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Red Internacional
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8M. Harriet Tubman: la subversiva impulsora de las ferrovías hacia la libertad.

Este artículo fue escrito por Tauany Barbosa y Maria Eliza en el libro "Mulheres Negras e Marxismo" (Mujeres Negras y Marxismo) y en base al episodio 24 del podcast Feminismo e Marxismo con la colaboración de Diana Assunçao. Traducido del portugués al español por Gabrielle Girardello.

Miércoles 8 de marzo de 2023

Hay historias que necesitan ser contadas. La historia de Harriet Tubman es una de esas que jamás puede caer en el olvido. Una mujer cuya historia y sed de libertad son una enorme fuente de inspiración hoy para nosotras. Harriet no se conformó con huir y liberarse a sí misma de la esclavitud, sino que fue una de las personas más destacadas, si no la que más, en la liberación de cientos de esclavos en los Estados Unidos durante el siglo XIX. Ni siquiera la abolición de la esclavitud la detuvo: hasta el final de su vida, luchó por el sufragio femenino.

La mejor impulsora de las “Ferrovías Subterráneas”
Harriet se llamaba Araminta Ross alrededor de 1822 [1] en el distrito de Dorchester, Estado de Maryland, al sur de los Estados Unidos. Fue la quinta de los nueve hijos que tuvieron los esclavos Harriet Green y Ben Ross. Vio y vivió con su madre el drama de la venta de tres de sus hermanas por parte de la familia Brodess, propietarios de los Ross, lo que la marcó y la hizo decidir no ser madre mientras no fuese libre -incluso habiéndose casado, alrededor de 1844, con John Tubman, un negro libre [2].

Desde niña, Harriet fue muy castigada, ella respondía, vestía varias capas de ropa para mitigar las lesiones e incluso huía por algunos días. Según los relatos de historiadores, ella decía: “Había dos cosas a las cuales yo tenía derecho: libertad o muerte; si yo no pudiese tener una, tendría la otra” [3].

En la adolescencia, un capataz arrojó un peso de metal contra un esclavo que había huído, pero este golpeó a Minty [4] en la cabeza, causándole un traumatismo craneal que posiblemente desencadenó una especie de epilepsia y secuelas como convulsiones, alucinaciones y periodos de hipersomnia.

Ella creía que el accidente y las secuelas le abrieron la posibilidad de establecer una relación con Dios, a quien ella atribuía visiones que, durante sus huidas y expediciones, le mostraban los caminos a seguir. Visto desde la actualidad y analizando la realidad en la que ella estaba inserta, es posible afirmar sin lugar a dudas que sólo su enorme coraje explica el desafío de una peligrosísima travesía por los subsuelos de los estados más racistas de Estados Unidos.

Una abolición clandestina e ilegal
Los Estados Unidos conquistan su independencia respecto a la metrópolis británica en 1776, lo que fue realizado por medio de una revolución dirigida por la burguesía colonial y que abrió espacio para desarrollar en aquel territorio su propio sistema económico y social. Había un conflicto a veces abierto, a veces apaciguado entre la clase dominante estadounidense en torno al fin de la esclavitud. La Constitución de la independencia sostenía que “todos los hombres son iguales”, pero no estaban incluidas las mujeres blancas, tampoco los negros y las negras, cuyo trabajo financió la joven industria para que este sistema fuese capaz de vencer de una vez por todas al feudalismo.

El conflicto entre el Norte y el Sur de Estados Unidos de América no fue una lucha en defensa de la libertad del pueblo negro. Al final, por más que las revoluciones burguesas hubieran barrido con gran parte del atraso del sistema anterior, el secuestro, la venta y esclavización de negros africanos son productos del ancimiento del capitalismo, y una clase dominante no renuncia a una forma de dominación por “buena voluntad”. Las revueltas negras concomitantes a las revoluciones burguesas y las que siguieron podían amenazar de muerte al capitalismo recién nacido. una vez establecido, este sistema necesita de la explotación de mano de obra asalariada, y la esclavitud no se podría sostener por mucho tiempo.

Como explica C.L.R. James: “El Norte y el Sur de Estados Unidos se encaminaron involuntariamente hacia su predestinado enfrentamiento, pero los revolucionarios negros contribuyeron a desencadenar la cuestión. En las dos décadas anteriores al comienzo de la Guerra Civil, ellos [los negros] abandonaban el Sur de a miles” [5].

