En la mañanera del 29 de octubre, AMLO declaró que el feminismo y otros derechos habían sido creados por el neoliberalismo para “saquear a sus anchas”, con la intención de descalificar la actual lucha del movimiento de mujeres en México.

Joss Espinosa @Joss_font
Martes 2 de noviembre de 2021
En la conferencia matutina del 29 de octubre brindada desde Campeche, nuevamente AMLO se lanzó contra el feminismo, así como contra el ecologismo, los derechos humanos y la defensa de los animales.
Aseveró:
¿Qué hizo el neoliberalismo? […] para poder saquear a sus anchas, fue crear o impulsar los llamados nuevos derechos, entonces se alentó mucho […] el feminismo, el ecologismo, la defensa de los derechos humanos, la protección de los animales"
Estas declaraciones tienen como finalidad cuestionar y demeritar dichas luchas, algo que no es nuevo, ya que hace algunos meses ya había planteado algo similar con respecto a la lucha LGBT+ y ambientalista.
Feminismo, feminismos
En primer lugar, cabe aclarar que, no podemos hablar del feminismo como un todo homogéneo, hay múltiples corrientes y variantes, las cuales se distancian entre el análisis, las propuestas políticas y programáticas.
Y tampoco se puede obviar la larga historia que este tiene, no solo no fue creado por el neoliberalismo, sino que le antecede temporalmente a este. Al menos desde el periodo de las revoluciones burguesas surgieron las primeras corrientes del feminismo, como corrientes teóricas y políticas modernas.
Uno de los ejemplos es la revolución francesa de 1789. En el lema “libertad, igualdad y fraternidad” las mujeres denunciaron que ellas no figuraban en el mismo; la burguesía francesa hace la “Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano” y son las mujeres las que señalan que en esa declaración ellas estaban excluidas, de ahí surge el texto de Olympe de Gouges “Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana”, texto que marcó un precedente importante. Y aunque de forma previa las mujeres ya luchaban por sus derechos, es en este periodo que surge el feminismo como una corriente político ideológica.
Por otro lado, las revoluciones burguesas ocultaron la contradicción que se abría entre las dos clases emergentes; la burguesía y el proletariado. Esta contradicción se expresó con las incipientes luchas de trabajadores contra la explotación, lo cual también posibilitó que emergiera un nuevo feminismo o lucha de las mujeres que abordaba las problemáticas de las trabajadoras, de las más oprimidas. Uno de los grandes ejemplos es Flora Tristán.
Ya desde aquí vemos el surgimiento de distintas corrientes del feminismo, mismas que anteceden la discusión del feminismo de la igualdad y la diferencia, corrientes que se desplegarán más amplia mente en lo que se conoce como la segunda ola del feminismo en la década de los años 70.
Desde aquellas primeras discusiones, corrientes y organizaciones hemos visto un amplio desarrollo del feminismo a nivel internacional, con una amplia variedad de postulados. Algo, que, por si solo, muestra la falsedad de las declaraciones de AMLO de aseverar que el feminismo fue creado por el neoliberalismo y se trata de “derechos nuevos”.
Feminismo y neoliberalismo
Pero, incluso si obviamos a aquellas pioneras del feminismo, tendríamos que mirar más de cerca, ¿Qué pasó con el feminismo en las décadas del neoliberalismo?
El feminismo en la década de los 70, más allá de las diversas variantes, surgieron al calor de las luchas y revueltas de los años 60: el mayo francés, el otoño caliente, la primavera de Praga, el 68 mexicano, el Cordobazo argentino y las movilizaciones contra la guerra de Vietnam que se extendieron por todo el mundo. De ahí que, el análisis de la situación de las mujeres se intentara rastrear en las bases de la sociedad.
El desarrollo del feminismo en años posteriores, se dio en el marco de las derrotas y represiones a aquellas revueltas, e incluso en el marco de las dictaduras militares en América Latina, de ahí que, mientras se intentó acabar con los sectores más contestatarios, hubo sectores del feminismo que se integraron al propio estado. Al no tener una clara política de delimitación del Estado, franjas del movimiento feminista (principalmente liberales) se adaptaron a gestionar los derechos conquistados, pasaron de la lucha y la combatividad en las calles a una política de integración a las democracias burguesas.
Con la entrada del neoliberalismo, se extendía la idea de que las mujeres teníamos todo conquistado y la emancipación pasaba por una liberación individual para romper el “techo de cristal” con la conquista de ciertos derechos en los países centrales; mientras millones de mujeres estaban en los sótanos de la miseria.
Como menciona Celeste Murillo con respecto a este proceso: [Margaret Thatcher] No defendió la igualdad ni los derechos de las mujeres, pero encarnaba contradictoriamente el discurso feminista liberal, de romper el “techo de cristal”, que representaba (para ese feminismo) un avance para todas las mujeres. Aunque contrariaba a muchas feministas, pocas advirtieron que su llegada al poder coincidía con el momento en que la mayoría de ellas se retiraba de las calles para refugiarse en ONG y ministerios. Parecía que el feminismo ganaba una “batalla cultural”, pero en realidad, emprendía el abandono de la lucha política por cambiar la sociedad de raíz y acabar así con la alianza capitalismo-patriarcado. [1]
En este proceso, entonces, hay que destacar la responsabilidad de corrientes específicas del feminismo (sobre todo el feminismo liberal), que se sumaron a la gestión estatal y a conseguir espacios dentro del régimen, un feminismo en el que no había una perspectiva de velar por las trabajadoras y mujeres de sectores populares.
