Ocurrió días después del paro nacional. Ingresaron al cuarto gremial bajo amenazas y secuestraron material. Algunos delegados intentaban realizar asambleas ante la pretensión de la empresa de que los operarios devolvieran las horas caídas por el paro.
Lunes 2 de julio de 2018 00:00
El pasado miércoles jefes de recursos humanos de la fábrica de cafés La Virginia escoltados por Gendarmería Nacional retiraron de su puesto de trabajo a una delegada del turno tarde, intimándola a que abriera el cuarto gremial para poder ingresar “por las buenas o por las malas”. Allí confiscaron elementos que la Comisión Interna utilizaría ese día en la realización de asambleas, y luego llevaron a la delegada al edificio de administración de la planta, donde la mantuvieron retenida y custodiada por Gendarmería. Cuando otro de los representantes gremiales se acercó al edificio para conocer la situación y cómo se encontraba su compañera, gendarmes le impidieron su acceso y amenazaron con llevarlo detenido.
El objetivo de este despliegue de fuerzas de seguridad, ilegal, intimidatorio y persecutorio, fue impedir que se llevaran adelante asambleas. En ellas los trabajadores definirían cómo oponerse a la pretensión de la empresa de que operarias y operarios devuelvan las horas no trabajadas debido al paro general convocado por la CGT y las dos CTA, al que adhirió el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA) de Rosario. Ese día lograron su cometido.
Sin embargo la empresa no se detuvo allí en su prepotente accionar. El viernes, cuando finalmente delegados junto a trabajadores se disponían a realizar las asambleas que la empresa impidió que se realizaran dos días antes, continuó el hostigamiento contra delegados y trabajadores. Los jefes de sector, e incluso el gerente de planta, pasaban por las máquinas amenazando a los operarios con descuentos y sanciones porque, según sus palabras, la asamblea no estaba aprobada por Recursos Humanos ni por el sindicato. Los representantes de la empresa llegaron a hacer un cordón humano para impedir que trabajadores se desplacen hacia el sector donde tomaría lugar una de las asambleas.
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El delegado de la planta Gastón Pinchetti relató lo sucedido a este medio, y denunció: "No puede ser que los jefes quieran pisotear así nuestros derechos. La patronal se nos metía en el medio para impedir que hagamos las asambleas"
La empresa cuenta con numerosos antecedentes de persecución gremial, el más reciente es el del joven trabajador Oscar Gómez, quien consultado ante este escandaloso hecho declaró a La Izquierda Diario: "Después de un gran paro nacional en el cual los compañeros y compañeras de La Virginia expresaron su bronca garantizando la huelga con piquetes, la empresa responde de esta manera para amedrentar y generar miedo entre los trabajadores. La Gendarmería no tiene nada que hacer en una empresa privada: más que una fuerza federal para custodiar las fronteras, parece la seguridad privada de La Virginia. Inexplicablemente custodia hace años el perímetro de la planta, y ahora la empresa fue más allá y la utilizó para hostigar a delegados. Es bochornoso lo que pasó, el gobierno provincial y el nacional tienen que tomar medidas para frenar este accionar ilegal". Gómez continuó: "Los que trabajamos en La Virginia sabemos las terribles presiones a las que somete a sus empleados, y en especial a las trabajadoras. Esta empresa persigue e impide la actividad sindical. Pero esto es un salto en calidad: demuestran que están dispuestos a hacer cualquier cosa para evitar que los trabajadores nos organicemos. La mejor manera de pararles la mano y defender nuestros derechos es unirnos, y las asambleas son la mejor herramienta para que los trabajadores tengamos unidad para frenar estos ataques".
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