Toda la vida de Harriet estuvo marcada por este conflicto. Hubo cerca de 150 revueltas negras contra la esclavitud en los Estados Unidos de América. Las fugas no eran inusuales, las noticias circulaban y diversas fuentes informaban de los esfuerzos de los negros que habían escapado antes que ella para liberar a otros negros, como la propia canción que Harriet cantó a su madre el día en que huyó, diciendo “te encontraré por la mañana, mi destino es la tierra prometida” [6]. Según C.L.R. James:

La organización revolucionaria conocida como Underground Railroad [Ferrovía Subterránea], con osadía, eficiencia y agilidad, drenó la propiedad humana de los amos de esclavos. Los esclavos fugitivos estaban a la orden del día. La Fugitive Slave Law [Ley de esclavos fugitivos] de 1850 fue un último intento desesperado, por parte del gobierno federal, de acabar con esta abolición ilegal. Diez estados del Norte respondieron con leyes de libertad personal que anulaban las penas severas de la Ley de 1850. Quizá la más famosa de todas las personas blancas y negras que pasaron por el Underground Railroad sea Harriet Tubman, una mujer negra que había escapado de la esclavitud. [7]

La fuga de “Moisés” y las “ferrovías subterráneas”
Harriet se escapó por primera vez en 1849 con dos de sus hermanos que desertaron y ella regresó a la hacienda de los Brodess. Luego de eso escapó sola, sin llevar parientes, ni siquiera su marido. Es en ésta época que ella se da el nombre de su madre (Harriet) y mantiene el apellido del marido (Tubman) [8]. Ella recorrió al menos 145 kilómetros en territorio esclavista hasta cruzar la frontera hacia un estado del Norte [9], un acto de extremo coraje frente a los peligros que corrió, teniendo que viajar de noche, esquivar a los cazadores de esclavos, además de otros riesgos a su vida.

Pero ella también recibió ayuda: fue refugiada en algunas casas, escondida y transportada por personas blancas abolicionistas. Algunos historiadores afirman que algunas de esas personas eran miembros de la Underground Railroad (Ferrovía Subterránea). Estas personas eran llamadas “jefes de estación” y sus casas, “estación”, o “estación intermedia” o “depósito”. Harriet puede haber encontrado algunos “agentes” o “pastores” que la ayudaran a encontrar puntos de la ruta, aunque la mayor parte la haya descubierto y realizado ella sola. O sea: las “ferrovías subterráneas”, que Harriet llegó a dominar con los ojos cerrados, ya existían.

La Underground Railroad -en su momento impulsada por más de una sociedad abolicionista y hoy, por regla general, relacionada con el nombre de Tubman- era una organización clandestina de naturaleza conspirativa, lo que su propio nombre muestra, ya que no exist´pian, literalmente, ferrov´pias subterráneas. La joven fugitiva, con menos de 30 años, llegó a Filadelfia, donde conoció a William Still [10], a través de quien ella se integró a la underground Railroad como una “conductora”, o sea, una guía de las expediciones.

El destino “de los trenes” de la Underground Railroad eran el Norte (en especial Pensilvania, en el Estado de Filadelfia -un polo abolicionista) o la “tierra prometida” (Canadá, donde no había esclavitud y, por tanto, era más seguro). Tubman conducía su “carga” para la libertad, sin ningún medio de transporte. Solo contaba con su vasto conocimiento del territorio, de los secretos y los códigos de fuga, y un arma, que no dudaba en utilizar incluso contra compañeros de viaje que querían renunciar a la fuga. Incluso en palabras de James, “ella realizó diecinueve jornadas en el Sur y ayudó a sus hermanos, esposas y otros trescientos esclavos a escapar. Sus incursiones en territorio enemigo hicieron que su cabeza valiera 40.000 dólares” [11].

Por haber conducido a tantos negros a la “tierra prometida”, fue conocida como “Moisés”, ambas alusiones bíblicas. No era Harriet la buscada y perseguida, pero sí Moisés, pues pocos sabían que tales hechos eran obra de aquella Minty que había huído. Araminta, Harriet, Moisés, etc, ella nunca fue capturada. Un camaleón, según la historiadora kate larson. Alguien de quien el importante y renombrado abolicionista Frederick Douglass afirmó recibir orientación. En sus palabras:

La diferencia entre nosotros es muy marcada. Gran parte de lo que hice y sufrí al servicio de nuestra causa fue público y recibí mucho aliento a cada paso del camino. Tú, en cambio, has trabajado en privado. Yo trabajaba de día, tú de noche. [...] El cielo de medianoche y las estrellas silenciosas fueron los testigos de tu devoción por la libertad y tu heroísmo. [12]

