El lunes por la mañana la patronal no abrió las puertas y los trabajadores armaron un piquete. La empresa había despedido a dos trabajadores sin causa el viernes y el SMATA, gremio que los nuclea, convocó a medidas de fuerza.
Lunes 2 de julio de 2018
(Foto: Casilda Plus)
La empresa sanlorencina Pagoda SA, que dirige el grupo Guerrero, se negó a abrir hoy sus puertas impidiendo el ingreso a los casi 300 trabajadores. En la portería, un grupo de trabajadores junto a sus delegados organizó un piquete para reclamar contra el despido sin causa de dos operarios. Aunque los empresarios desmienten la posibilidad de un cierre, el antecedente de mas de 100 despidos hace pocos meses en la planta de Motomel de la ciudad de San Nicolás pone la crisis sobre la mesa.
Mañana se esperan novedades en la audiencia que tendrá lugar en el Ministerio de Trabajo por los dos despidos.
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También pensando en la situación económica de la empresa se expresaron desde el sindicato. Mientras los operarios transcurren por la incertidumbre de saber si seguirán operando o si sus familias pasarán a aumentar las cifras del desempleo, voceros del SMATA ofrecieron públicamente flexibilizar el convenio de los trabajadores para colaborar con la empresa: “Estamos al tanto de que han mermado bastante las ventas de la empresa” declaró Ernesto Rojas, delegado del SMATA a los medios de la ciudad. “Cuando nos notificaron hace 20 días de esta problemática, dijimos que íbamos a acompañar a la empresa con lo que sea, banco de horas, suspensiones, turnos rotativos, todo para sobrepasar la crisis”.
Pero la baja de conquistas de los trabajadores no preserva los puestos de trabajo. Así quedó demostrado en General Motors, donde hace un año el SMATA acordó 350 suspensiones que luego derivaron en despidos.
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Guerrero Motos produce mas de 400 motos por día en la planta que posee en el sur de San Lorenzo desde 1993. Al igual que otras plantas de montaje vieron expandir sus negocios en los últimos años y la “levantaron en pala”. Hoy, con una economía en crisis buscan que los que paguen los costos sean los trabajadores. Aunque todavía la empresa no definió su plan de guerra, la pelea ahora es para no permitir ningún despido ni pérdida de conquistas, ninguna familia puede quedar en la calle.