La discusión de fondo es que, dentro de esas corrientes ignoran, obvian u ocultan que existe una relación directa entre el capitalismo y patriarcado y, por tanto, de la opresión y explotación, algo que tiene como consecuencia política pensar que la opresión de las mujeres puede acabar en los marcos del sistema capitalista. Algo que a todas luces se demuestra que no es así, dado que, si bien el patriarcado precede al capitalismo, este se apropia de la opresión a la mujer, para aumentar la explotación y defender a la clase burguesa; lo mismo que hace con la opresión racial, étnica, por orientación sexual, etc.
Resulta, entonces, paradójica la crítica al feminismo por parte de AMLO, en tanto que, la corriente con la que primordialmente se identifica la militancia femenina del Morena, es precisamente con el feminismo liberal. Incluso, como mencionamos en esta nota, algunas de las cuadros feministas del Morena señala como “positivo” la integración del feminismo al Estado. Más aun cuando, lo que se ha señalado por parte de la 4T es que, el único feminismo "valido" es el que se subordina a su proyecto, replicando lo vivido en las décadas del neoliberalismo con el feminismo liberal.
Pero, claramente la intención de AMLO no es hacer un análisis exhaustivo de qué implicó el feminismo liberal en las décadas del neoliberalismo, sino simplemente desprestigiar las luchas actuales de las mujeres.
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Retorica de un “progresismo” tardío
Como mencionamos, no son nuevas las declaraciones de AMLO en contra de sectores que se movilizan o luchan por derechos. Es algo que ya es usual en su retórica, toda oposición a su gobierno, es señalada por el como “conservadora” e incluso “facistoide”, aun cuando muchos de estos movimientos surgen por demandas progresivas.
Pero esta es una característica de los llamados gobiernos “progresistas” o posneoliberales. Recordemos a Cristina Fernández de Kichner asegurando que a la izquierda de su gobierno solo estaba la pared, o el caso de García Linera contra los ambientalistas en Bolivia.
El gobierno de AMLO ha logrado, con su retórica, identificarse como parte de los gobiernos progresistas en América Latina, aunque por el desfase temporal que se da en un momento de crisis económica y no de crecimiento regional, y por la diferencia de no haber llegado acompañado de un movimiento masivo de movilización popular, su carácter, a pesar de su discurso, lo convierte más bien en un progresismo tardío con un trasfondo conservador.
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Por un feminismo socialista
Con todo lo anterior, queda claro que el feminismo no fue creado por el neoliberalismo. Además, aquello que AMLO señala como “nuevos derechos”, no tienen nada de nuevos. La lucha por el aborto en México tiene al menos 100 años de historia, y a nivel internacional, recordemos que la revolución rusa de 1917 fue la primera en otorgar a las mujeres el derecho al aborto. Una lucha que, además, tiene completa vigencia.
El feminismo y el movimiento de mujeres, tiene una larga historia de lucha, discusiones, lecciones y debates, de los cuales es fundamental aprender para no partir de cero, ni caer en errores pasados.
De la segunda ola del feminismo, así como de la cooptación del sector liberal en el neoliberalismo, es importante sacar como lección la necesidad de un feminismo con independencia de clase. Un feminismo que cuestione profundamente de donde deviene la opresión y la explotación que vivimos las mujeres. De ahí que, es indispensable que el movimiento de mujeres preserve la independencia política y organizativa del movimiento de mujeres con respecto al Estado, y los partidos e instituciones del régimen.
Actualmente estamos ante un nuevo potente movimiento de mujeres, que muestra la relevancia y la vigencia de la lucha por los derechos de las mujeres y contra la opresión. En México, particularmente el movimiento de mujeres está comprobando que, más allá de la retorica de la 4T, esta no va a resolver de fondo las grandes problemáticas de las mujeres; por ello han sido muy importantes las movilizaciones contra la violencia y la precarización laboral, además de continuar con la exigencia del derecho al aborto legal, seguro, libre y gratuito.
AMLO, con estas declaraciones, deja en claro que no le interesa atender las demandas del movimiento de mujeres, pero no solo porque no forman parte central de su proyecto político, sino porque, la violencia, la precarización, y la falta de derechos hacia las mujeres, continuará si no se rompe y se acaba de raíz con este sistema que se basa en la opresión y explotación de las grandes mayorías.
Por ello, quienes nos organizamos en Pan y Rosas luchamos con una perspectiva anticapitalista, socialista y revolucionaria pues, por un lado, la liberación de las mujeres es un pilar clave para la transformación de la sociedad, pero también sabemos que esta no se dará en los marcos del sistema capitalista, sino que debe estar vinculada a la liberación de la humanidad en su conjunto, con la transformación revolucionaria de la sociedad.
[1] Celeste Murillo. Las otras feministas, en http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/las-otras-feministas/