Pero, para ella, no era suficiente con no ser capturada y mantenerse a salvo. Si hubiese sido así, jamás habría vuelto a Maryland. Su primera expedición fue aún más peligrosa que su propia fuga, ya que a partir de 1850 estaba en vigor la Ley de Esclavos Fugitivos, que no solo volvía el Sur más peligroso, sino que también el Norte, estableciendo que agentes públicos devolvieran fugitivos a sus antiguos dueños, independientemente de donde estuvieran. Incluso así, Harriet, en sus propias palabras “[...] Fui conductora de la Underground Railroad por 8 años. Y puedo decir que la mayoría de los conductores no pueden - nunca he descarrilado mi tren y nunca he perdido un pasajero”. [13]

La complejidad del plan de fuga de esclavos organizado por la Underground Railroad, con todos los nombres en clave que aludían a un sistema ferroviario y secretos minuciosamente compartidos entre ciertos miembros de la red, tuvo tanto éxito que, tras la abolición, hubo expediciones de regreso tanto de Canadá a Estados Unidos como de Norte a Sur, debido a la demanda de miles de hombres y mujeres negros separados de sus familias por la venta o la fuga.

Grandes hechos como este solo fueron posibles por el carácter clandestino y conspirativo de esta organización, por la creatividad de sus miembros, por la alianza con blancos abolicionistas (incluyendo los que contribuyeron financieramente). Pero, sobre todo, por el enorme coraje y abnegación de los negros y negras, ex esclavos, como Tubman, para quienes los riesgos eran inmensos.

General Tubman
La historia de la Underground Railroad ayuda a entender cómo “los revolucionarios negros ayudaron a desencadenar la cuestión” de la Guerra Civil norteamericana. Las burguesías del Norte y del Sur prefirieron mantener un equilibrio inestable, en el que podía surgir un nuevo Estado abolicionista siempre que a cambio surgiera un Estado esclavista. Por si esta situación no fuera de por sí insostenible, la acción de los negros y negras fugitivos se convirtió en un catalizador. En octubre de 1859, el abolicionista John Brown lideró un ataque en el Sur con el objetivo de incitar una rebelión esclava y avanzar en la abolición, contando en sus planes iniciales con el apoyo de Harriet, a quien pasó a llamar General Tubman. [14]

En abril de 1860, luego de la elección de Abraham Lincoln a la presidencia, los Estados Confederados, del Sur, atacan el Fort Sumter, en el Estado de Carolina del Sur y se declaran independientes, dando inicio a la Guerra de Secesión, o Guerra Civil. Harriet vio la guerra como una oportunidad para abolir la esclavitud y luego se dirigió al distrito de Hilton Head, para ofrecer sus habilidades a los “Estados de la Unión”, del Norte.

Comenzó como cocinera y enfermera, estando permanentemente en los campamentos, para ayudar a los fugitivos. Fue una de las abolicionistas en condenar a Lincoln cuando vio que él no pretendía imponer la abolición a los Confederados. El presidente fue obligado a declarar la abolición, cuando percibió que los negros en los Estados Unidos, así como en Haití, al volverse soldados con armas en las manos, jamás serían esclavos nuevamente y, por tanto, sin declarar la abolición de la esclavitud, la Unión jamás habría vencido.

En 1863, la abolición fue declarada:

En el bando del norte, 220.000 negros lucharon tan valientemente que fue imposible para las tropas blancas conseguir lo que ellos habían logrado. Lucharon no sólo con valentía revolucionaria, sino con sangre fría y una disciplina ejemplar. Los mejores de ellos estaban llenos de orgullo revolucionario. Lucharon por la libertad. [15]

Tubman fue una de las mejores entre ellos, con sus vastas habilidades, pasó a ser una espía pionera de la Unión, pero ella no fue solamente una valiente combatiente, ella era una general. Fue la primera mujer en liderar un ataque militar en la Guerra Civil, sirviendo también de consejera principal en el ataque de Combahee River, en el cual fueron rescatados más de 750 esclavos. En ésta ocasión, ella guió tres barcos a vapor sin caer en ninguna de las trampas plantadas por los Confederados y, en tierra, lideró la destrucción y saqueo de plantaciones, además de la fuga de los esclavos frente a sus señores, horrorizados.

La guerra termina con la derrota del Sur. El trabajo esclavo fue fundamental para el capitalismo norteamericano, pero también lo fue su fin, porque acabó con la marcada división entre las burguesías de los distintos estados de EEUU y unificó a la clase dominante en torno a un plan económico y, en consecuencia, a un proyecto de país.

