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Red Internacional
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Fake news contra la izquierda. Feminismos, sin lugar para la resignación

La agenda de las mujeres y la diversidad sexual en medio de la crisis entró en el debate electoral de la mano de Bregman. Ante la enorme repercusión, algunas referentes feministas que militan o simpatizan con organizaciones oficialistas desempolvaron viejos prejuicios contra la izquierda. Que solo queremos "tener razón" para salvar nuestra alma o la frase nunca dicha pero que el peronismo convirtió en fake news de que para la izquierda, los demás candidatos -falso- "son lo mismo". Frases hasta contradictorias para fomentar la resignación y dejar de lado una agenda de las mayorías.

Pablo Herón

Pablo Herón @PhabloHeron

Miércoles 4 de octubre de 2023 14:24

El primer debate presidencial generó gran atención y repercusiones, el país está en una crisis económica inmensa y hay una reconfiguración del mapa político en puerta. Millones en vilo. Posterior al debate presidencial surgieron discusiones que también incluyeron a sectores del movimiento feminista y de la diversidad sexual. Una trabajadora auxiliar del hospital Castro Rendón de Neuquén decía que "la única que habló de los problemas reales del país y quienes lo hundieron fue Myriam… y también la única que habló con perspectiva de género, la brecha salarial, las docentes, las madres y todas las problemáticas que nos afectan doblemente...". Un mensaje que resume el espíritu de muchos más.

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Myriam Bregman expuso a Milei preguntándole sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, defendió la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral y la necesidad de enfrentar una crisis que impacta en mayor medida en las mujeres porque sufren más la precarización, inflación y los bajos ingresos. Ante la amplia repercusión positiva, desde sectores feministas del oficialismo no se ahorraron críticas, como si fuera negativo que se discuta que hay otras alternativas posibles ante la crisis prolongada, y que en octubre no hay un balotaje sino cinco fórmulas.

Fake news y argumentos contradictorios

Algunos argumentos sostienen que la izquierda solo busca “tener razón”, seguir enamorada de su “coherencia ideológica” (¿ser incoherente con tus ideas sería una virtud?), mientras enfrente emergen la reacción patriarcal y el negacionismo del terrorismo de Estado. También se esgrimió que busca mantener una supuesta “superioridad moral”, algo así: está bueno oponerse a todas las injusticias y la desigualdad pero expresarlo en las urnas es “que gane Milei”. Frases que se contradicen entre sí, ubicando al Frente de Izquierda como testimonial y al mismo tiempo como responsable de lo que pueda suceder en las elecciones. Pónganse de acuerdo. Si por primera vez llegó la ultraderecha en primera posición, fue gracias a la desastrosa situación en la que viven millones de trabajadoras y trabajadores bajo este gobierno y también a la ayuda que le dio el oficialismo para formar sus listas y fiscalizar en las elecciones primarias.

Esa “coherencia ideológica”, la lucha contra todo tipo de opresión y explotación, no se trata de una postura testimonial o de ocasión, se refleja cuando hay que salir a la calle para conquistar derechos de las mujeres y la diversidad sexual, u organizarse para pelear salario y las condiciones laborales. La participación de la izquierda en la lucha contra la reforma constitucional de Gerardo Morales en Jujuy o por vivienda con las mujeres de Guernica al frente resistiendo la represión de la policía bonaerense de Kicillof dan cuenta de ello.

También resurgió la fake news gastadísima donde la fuerza hoy encabezada por Bregman y Del Caño habría planteado “son lo mismo” en 2015 ante el balotaje entre Scioli y Macri. Vayamos rápido. En 2015 Alberto Fernández votó en blanco y Sergio Massa no se definió claramente por ninguna de esas alternativas. Llamativamente no les recae a ambas figuras cotidianamente una crítica o una pregunta en los medios afines al progresismo sobre esa postura de hace 8 años. No hay archivo que muestre tal afirmación, es una construcción discursiva para desalentar que el descontento por la crisis tras gobiernos peronistas y de Juntos por el Cambio se exprese por izquierda.

