La gripe española azotó al mundo en 1918 con resultados catastróficos a niveles sociales, políticos y culturales. Dialogamos con el historiador Adrián Carbonetti sobre esta epidemia que fue la mayor pandemia de la historia moderna.
Miércoles 25 de marzo de 2020 01:43
Adrian Carbonetti es historiador, doctor en demografía e investigador del CONICET y especialista en estudios sociales sobre la salud. Dialogamos sobre la pandemia de gripe española de 1918, su impacto en Argentina y las políticas de salud que se implementaron para combatirla.
En distintos trabajos señalaste que las enfermedades deben ser entendidas como un fenómeno social, ¿podrías ampliar esta definición?
La enfermedad es en principio un fenómeno biológico, que es ocasionada por algún tipo de factor interno o externo al individuo. Ahora bien, ese fenómeno biológico tiene connotaciones sociales ya que una enfermedad, en última instancia, es una construcción social.
Una dolencia no es tal hasta que la sociedad o la ciencia no se han puesto de acuerdo respecto de sus síntomas, hasta que no se le ha dado un nombre y se comienza a investigar sobre sus orígenes; es decir, hasta que no tiene una identidad dada por la sociedad, la enfermedad como tal no existe. A lo anterior, debemos agregar que algunas enfermedades tienen una fuerte carga social y moral, como por ejemplo podrían ser el HIV o la TBC (tuberculosis), y al decir de Susan Sontag, la sociedad comienza a generar metáforas acerca de la enfermedad expresadas culturalmente.
Más allá de todo esto, una enfermedad tiene connotaciones sociales, políticas, económicas, demográficas y culturales: una epidemia pero también una endemia provoca ciertas estrategias sociales para evadirla o curarla, genera políticas estatales para combatirla, impacta sobre la economía en tanto las cuarentenas provocan un parate económico, como vemos en la actualidad. Pueden o no provocar una alta mortalidad en ciertos grupos demográficos o en toda la población y forjan metáforas sociales acerca de ella.
Desde esa perspectiva, ¿qué fenómenos sociales se asociaron al surgimiento y desarrollo de la gripe española, considerada la mayor pandemia de la historia moderna?
La gripe española comenzó a desarrollarse, según algunas versiones, en Fuston Texas, EEUU, y se extendió hacia Europa con el movimiento de tropas durante la Primera Guerra Mundial. Luego de esto, se expandió hacia todos los rincones del mundo durante los años 1918 y 1919. Su impacto en términos de la mortalidad fue devastador, se calcula que habrían muerto entre 30 y 50 millones de personas e incluso algunos cálculos llegan hasta 100 millones.
Es indudable que las condiciones de guerra, de miseria y pobreza provocadas por la guerra misma, pero también por las condiciones de trabajo de una gran parte de la población europea y de otras parte del mundo, además de la existencia de sistemas de salud endebles, fueron factores de suma importancia para el desarrollo de pandemia y la alta mortalidad. A esto deben sumarse factores de carácter biológicos, es decir la inexistencia de anticuerpos que pudieran resistir al nuevo virus. Cabe consignar que el mote de gripe española deviene de que España era el único país neutral en la contienda que podía publicar en sus periódicos sobre la gripe y sus efectos.
En tus investigaciones analizaste el impacto que tuvo la gripe española en Argentina, ¿cómo reaccionó en aquel momento la sociedad?
La introducción de una epidemia siempre genera una crisis que en última instancia impacta sobre la sociedad y genera estrategias para evadirla o combatirla. Los periódicos de la época reflejan cierta ambivalencia en los diferentes lugares que estudié (Buenos Aires, Córdoba y Salta) y en muchos casos depende, desde mi punto de vista, de la información que generan los medios de comunicación, de las políticas que se generen desde el Estado y también de la susceptibilidad de la población.
En ese sentido en momentos de mayor impacto de la gripe española se observan acciones de pánico que luego se traducían en estrategias para escapar a la enfermedad: la más común era la huida a las zonas rurales. La salida de la ciudad siempre fue una estrategia utilizada en especial por sectores altos de la sociedad, la segunda era la cuarentena en el mismo hogar para aquellos que no podían salir de la ciudad –lo que se dificultaba por los problemas habitacionales en las grandes ciudades-, y otros debían ir a trabajar enfermos y estaban más indefensos frente a la dolencia.
También había otro tipo de estrategias más vinculadas a lo religioso como las procesiones: en julio de 1919 en Córdoba se llamó a uno de estos eventos. La asistencia a misa se incrementaba en estos momentos.