La Guerra Civil norteamericana estadounidense, fue un evento de importancia mundial, fundamental para entender la posición de los Estados Unidos hoy como la mayor potencia imperialista del mundo. Y, aunque ella haya sido dirigida por diferentes sectores burgueses, Harriet Tubman fue un importante sujeto de este evento, parte de la vanguardia más avanzada y progresista en aquel momento. A pesar de eso, los Estados Unidos tardaron treinta años en reconocer el derecho de ésta general negra, ex esclava, de recibir la misma pensión de veterana que un soldado blanco, lo que tampoco era concedido a los soldados hombres negros.

“Sufrí lo suficiente para creer” [16]
Después de la Guerra Civil, Harriet se dedicó a la familia y más tarde al movimiento sufragista, y a diferencia de una parte significativa del movimiento sufragista de la época, ella defendía que las mujeres y hombres negros deberían tener los mismos derechos que las mujeres y hombres blancos.

Algunas sufragistas estuvieron intrínsecamente ligadas al abolicionismo, ideológica y hasta materialmente, como fue el caso de Lucrecia Mott, que fue jefa de estación de la Underground Railroad [17]. Pero las mujeres negras tuvieron que enfrentarse al racismo de algunas sufragistas blancas e incluso burguesas, y al machismo de algunos hombres negros, recién liberados de la esclavitud, que defendían su derecho al voto sin extenderlo a las mujeres negras. No es extraño que a menudo fuera necesario que las mujeres negras se organizaran por separado de las blancas, como en la Federación Nacional de Mujeres Afroamericanas, en cuya reunión fundacional, en 1876, Tubman fue la principal oradora.

Trabajó en esta causa junto a mujeres como Susan B. Anthony y Emily Howland, viajó a Boston, Washington, Nueva York, utilizando los ejemplos de su propia vida desde la esclavitud a través de sus logros en la Underground Railroad y su actuación en la Guerra Civil - para abogar por el sufragio femenino. Angela Davis dice sobre Harriet que: Trabajando en la labranza de Maryland, se dio cuenta a través de su trabajo que su potencial como mujer era el mismo que el de cualquier hombre” [18]. Sus discursos inspiraron y ella llegó a ser más ampliamente reconocida y admirada, llegando a destacar en periódicos y revistas.

Harriet, a diferencia de las demás sufragistas, no disponía de los recursos económicos para los viajes que requería este puesto tan destacado. En una ocasión, incluso vendió una vaca para comprar un billete de tren y garantizar su presencia en uno de los eventos dedicados a ella. Al mismo tiempo, su aparición en los medios de comunicación públicos generaba solidaridad y le reportaba contribuciones solidarias, con las que básicamente se mantenía a sí misma. Una de las iniciativas para recaudar fondos fue la venta de una biografía de Tubman, escrita por su admiradora Sarah Hopkins Bradford [19].

El movimiento sufragista era heterogéneo no sólo porque había mujeres blancas y negras, sino esencialmente porque había mujeres burguesas y proletarias. Harriet, desde que dejó de ser esclava, pasó a ser una trabajadora, y sufrió hasta el final de su vida con las condiciones de la clase obrera. También experimentó en carne propia las contradicciones del feminismo burgués, que no incluía a las mujeres negras y obreras.

Símbolos y cooptación
El final de la vida de Harriet estuvo marcado por una contradicción que nos proporciona reflexiones imprescindibles para el presente. Tras "servir a su país" en la guerra, fue dejada en la miseria con su familia, después de un segundo matrimonio, la adopción de un niño y el cuidado de sus padres ya ancianos.

Tuvo varios empleos y acogió a inquilinos en su propiedad, que había comprado antes de la guerra en Auburn, Nueva York. Pero ella podía contar, y contó, su historia y cómo fue tratada por Estados Unidos. Pero el hecho de poder hablar por sí misma no cambió las condiciones objetivas que hicieron que viviera y muriera en inferioridad con respecto a los blancos. Al igual que en cualquier lugar del mundo actual, el hecho de que haya algunos negros en algunos puestos destacados, aun cuando siga siendo minoritario, no cambia la condición de la inmensa mayoría de hombres y mujeres negros, que cada día, con el avance de la crisis capitalista mundial, son empujados al desempleo, a las cárceles y a los ataúdes, ya sea por las balas de la policía o por el hambre y la miseria, fruto de la avaricia capitalista.

