Una cena con show en el mayor centro de exterminio de la última dictadura, organizada por ATE Capital, provocó el rechazo de ex detenidos desaparecidos, hijos e hijas y organismos de derechos humanos.
Lunes 24 de diciembre de 2018 00:00
Foto Facebook ATE Capital
Para algunes es la ESMA, sin ex, y debe ser preservada como sitio de memoria. Para otres es la ex ESMA y hay que “resignificar” el lugar con actividades que incluyen festejos. Aunque provienen de diferentes experiencias en la lucha por los derechos humanos, los primeros coincidieron en un comunicado que cuestionó una fiesta que se realizó hace una semana en uno de los edificios del predio de avenida Del Libertador, en el barrio de Núñez.
A las 16 hubo un taller de murga uruguaya denominado Tablado de fin de año, y más tarde una cena con show también para despedir 2018 organizada por ATE Capital (Asociación de Trabajadores del Estado). Estallaron las redes entre repudios y defensas, en una polémica que lleva años y comenzó cuando el anterior gobierno repartió esos espacios entre algunos organismos de derechos humanos que estaban alineados con sus políticas.
“Los estatales tenemos derecho a una fiesta de fin de año, pero no ahí”, escribió Karina Díaz, fotógrafa y conductora de subte. Cuando recién comenzaban los juicios de lesa humanidad una de las primeras voces que se alzó en alertar sobre la necesidad de preservar la ESMA fue la de Patricia Walsh, hija del periodista y escritor muerto al ser rodeado por una patota de sicarios de la dictadura y cuyos restos permanecen desaparecidos.
Los testimonios de algunos sobrevivientes habían hecho mención a los “asados” que hacían los represores para desaparecer a las víctimas que “se les iban” en la tortura, en los días en que no había vuelos de la muerte.
Del otro lado, desde que accedieron a los edificios donde funciona el Espacio para la Memoria, el Centro Cultural Haroldo Conti y el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) reivindican las actividades educativas, de difusión de la memoria histórica e incluso festivas y musicales.
Consultada por La Izquierda Diario, la nieta recuperada Victoria Moyano Artigas expresó que “es repudiable el ‘festejo’ que realizaron en uno de los centros clandestinos de detención más grandes del país. Más que festejar hay que exigir que se investigue y luchar por el juicio y castigo a los genocidas. En los años anteriores critiqué también los asados porque es una banalización de lo que es ese lugar, y además resulta funcional a una política gubernamental que por ejemplo utiliza los ex centros clandestinos para hacer cualquier cosa como la ‘reserva ecológica’ en Campo de Mayo”.
Para esta militante del PTS y víctima de la dictadura “si las direcciones de los sindicatos pusieran a votaciones de los trabajadores en asambleas qué hacer seguramente no se votarían festejos sino medidas de lucha para terminar con la impunidad de ayer y de hoy, convirtiéndose en verdaderas herramientas de lucha para enfrentar el ajuste en curso y pelear por una sociedad sin explotación ni opresión como la que peleaban nuestros padres”.
“Basta de usar la ESMA como salón de fiestas”, posteó en su muro de Facebook el sobreviviente Carlos “Sueco” Lordkipanidse, en una síntesis del pensamiento de un grupo no minoritario de víctimas de la dictadura. Y también hubo un comunicado de repudio, el mismo día en que se hacía la fiesta de ATE Capital, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos que rechazó la “banalización” en el uso del lugar donde funcionó uno de los mayores campos de exterminio del país en años del terrorismo de Estado.
“La totalidad del predio de la ESMA y de lo que allí ocurre es responsabilidad del gobierno nacional, en particular de Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación. El año pasado, una funcionaria de ese ministerio, ‘festejó’ el fin de año bailando con una escoba y brindando con champagne arriba de los escritorios de las oficinas que funcionan en la ESMA, lo que provocó su alejamiento del cargo. Tendría que haber funcionado este antecedente como advertencia para impedir que tales situaciones se sigan repitiendo”, expresó la AEDD.
“El escándalo de los ‘asados’ del gobierno anterior tendrían también que haber actuado en el mismo sentido. Lejos de ello, vemos con inmenso dolor, que se permite que se celebren nuevamente actividades festivas de fin de año dentro del predio de la ESMA avasallando los sentimientos de quienes sufren aún por la desaparición forzada de más de 5.000 familiares, compañeros y amigos a manos de la Armada Argentina”, agregó el organismo que integra el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.