Por parte del Estado se tomaban algunas medidas como suspensión de clases y cierre de todos tipo de locales donde pudiera haber aglomeración de gente como cines, salones de bailes, teatros. Los bares podían estar abiertos hasta las 11 de la noche, pero los talleres no paraban si no estaba enfermo más del 30 % del plantel.
En relación al impacto en nuestro país señalaste que se vivió una verdadera crisis sanitaria. ¿Qué medidas tomó en aquel momento el gobierno de Yrigoyen?
Enfermedades como la gripe española o el coronavirus son muy difíciles de evitar, es decir que por más que se tomen las medidas más estrictas la enfermedad ingresa. A fines del siglo XIX y mediados del XX, cuando la gripe española, pero también el cólera o la viruela aparecían, el Estado era rápidamente rebasado y la sociedad quedaba indefensa frente a la enfermedad y concibiendo estrategias para evitarla o sanar.
Ya mencioné las medidas que se tomaban para evitar la enfermedad pero la atención de los enfermos era un problema, ya que los hospitales tal y como los conocemos ahora no existían, entonces se creaban lazaretos. A esto debemos agregar que el “sistema de salud” (sólo por darle un nombre) estaba completamente fragmentado. El Departamento Nacional de Higiene, creado en la década de 1880, se encargaba de atender, en caso de epidemia, a la población de la ciudad de Buenos Aires y los “territorios nacionales” [1], mientras que en las provincias éstas eran combatidas por los Consejos Provinciales de Higiene. Se trataba de provincias pobres con escasa medicalización y bajos presupuestos en salud, por lo cual las epidemias seguían su curso natural hasta que desaparecían.
La gripe española no impactó de la misma manera en todos los lugares y en todos los momentos. La pandemia de gripe española tuvo dos picos entre 1918 y 1919: en 1918, duró apenas los meses de octubre y noviembre y generó aproximadamente para toda la Argentina 4257 muertes, fue muy benigna y su mayor impacto fue en el área central. Habría entrado por la ciudad de Buenos Aires pero también desde las fronteras con Brasil, Uruguay y Chile. El segundo pico es en el otoño invierno de 1919, donde entró por el norte y duró aproximadamente 5 meses, lapso donde ocasionó la muerte de 17900 personas. Pero la mortalidad no fue uniforme, sino que fue mayor en las provincias del norte, donde sí generó crisis sanitarias como los casos de Salta y Jujuy y mucho menos en la ciudad de Buenos Aires.
Desde mi punto de vista, habría tres tipos de factores que estarían generando el desarrollo de la pandemia y su alta mortalidad: factores de carácter ecobiológicos, factores de carácter social y factores de infraestructura sanitaria. En Salta la mortalidad fue mayor en los departamentos de mayor altura sobre el nivel del mar, tenían una escasa infraestructura de carácter sanitario, pocos médicos y una gran parte de la población vivía en condiciones de pobreza extrema.
¿Se expresó una disputa entre el Estado y la Iglesia frente a la gestión de la crisis?
En varias epidemias que estudié, hubo una disputa entre la Iglesia y el Estado, es que la Iglesia era la única institución por su capacidad territorial y por la cantidad de feligreses de disputar al Estado ciertas funciones. Pero también había concepciones distintas sobre la enfermedad, en muchos casos para la Iglesia como un castigo divino y eso requería la realización de acciones que iban en contra de lo que disponía el Estado, por ejemplo, como dije la concreción de una procesión. Pero también había por parte de la Iglesia desobediencias respecto al horario que fijaban las autoridades respecto de tener los templos abiertos.
En Salta la intendencia de la ciudad capital le imponía una multa al obispado por mantener los templos abiertos más allá del horario que había fijado el municipio. No obstante observamos, también, que hubo ciertas concesiones a la iglesia por parte del Estado, por ejemplo que los templos pudieran abrir a pesar de que podían ser fuentes de contagio (algo que sí se sabía)
¿Qué trato recibieron los inmigrantes por parte del Estado en aquel momento?
Una de las medidas que generó el Estado frente a la gripe española fue la de crear lazaretos en la isla Martín García, es decir lugares donde los extranjeros que llegaran desde otros lugares, en especial que estaban infectados, hicieran una cuarentena que era mucho menor a la que se realiza con respecto al coronavirus. La otra medida fue el cierre de todos los pasos fronterizos. Es que en los medios aparecían frecuentemente noticias de que se incrementaba el mal debido a que había una migración de países vecinos a ciudades o provincias fronterizas.
[1] Los territorios nacionales existieron entre 1862 y 1985. Eran dependencias administrativas centralizadas, dependientes del Poder Ejecutivo Nacional, y su población carecía de derechos políticos.