Harriet, siempre disconforme con cualquier avance que pudiera haber si no llevaba consigo a sus iguales, en los años que marcaron el final de su vida, dejó aún más marcado su ímpetu de interceder por los sectores más precarios. Por más religiosa que haya sido, criticó duramente a la iglesia a la que frecuentaba y a la que donó parte de una casa, para que fuera un asilo. En sus palabras: "Ponen la norma de que nadie puede entrar sin tener 100 dólares. Pues bien, yo quería establecer una norma según la cual nadie puede entrar a menos que no tenga dinero" [20].

La grandeza de esta luchadora que, incluso en las condiciones más adversas de esclavitud, incluso corriendo numerosos riesgos en sus expediciones y en la guerra, incluso afrontando la pobreza en la vejez, nunca se doblegó ante el individualismo y nunca aceptó ninguna tiranía contra los más maltratados del capitalismo, debe hacernos reflexionar: ¿se contentaría con ver su imagen transformada en un símbolo? ¿Se conformaría con ver a unos pocos negros en el poder y a la inmensa mayoría de los demás en las mismas situaciones de siempre?

Es cierto que Harriet ha sido homenajeada por numerosos artistas visuales, de la música, del teatro y del cine. Y nada sería más justo que una historia tan inspiradora fuera reivindicada y retratada de diferentes maneras, pues necesitamos conocer y dar a conocer las historias de las verdaderas referencias históricas de nuestro pueblo. Pero es necesario mirar con desconfianza cuando no son artistas, historiadores o militantes quienes llevan a cabo este ejercicio, sino los representantes de la clase dominante en la gestión del Estado capitalista.

En 2016, el Partido Demócrata, que ya había estado a la cabeza del derribo de sitios históricos y monumentos en honor a Harriet, propuso que la imagen de Andrew Jackson -el séptimo presidente de Estados Unidos y granjero esclavista- se sustituyera por el rostro de Tubman. La publicación del nuevo proyecto sería en 2020, con motivo del centenario de la 19ª enmienda, que permitió el sufragio femenino. Pero, en 2017, bajo la presidencia del racista Donald Trump, ésta decisión fue suspendida sin ninguna justificación plausible. Sin embargo, el racismo de la extrema derecha supremacista norteamericana, habitualmente identificada con el Partido Republicano de Trump, no hace que los demócratas sean menos racistas.

Trump y el Partido Republicano en 2020 fueron derrotados por la pandemia del COVID y por el mayor movimiento de masas contra la violencia policial, pero el trumpismo había seguido como fuerza política, presente también en los supremacistas blancos que salieron con armas en la mano a atacar a los manifestantes negros.

El Partido Demócrata, el partido imperialista más antiguo del mundo, quiere extraer el contenido más subversivo de la imagen de Harriet y amortiguar el impacto que puede tener conocer su historia, y ofrecérsela a las masas negras estadounidenses, que se levantaron en 2014 y en 2020 diciendo "las vidas negras importan".

Mientras en el parlamento aparentemente libran batallas contra los republicanos en torno a la demanda de vincular a Harriet con el símbolo más icónico del capitalismo (el dinero), en los estados que gobiernan su policía se arrodilla sobre el cuello de George Floyd, cuyo asesinato a manos de la policía hizo estallar en el corazón del imperialismo el movimiento Black Lives Matter. El Partido Demócrata es una máquina de cooptación y subordinación a los límites de un sistema desigual por definición, de cualquier fuerza de contestación que pueda llevar a la conclusión más profunda que se pueda hacer: sólo es posible emancipar realmente a los más explotados y oprimidos si la lucha antirracista y feminista se convierte en lucha anticapitalista, y por tanto aliada con los trabajadores e independiente de la burguesía, para acabar con este sistema de opresión y explotación.

Por Tubman y por todas nosotras
106 años han pasado desde la muerte de Harriet y para hacer justicia a su legado y no contemplarlo de forma meramente informativa o reivindicativa, aún existe una tarea a ser cumplida. Harriet murió antes de ver conquistado el sufragio femenino, pero levantamos aquí la hipótesis de que ella habría luchado por más si hubiese conseguido ver cuánto se profundizó y complejizó el racismo con el fin de la esclavitud, que la opresión patriarcal sigue muy vigente, que prueba de eso son los números desproporcionados de negros muertos por Covid-19, los datos del aumento a la carga horaria de las mujeres en el trabajo doméstico e incluso, más frásticamente, el aumento en el número de feminicidios, sobre todo de las mujeres negras.

