Este viernes en el Ministerio de Trabajo los gremios aceptaron una revisión salarial para la paritaria 2022 que contempla el adelantamiento de una cuota del 10% para noviembre y un bono de $ 30 mil que mantiene a miles de estatales por debajo de la línea de pobreza.
Viernes 30 de septiembre de 2022 20:45
La paritaria de los estatales tuvo este viernes por la mañana, un nuevo capítulo en la pautada revisión salarial que contemplaba el acuerdo firmado en junio del corriente año. En aquel entonces, los gremios acordaron un 60% en mini cuotas que terminaban de cobrarse en marzo de 2023. La escalada inflacionaria de los siguientes meses no hizo más que dejar en evidencia el magro acuerdo firmado de forma inconsulta por ambos gremios y el gobierno Nacional.
Este viernes, la noticia del triunfo de los obreros del neumático, organizados en el SUTNA, tomó una enorme repercusión en los medios nacionales y en cada lugar de trabajo, donde se despertó una gran simpatía con el reclamo y los métodos de lucha que lograron doblarle el brazo a la intransigencia de las patronales y a la complicidad del gobierno a través de los ministros Massa y Moroni. En ese contexto, los dirigentes de ATE y UPCN acudieron al ministerio de trabajo para firmar una revisión salarial que resalta, por el enorme contraste que expone ante el triunfo del neumático. La revisión que afecta a miles de empleados públicos en todo el país apenas adelantará una de las cuotas pautadas para 2023 y pasará a cobrarse en noviembre de 2022. A esto, se le sumará un bono de $ 30 mil, que se cobrará por única vez en diciembre y la promesa de una nueva revisión en enero de 2023.
Con este magro acuerdo, el salario de miles de estatales continuará bajo la línea de pobreza. En un informe reciente, publicado por ATE INDEC, la canasta familiar para una pareja con dos hijes menores, está valuada en $ 192.651. Muy lejos de la realidad salarial de la mayoría de los estatales.
Con el porcentaje “adelantado”, los incrementos salariales, seguirán corriendo por detrás de la inflación cuya proyección para fin de año se avizora muy cercana a los tres dígitos.
El ajuste al salario de los estatales del gobierno de Alberto Fernández, Massa y Cristina Fernández, es uno de los objetivos centrales del acuerdo firmado con el FMI. Primero con Guzmán, luego con Batakis (que en los pocos días que estuvo ejecutó el congelamiento de los ingresos al estado) y ahora con Sergio Massa al mando de la economía, los estatales son el blanco predilecto para la política de ajuste fiscal que piden desde el organismo que dirige Georgieva. Por su parte, la derecha como siempre, pide más y más ajuste.
El descontento en las bases y la licuación de los salarios obligó a las distintas fracciones de las conducciones de ATE a realizar diversas acciones en los últimos días de cara a la revisión salarial: un paro del gremio a nivel nacional convocado por Cachorro Godoy de la lista verde y dos movilizaciones realizadas por la seccional Capital que viene de sufrir una ruptura entre el dirigente de la lista Verde y Blanca, Daniel Catalano y un sector disidente. Lo que no sucedió en ninguna de las convocatorias fue la deliberación abierta y democrática donde se pueda expresar el enorme descontento de miles de estatales a lo largo y ancho del país. Sin instancias democráticas ni un plan de lucha serio, primaron una vez más los intereses de las conducciones burocráticas, ligadas al Frente de Todos.
Por más que intenten disimularlo en sus discursos, las conducciones de los sindicatos son cómplices de esta política. El ejemplo más brutal lo dio días atrás la visita de los dirigentes de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky y Roberto Baradel, a la embajada de Estados Unidos, donde Mark Stanley los recibió con una sonrisa dibujada en la cara.
En las próximas elecciones de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky será secundado por Daniel Catalano, el dirigente de ATE Capital.
En dirección contraria, entre los estatales, destaca la importante movilización de los trabajadores del Garrahan que ganó las calles nuevamente en reclamo por un aumento de emergencia del 80% y que concluyó con la protesta de las organizaciones sindicales que se encontraban acampando el pasado día jueves.
Las y los docentes en distintas provincias vienen de jornadas de importantes paros. Esta semana varias seccionales opositoras de los SUTEBA multicolor fueron al paro y el próximo miércoles lo harán los docentes en la CABA. También los secundarios multiplican las tomas contra la persecución de Larreta y el vaciamiento de la educación.
Se vuelve más necesario que nunca que se imponga la voluntad de miles de estatales que no aguantan más el ajuste. ATE debe romper con el gobierno y convocar a asambleas y un plenario nacional de todos los estatales para poner en pie un plan de lucha para recuperar el salario perdido, que se aplique una cláusula gatillo que indexe los ingresos mes a mes por inflación y pasar a planta permanente al conjunto de los trabajadores precarizados.