad.
A propósito de lo que acontece con el caso de Natali y lo que nos ha manifestado su familia, desde Pan y Rosas, creemos que entre el machismo y la impunidad, no tenemos más salida que la autoorganización. La búsqueda de justicia y el levantamiento de un nuevo estado de cosas realmente igualitario para las mujeres sólo es posible a través de la autoorganización. Las exigencias que el movimiento de mujeres realice, en contra de la justicia patriarcal y burguesa, deben levantarse sobre la base de un ejercicio independiente.
Exigimos comisiones independientes de investigación integradas por las familias de las víctimas de femicidio y con representación del movimiento de mujeres. Con acceso a las carpetas y archivos de investigación. Establecer plazos máximos para dar celeridad a los procesos investigativos.
Los casos deben ser juzgados en un plazo no mayor a 12 meses con garantías de verdad y reparación para todas las víctimas, lo cual implica reparar el daño causado a las familias de las mujeres asesinadas y prevenir su revictimización. Un programa de albergues y viviendas para mujeres en riesgo de violencia con garantías para la autonomía económica de las mujeres que evite la escalada de violencia y el desenlace en femicidios.
Un programa político estructural donde mujeres, movimientos sociales, populares y trabajadores discutan, organicen y construyan de forma amplia las estrategias para enfrentar la estructura de muerte, violencia, hambre y pobreza que nos acecha patrocinada por unos cuántos en el poder.
¡Ni impunidad, ni revictimización, ni justicia patriarcal!
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