Nerina Azpeitia Médica
Sábado 20 de diciembre de 2014
Franco era albañil, morocho, pobre. Mariano era "asesor financiero", rubio, de plata. La familia de Mariano pudo hacer la denuncia a las dos horas de su desaparición, y lo buscó todo el país minuto a minuto, y cubierto por todos los medios. Franco apareció muerto en el río Paraná, en Rosario y, a pesar de haber sido visto con vida por última vez en una comisaría, nos quisieron hacer creer que "se cayó, que se tiró". Mariano apareció muerto cerca del Río de La Plata, en la Ciudad de Buenos Aires, y a pesar de que todo indica (hasta ahora) la posibilidad de un suicidio, no dejan de hablarnos de la inseguridad. Franco, "seguro que consumía, robaba, era un negro de mierda". Mariano jugaba al pato y era de "buena familia". Los dos eran padres. Los dos seres humanos. Pero claramente la vida, para esta sociedad, no vale lo mismo. Para mí sí, aunque en este caso ni siquiera la muerte los iguala.
(Reflexiones en el aniversario del asesinato de Pocho Lepratti, esperando dormirme, y que despertemos todos de lo que nos quieren vender).
