Tres sobrevivientes relatan los hechos del 14 de marzo de 1978, cuando un pabellón con 160 “presos comunes” fue incendiado por personal penitenciario dejando más de 60 muertos. Un crimen aún impune.
Miércoles 14 de marzo de 2018
Fue en plena dictadura cívico-militar. La propaganda oficial, acompañada por las grandes empresas periodísticas cómplices, durante años logró instalar la versión del “motín de los colchones”. Pero la muerte de 64 personas (al menos oficialmente) quemadas, asfixiadas y baleadas, acontecida durante aquella mañana dentro de un solo pabellón del penal, donde habitaban unos 160 internos, configura una masacre, no un motín.
Tapa de Clarín al otro día de la masacre
“Voy en camilla por el Salaberry. Voy a tratar de hacer conducta aquí para rajar antes que mis pulmones. Si va a pasar algo conmigo quiero que sea en libertad, allá afuera”. El relato de Horacio, fuente de inspiración del Indio Solari para componer su tema Pabellón Séptimo, no es otra cosa que lo que contó un sobreviviente tras la dantesca masacre en el pabellón número 7 de la unidad penitenciaria del barrio porteño de Villa Devoto.
Foto archivos personales de Hugo Cardozo y Claudia Cesaroni
En septiembre de 2016 La Izquierda Diario reunión en una misma mesa a Juan Olivero, Hugo Cardoso y Roberto Montiel, tres de los sobrevivientes de la masacre. Era la primera vez que daban juntos una entrevista periodística. A su lado se sentó Jorge “Turco” Sobrado, ex detenido desaparecido en Córdoba y miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH).
El video que acompaña esta nota es el registro condensado de aquella larga conversación, donde los entrevistados contaron los hechos, sus consecuencias y las lecciones para el presente. La entrevista completa puede leerse en el artículo “Hablan los sobrevivientes de la Masacre del Pabellón Séptimo”, publicado hace ya un año y medio en este diario.
Foto María Paula Ávila
Vale decir que desde hace años Juan, Hugo y Roberto pelean para que se los considere sobrevivientes de un delito de lesa humanidad perpetrado por los mismos ejecutores de 30 mil desapariciones y 500 robos de bebés. No sólo porque la cárcel de Devoto estaba entonces bajo el mando del Ejército, sino porque aquel asesinato en masa, aunque haya tomado como víctimas a “presos comunes”, tuvo un inconfundible objetivo político.
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Redacción
Redacción central La Izquierda Diario