De no ser por las intervenciones de Bregman, la agenda de las mujeres y la diversidad sexual, atravesadas por la pauperización de la vida que les recae en mayor medida, hubiese quedado borrada del debate. Tampoco se hubiese expresado una voz clara por la memoria, la verdad y la justicia contra el negacionismo de Milei y una denuncia clara -sin demagogia- contra el ajuste de este gobierno que optó por profundizar la debacle del macrismo, hace un año con Massa de superministro de Economía.

Aún así estos sectores buscan construir un arco argumentativo donde si se propone enfrentar el sometimiento a los dictados del FMI y las medidas económicas que empeoran la situación de la mayoría trabajadora, entonces se le hace el juego a la derecha. Cuando el gobierno favorece a los grandes empresarios (dólar soja, dólar petróleo, retenciones cero, etc.) generando más pobreza o cuando Massa ayuda a Milei a armar sus listas se elige fingir demencia, parece que eso no tiene nada que ver con que la derecha avance.

Un compromiso de lucha

Massa en el debate planteó la propuesta de un gobierno de unidad nacional mencionando al radicalismo (ahí entra el represor Gerardo Morales) y el “Partido de Milei”. ¿Qué agendas en común impulsaría con esos sectores? ¿Cómo entran ahí la agenda de las mujeres, del movimiento ambientalista o derechos humanos? El consenso más claro de todos es el de seguir los mandatos del FMI.

Si una agenda que pone en el centro las necesidades de las grandes mayorías, como la que plantea el Frente de Izquierda Unidad, genera repercusión, alimenta la conversación pública y abre una rendija para plantear los debates realmente urgentes, cualquiera que levante una perspectiva de una sociedad igualitaria vería un punto de apoyo ahí, no una “amenaza” ni mucho menos el “avance de la derecha”.

Esas críticas desatadas tras los múltiples saludos de mujeres y jóvenes a Myriam Bregman por plantear sus problemas, los de quienes laburan para llegar a fin de mes, se encuadran en años donde las organizaciones y el activismo del feminismo ligado al oficialismo lejos de potenciar la fuerza que mostró el movimiento de mujeres en la calle abonó a la desmovilización y a la institucionalización a través del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.

Aún así, se insiste en la idea de que la opción que hoy vendría a representar las demandas de mujeres y la diversidad sexual sería la fórmula de Sergio Massa- Agustín Rossi, difundiendo la idea de un virtual balotaje para la elección de octubre. Justamente por defender a esas mayorías de manera consecuente en las campañas, en el Congreso y en las calles es que la candidatura de Myriam Bregman en las PASO y tras el debate recibió distintos apoyos.

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No se trata de querer “tener razón”, como si fuera un juego de orgullos y egos. Capaz, las coordenadas para enfrentar a la derecha están justamente en ese sector que lleva años acumulando malestares sociales con un neoliberalismo que solo ofrece decadencia y para la juventud una perspectiva de futuro peor. Es esa mayoría trabajadora y oprimida la que tiene el potencial, hoy contenido por las burocracias sindicales cómplices del ajuste y por la política de institucionalización/desmovilización, de imponer una agenda propia con su peso en la calle, barrios, lugares de laburo y estudio.

El voto al Frente de Izquierda Unidad no es solo un mensaje contra las derechas que crecieron a la sombra de la crisis de los últimos gobiernos, sino también contra resignarse a que solo nos queda aceptar lo menos peor o, peor aún, que solo queda agacharse ante un ajuste feroz para recién ahí barajar y dar de nuevo. Como planteó Bregman en el debate, la izquierda no hace promesas incomprobables como todo el resto de los candidatos. Lo que hace frente a los tiempos que vendrán, de mayor ajuste contra el pueblo trabajador, es “un compromiso de lucha”.


Pablo Herón

Columnista de la sección Género y Sexualidades de La Izquierda Diario.

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