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Red Internacional
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África. Golpe de Estado en Burkina Faso: detienen al presidente y varios ministros

Tras una noche de amotinamiento militar, una parte del Ejército detuvo este lunes al presidente de Burkina Faso y varios ministros.

Lunes 24 de enero de 2022 12:27

Cruzado por los ataques descontrolados de grupos islamistas y la intervención militar y colonial francesa, Burkina Faso viene de meses de protestas contra la incapacidad del Gobierno de acabar con los ataques y descontento con las tropas francesas.

Las protestas de la población ya habían provocado la caída, el 8 de diciembre, del gobierno encabezado por el primer ministro Christophe Joseph-Marie Dabiré.
Este domingo ante el descontento popular y la situación social y económica que atraviesa el país, un grupo de las Fuerzas Armadas decidió anticiparse a una movilización que se vaya de control y dio un golpe de Estado para sacar al presidente Roch Marc Christian Kaboré de su puesto.

Es así que soldados amotinados detuvieron este lunes al presidente, en un cuartel de la capital nacional, Uagadugú, luego de que ayer se rebelaran en varios destacamentos del país.

Ayer, en el inicio de la rebelión, el Gobierno rechazó la idea de que se estuviera ante un golpe de Estado, pero luego sobrevinieron estas detenciones.

"El presidente Kaboré, el jefe del parlamento [Alassane Bala Sakandé] y los ministros están efectivamente en manos de los soldados" en el regimiento de Sangoule Lamizana en Uagadugú, precisó una fuente de seguridad, informó la agencia de noticias AFP.

De acuerdo con AFP, esta mañana, una decena de soldados encapuchados y armados vigilaban el frente a la sede de la Radio Televisión de Burkina (RTB), que emitía programas de entretenimiento.

Ayer, el motín de los militares comenzó en varios destacamentos de Burkina Faso para exigir la renuncia de los jefes del ejército así como "medios adecuados" para luchar contra los yihadistas, que actúan en el país desde 2015.

Automáticamente, el Gobierno de Burkina Faso rechazó los rumores sobre un golpe militar.

"El Gobierno, si bien reconoce que efectivamente hubo disparos en ciertos cuarteles, desmiente esta información y llama a la población a mantener la calma", subrayó entonces el vocero presidencial, Alkassoum Maiga.

Más tarde, las autoridades declararon un toque de queda "hasta nuevo aviso" y cerró las escuelas por dos días.

Ayer los manifestantes apoyaron a los amotinados e instalaron barricadas en varias avenidas de la capital, hasta que fueron dispersados por la policía.

La situación en Burkina Faso se deterioró drásticamente a partir de 2015, con el auge de los movimientos yihadistas afiliados a Al-Qaeda y al grupo Estado Islámico en todo el Sahel.

Los ataques yihadistas han matado a más de 2.000 personas en casi siete años y ha obligado a 1,5 millones de personas a huir de sus hogares en Burkina Faso, en el norte del país.

A esta situación se sumó la intervención francesa en 2013, con la excusa de garantizar la seguridad en sus ex colonias. Una intervención militar que se extiende a Mali y Niger. Sin embargo, las organizaciones islamistas no han hecho más que multiplicarse y ampliar su influencia en diferentes regiones del país y en otros estados del continente. En otras palabras, desde el inicio de la operación francesa, la situación militar y de seguridad se ha deteriorado.

Esta situación se agudiza por la crisis económica y social que vive el país. Privado de recursos naturales e industria, es uno de los países más pobres del mundo. Casi el 40% de la población tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza de 2 dólares por día. Además la agricultura representa un tercio del PIB y emplea al 80% de la población.

Al fracaso de esta “guerra contra el terrorismo” que sirvió para justificar la intervención militar en África, se sumaron los múltiples abusos sufridos por la población, tanto por parte del ejército francés como de las fuerzas armadas locales aliadas. Este caldo de cultivo dio lugar a las manifestaciones que hace meses resurgen una y otra vez, y que este lunes tuvieron un nuevo capítulo con un golpe de Estado preventivo para intentar canalizar la bronca social tanto contra el gobierno como contra la intervención francesa.