Y, como lo muestra toda la historia de ésta luchadora, no partimos de cero, como tampoco lo hizo ella. Pero, desgraciadamente, Tubman no encontró en los Estados Unidos un partido como los que Karl Marx y Friedrich Engels estaban ayudando a construir en Europa en aquel mismo momento. No encontró ninguna alternativa que, frente a la inminencia de la guerra, tuviese una fuerza previamente construida para influir en los negros esclavizados, los soldados blancos y el conjunto de la clase trabajadora estadounidense a no apuntar sus fusiles solo contra la burguesia del Sur, sino también contra la del Norte. Y que, de la lucha por el fin de la esclavitud, se hiciera una revolución negra y obrera, para que el futuro de la humanidad fuese otro.

La lección y la orden del día son que se construyan partidos revolucionarios en todo el mundo.


[1Esta y otras informaciones biográficas son motivo de controversia entre historiadores, ya que los registros de personas esclavizadas son documentos de difícil acceso o inexistentes.

[2La doctrina partus sequitur ventrum, heredada de la metrópolis inglesa, establecía que el status legal de un hijo o hija era heredado de su madre, independientemente de quien fuese el padre.

[3Sarah Hopkins bradford, Harriet Tubman: The Moses of Her People,. new York: Corinth Books, [1886] 1961, p. 29.

[4Del nombre Araminta.

[5Marcelo Pablito, Daniel Alfonso e letícia Parks, A revolução e o negro, Edições Iskra, 2019, p.31.

[6Sarah Hopkins Bradford, Scenes in the Life of Harriet Tubman, Freeport: Books for Libraries Press, 1971, p.19.

[7M. Pablito, et al., op. cit., p.31.

[8Hay diferentes hipótesis sobre este hecho. Kate Larson sugiere que Harriet cambió su nombre poco después de casarse. Catherine Clinton sugiere que eso coincidió con la fuga.

[9Catherine Clinton, Harriet Tubman: The Road to Freedom, New York: Little, Brown and Company, 2004, p.38.

[10Hijo de esclavos fugitivos, William Still fue un importante conductor de la underground Railroad. En la Sociedad Antiesclavitud de Pensilvania, de la cual era miembro, Still ayudó a un esclavo recién huído y, por su historia, descubrió que se trataba de su hermano. Desde entonces, Still pasó a registrar las historias de los esclavos fugitivos para ayudar a las familias a restablecerse. En 1872, publicó los registros que hizo en un libro (The Underground Railroad Records)

[11M. Pablito et al., op. cit., p. 31-32.

[12S. Foster, “1868 - Carta de Frederick Douglas para Harriet Tubman”, disponible en <https://www.blackpast.org/african-a...> . Acceso el 19 de enero de 2021.

[13C. Clinton, op. cit., p. 192.

[14El “ataque de Harpers Ferry” era considerado por abolicionistas como Frederick Douglas algo precipitado, por fuera de la correlación de fuerzas, anti estratégico, aunque él respetase a John Brown y reconociese la valentía de sus esfuerzos. harriet, al principio, ayudó en los planes del ataque y se comprometió a reclutar negros para el ataque, pero en el día en que ocurrió, ella no fue encontrada. Hay hipótesis de que ella se hubiese convencido de la posición de Douglas, de que estaba ocupada reclutando esclavos o de que estaba enferma. John Brown fue arrestado y condenado a muerte en la horca después del ataque.

[15M. Pablito et al., op. cit.., op. 32.

[16C. Clinton, op. cit. p. 191.

[17Angela Davis desarrolla, en el segundo capítulo de su obra Mujeres, Raza y Clase, que las sufragistas blancas, sofocadas por la ideología patriarcal y subordinadas al ámbito privado de la vida social, veían en el abolicionismo una forma de ser sujeto político, de darse el simple derecho de participar de la vida social pública. Se consideraban esclavas de los matrimonios, de las familias y, luchando contra la esclavitud, se veían luchando contra su propia opresión.

[18Angela Davis, Mulheres, Raça e Classe, 1a ed., São Paulo: Boitempo Editorial, 2016, p. 35.

[19Scenes in the Life of Harriet Tubman, publicada en 1869, aportando un rédito de 1.200 dólares para Harriet. Criticada por ésta biografía, Bradford publicó Harriet, the Moses of her People en 1886.

[20Kate Cliford Larson, Bound For the Promised Land: Harriet Tubman, Portrait of an American Hero, Nueva York: Ballantine Books, 2004, p. 285.