Hernán Cortés, salió del puerto de Santiago de Cuba para llegar a Chalchicueyecan, hoy Veracruz con el fin de hacerse de tesoros y botines en un territorio desconocido por ellos hasta ese momento.
Sábado 20 de abril de 2019
El 21 de abril de 1519 iniciaría el proceso conocido en México como La Conquista, ya que sería ese día cuando Hernán Cortés llega a la costa de una población conocida en aquel momento como Chalchicueyecan, apresurando sus pasos a causa de que sus superiores pretendían cancelarle el viaje por lo que a toda prisa se había lanzado a la tercera a expedición en tierras hoy mexicanas. A su llegada, fue recibido por embajadores del tlatoani mexica, Moctezuma Xocoyotzin, quien sabía de su presencia en el imperio a causa de las expediciones previas de los españoles.
En el libro La visión de los vencidos de Miguel León Portilla, se rescatan testimonios de los pueblos indígenas compilados por Fray Bernardino de Sahagún. Se describe desde el punto de vista de los lugareños, especialmente de los mexicas, el arribo de las fuerzas de Cortés a su territorio. Un hombre humilde, informó a su emperador de la llegada de "torres o cerros pequeños que venían flotando por encima del mar´". En ellos venían gentes extrañas de carnes muy blancas, más que nuestras carnes, todos los demás tienen barba larga y el cabello hasta la oreja”
Dicha noticia llenó de angustia a Moctezuma, ya que no se sabía nada de los extraños, además ellos no tenían ni idea del desastre que caería sobre su nación, ya que la Conquista fue un proceso muy traumático para los pueblos originarios. Comenzaría así la dominación colonial conectando a América con el mercado mundial capitalista. Sus legados fueron el desarrollo atrasado, la expoliación, el despojo y la sumisión a las grandes potencias imperiales que con el paso del tiempo someterían el mundo.
La primera impresión de los mexicas fue confundir el advenimiento de Cortés con el regreso del mítico gobernante de Tula, llamado Ce Acatl Topiltzin, virtuoso sacerdote del dios Quetzalcoatl, quien al ser depuesto por seguidores de otro dios, Tezcatlipoca, se marchó rumbo al mar y prometió que volvería en el año Ce Acatl, (1 caña), que coincidía (tenían un Ce Ácatl cada 52 años y éste era el décimo después de la partida de Topiltzin), con la llegada del conquistador español.
Al saber esto Moctezuma de inmediato envió regalos y tesoros que tuvieran que ver con su dios (pensando que era Quetzalcóatl). Con ello obsequiaron objetos sagrados como plumas de quetzal con accesorios de oro para complementarlos. En los testimonio se narra que los “dioses” no parecían interesados en las plumas, más bien concentraron su atención en los regalos secundarios, los accesorios de oro.
Finalmente fueron estos mitos religiosos los que llevaron a los mexicas a recibir a los que serían sus futuros verdugos, a diferencia de los mayas quienes de inmediato repelieron a los invasores, los regalos enviados por el huey tlatoani sólo despertaron las ambiciones de los codiciosos conquistadores quienes fueron en busca de Tenochtitlán.
Cortés sabía de la leyenda, gracias a que traductores como la Malinche le informaron del tema, pero también estaba consciente de que el engaño no podría durar para siempre, por ello comenzó a armar un plan para someter a la civilización más poderosa de Mesoamérica. Aplicó la premisa “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” aliándose con los adversarios de Moctezuma quienes eran los grandes perdedores en las guerras floridas así como indómitos resistentes, como los tlaxcaltecas. Es así que Tlaxcala y otros pueblos se unen a Cortés para acabar con el imperio mexica, completamente hartos de la imposición de los tributos. Eran naciones vejadas por Tenochtitlán que encontraron la oportunidad de quitarse el yugo de sus opresores.
Fue la conquista de América la que permitió el desarrollo acelerado del capitalismo, si hoy se toma nota de la llegada de Cortés a Veracruz, no es para nada por aprecio del personaje, sino para recordar el proceso que inició el sojuzgamiento de los pueblos de América a Occidente iniciado por las grandes potencias navales como España y Portugal, que luego de tres siglos de expoliación, impidiéndoseles el desarrollo económico e industrial de los países hispanoamericanos, éstos iniciarían su desarrollo independiente en las peores condiciones de pobreza y atraso, lo que les haría víctimas fáciles del naciente imperialismo estadounidense.