Ayer se dieron por concluidos los alegatos en el juicio por el Triple Crimen de Villa Moreno. El turno está vez fue de la defensa de los imputados, a cargo de reconocidos abogados de narcos, barravabras y policías como Carlos Varela y Adrián Martínez. En los próximos días el Tribunal deberá dictar la sentencia.
Martes 2 de diciembre de 2014
Luego de las condenas solicitadas por la fiscalía y la querella, la defensa de los cuatro imputados por el Triple Crimen dio a conocer su versión sobre el proceso judicial. En una sala colmada por los familiares de los chicos asesinados y por sus compañeros de militancia, los abogados de los imputados, como no podía ser de otra manera, una vez más dieron una prueba de cinismo profesional.
Recordemos que abogados como Carlos Varela o Adrián Martínez, representantes del “Quemado” Rodríguez, son conocidos letrados en la ciudad por ser defensores narcos, barrabravas y policías. El currículum de Varela por ejemplo tiene el “mérito” de contar entre sus clientes a Luis Medina (empresario local ligado al narco) o a integrantes de la banda de Los Monos (que opera en la zona sur de la ciudad).
La estrategia de los abogados de la defensa giró, por un lado, en torno a los amparos que brindarían los pactos internacionales de derechos humanos a los imputados, que habrían sido violados en el proceso judicial. El argumento fue muy inconsistente. Por el otro, la carta fuerte que jugaron fue el pedido de nulidad de las escuchas telefónicas recabadas por la fiscalía por no cumplir con las garantías constitucionales. Hubo críticas a los métodos de obtención de pruebas que, según consideran, fueron recabadas a espalda de la defensa. Finalmente calificaron de insólita el pedido de pena de 30 años para tres de los imputados.
Varela calificó al juicio como un “circo romano”, donde los abogados defensores serían “meros actores de reparto, cohibidos, retraídos y demonizados por las gradas” en un intento de victimizarse. Atacó al esfuerzo de decenas de testigos, los cuales muchos de ellos sufrieron amenazas e intimidaciones durante estos meses de lucha, que para su criterio no aportaron pruebas. Una verdadera prueba de cinismo.
Lo cierto es que a pesar de abogados como Varela este juicio no fue ningún “circo romano”, sino el fruto de meses de movilización. Las gradas a la que despectivamente se refiere Varela no fueron, sino, ocupadas por los familiares y compañeros de Jere, Mono y Patom que tuvieron que enfrentar la compleja trama de narcotráfico, complicidad policial y un poder político. Sin duda hay muchas expectativas en el veredicto final para que se finalmente se haga justicia por los chicos asesinados.
Rodrigo López
Nació en Rosario en 1989. Es licenciado en Historia de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.