Y resumió que “sigue mereciendo el más absoluto repudio, independientemente del gobierno de turno y de eventuales organizadores, que se banalice la memoria con murgas, festivales musicales, reuniones político partidarias, ferias, fiestas, brindis, modificaciones edilicias y demás. Este nuevo intento de promover el olvido enfrenta nuestro enérgico rechazo tal como lo venimos haciendo desde siempre”.
La Izquierda Diario consultó a un integrante de HIJOS pero prefirió no responder a los cuestionamientos, sólo expresó que su Regional cedió el edificio.
En tanto, en una carta a quienes organizaron, autorizaron y participaron de la fiesta del sábado 15 en la ESMA se dirigió “un grupo de hijxs de desaparecidxs, asesinadxs, exiliadxs y presxs políticxs de la última dictadura cívico-militar, que militamos en la agrupación HIJOS en los años ´90, y que ante la realización de eventos festivos que tuvieron lugar el pasado sábado 15 de diciembre en el predio de lo que fuera la Escuela de Mecánica de la Armada, sentimos la necesidad de expresar nuestro rechazo a este tipo de actividades”.
Falta de respeto
“Consideramos que el espacio de lo que fuera uno de los centros clandestinos de detención y exterminio más grandes de nuestro continente, donde muchxs de nuestros padres y madres sufrieron el secuestro, el encierro, torturas, violaciones, asesinatos, donde nacieron y fueron apropiadxs muchxs de nuestrxs hermanxs, no es el lugar para hacer fiestas ni ciertos eventos culturales que, lejos de aportar a la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, naturalizan y banalizan el horror que allí se vivió, y que sigue presente para nosotrxs”, argumentaron.
Luego de aclarar que no son “un grupo homogéneo, hemos compartido la lucha por los Derechos Humanos en los 90 y luego caminado trayectorias diversas en los años siguientes, algunxs de nosotrxs concurrimos habitualmente al predio, mientras que otrxs no podemos siquiera acercarnos y nos hemos opuesto al proyecto de ‘recuperación’ de ese espacio, que comenzó en 2004”, enfatizaron que los hermana “un sentimiento de profundo dolor, de estupor y de rechazo ante iniciativas como estas, que no hacen otra cosa que actualizar el horror. Existen muchos otros lugares donde se podrían realizar eventos como estos, que no provocarían esta oposición y no generarían entre muchas de las víctimas esta sensación de falta de respeto a nuestra historia y de cuidado de los Sitios de la Memoria, donde además aún hay mucho por investigar, reconstruir y aportar a los Juicios de Lesa Humanidad que se están llevando adelante. Hoy como ayer, seguimos sosteniendo: No olvidamos, No perdonamos, No nos reconciliamos. 30000 compañerxs detenidxs desaparecidxs ¡PRESENTES!”.
Además de Patricia Walsh, la carta lleva la firma de Carla Andreani, Juan Anzorena, Carlos Miguel Anzorena, Cecilia Barrios, María Marta Bruno, Nahuel Cabot, Raquel Camps, Federico Carlevaro, Carlos Chiappolini, Emiliano D’ Ippolito, Luis Miguel Faraldo, Juliana García, Maine García, Karina Germano, Marcos Gómez, Águeda Goyochea, Mariana Hansen, Celeste Hazan Villaflor, Lucía Herrera, Emiliano Hueravilo, Fernando Iglesias, Paula Iriart, Melina Knobel, Germán Lara, Verónica Lara, Ernesto Lorenzano, Nora Lorenzo, Juan Manuel Martínez, Germán Mogilner, Eleonora Mogilner, Cecilia Mogilner Gavaldá, Mariana Mogilner Gavaldá, Marcia Moreno, Romina Moreno, Adriana Moyano de Lizaso, Eduardo Nachman, Victoria Pankonin, Sara Paoletti, Clara Ponce, Carlos Ríos, Daniela Ruiz Vargas, Mariano Slutzky, Laura Villaflor y Silvio Viotti.
Acaso si no hubiera marcha atrás y aceptando que los espacios generan vida donde hubo muerte, como solían expresar desde los sectores de derechos humanos que abrevan en el kirchnerismo, quienes definen la agenda de lo que sucede en la ex Escuela de Mecánica de la Armada podrían considerar poner un límite a lo festivo y realizar ceremonias que empaticen con el respeto que otras víctimas sienten que les están faltando. No pocos seguimos sintiendo que se nos estrujan las tripas al pasar por el enorme predio de avenida Del Libertador.