Coronavirus en Mendoza. Federación de vitivinícolas exige no trabajar por falta de medidas sanitarias

Como venimos difundiendo a través de La Izquierda Diario, los trabajadores de bodega y de viñas no quieren aceptar serenamente poner en juego su vida, y con ello la de sus familias, exponiéndose al contagio del Covid 19, para asegurar con sus trabajos las ganancias de los grandes empresarios bodegueros. Esta presión creciente desde abajo, estas sentidas demandas, han llevado al sindicato a tomar cartas en el asunto y publicar el comunicado.

Recordemos que por el lobby de los grandes empresarios bodegueros, que se apresuraron a pedir la excepción de la cuarentena para la vitivinicultura, el gobernador Suárez acordó con el Presidente Fernández de que la vida de los trabajadores de esta rama valía menos que sus negocios, declarando a esta actividad como industria alimentaria de primera necesidad.

Ya en este artículo desenmascarábamos esta jugada, demostrando a través de un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura que en enero existía un stock equivalente a 16 meses de comercialización, y esto sin contar que a este momento, la cosecha de uvas ya ha avanzado a más del 75%. Claramente lo que buscan estos empresarios, y aseguraron Suarez y Fernández, son sus jugosos negocios.

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Sin embargo los trabajadores de bodega no se quedaron tranquilos y empezaron a difundir por diferentes medios su descontento, denunciando la falacia de que las grandes bodegas tengas crisis ya que, por ejemplo, la bodega del flamante presidente de la Coviar, Albeto Zuccardi vende vinos de $12.000 por botella cuando el sueldo inicial de un trabajador de bodega es de $20.000, lejos de la canasta básica de alimentos. Que a la hora de pagar estas bodegas alegan crisis, cuando diariamente despachan varios camiones con cajas de vino para exportación y mercado interno. Que estos empresarios adquieren nuevas bodegas y fincas a precio de remate; que estrangulan a los pequeños productores pagando bajísimos precios de la uva. Que nombran siempre al vino y sus festividades, pero que a la hora de exponerlos no han tenido piedad, que siempre han buscado invisibilzarlos.

También los trabajadores de viñas empezaron a plantarse, y muchos han abandonado sus labores. Son cientos lo que se niegan a ir a trabajar en la cosecha, no quieren que corra riesgo sus vidas por pagos de miseria (a $15 o $25 el tacho, o con mucha suerte, a $45), con labores extenuantes y al rayo del sol. Para estos trabajadores, el estado tiene que intervenir asegurándoles un sueldo equivalente a la canasta familiar ya que están más expuestos por la forma de trabajo precarizada, al chantaje de las patronales.

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El comunicado del sindicato