Denunciaron la precariedad y vulnerabilidad de estas trabajadoras y la sobreexposición al virus Covid-19.
Sábado 21 de marzo de 2020 00:30
En el sitio Periferia em Movimento, hijas e hijos de trabajadoras domésticas y diaristas escribieron un Manifiesto en el que denunciaron la “precariedad y vulnerabilidad” de esas trabajadoras, y la exposición que tienen en el uso de transportes públicos.
Casos como la pareja en cuarentena que obligó a su empleada doméstica a trabajar, o el de la empleada que falleció por la infección del coronavirus muestran que para estas trabajadoras precarizadas no hay cuarentena.
El Manifiesto denuncia la exposición al virus de todos y todas las trabajadoras que ejercen algún servicio doméstico como jardineros, caseros, empleadas domésticas y diaristas. Exigen la licencia remunerada inmediata de las que estén en blanco o las informales, y de las diaristas, además del adelanto de vacaciones parcial o total. En caso que las empleadas que residan en la casa del empleador, que no sea expuesta a ninguna situación de riesgo como ir al mercado, shopping, farmacias, etc.
Según figura en el Manifiesto, son 6,3 millones de trabajadoras y trabajadores que prestan servicios domésticos. De ellos 1,5 millón trabaja en blanco, 2,3 millones en negro y 2,5 millones son diaristas. Datos alarmantes que ponen de manifiesto la falta de derechos de esas trabajadoras. Ese es el plan de Bolsonaro y su ministro de Economía, Paulo Guedes, con sus incontables ataques a la mayoría de mujeres negras que ocupan esos puestos.
En el Manifiesto hay relatos de hijas e hijos, como el de Yane Mendes, de 28 años, de la localidad de Totó, en Recife, estado de Pernambuco:
"Mi mamá es diarista, hace cada día una casa distinta. Este lunes cuando explotó lo del coronavirus, mi hermano me mandó un mensaje diciendo que nuestra madre no quería entrar en casa porque su patrona había dicho que estaba con fiebre y que mi mamá tenía que estar atenta. Ese episodio hizo que mamá se bañara en alcohol en gel, no por desinformación sino por desesperación de que alguien que ella ama dentro de casa se contagie con el coronavirus”.
Casos como estos, de empleadas domésticas y diaristas que son obligadas a trabajar por sus patrones, expuestas al coronavirus en el viaje a sus trabajos en transportes púbicos, y que ponen en riesgo a sus familiares en casa, ponen de manifiesto los limites de la cuarentena y del aislamiento domiciliario, que es la forma que los gobiernos están aplicando para contener la propagación del virus.
Se necesitan análisis masivos de detección para las trabajadoras domésticas y diaristas, sus familiares y empleadores, para saber si ellas fueron contaminadas en su ambiente de trabajo y si sus empleadores son o no vectores de transmisión del virus. Es un absurdo que sigan trabajando en pleno brote de coronavirus. En su mayoría son mujeres negras que viven en áreas periféricas de la ciudad, no pueden de ninguna manera estar expuestas a la contaminación y ser un vector de transmisión de la enfermedad.
Esquerda Diário de Brasil ha denunciado la falta de agua en diversos lugares, la falta de saneamiento básico, alcohol en gel y barbijos para contener la propagación del virus.
El Manifiesto critica la precariedad del trabajo doméstico en el marco del fuerte racismo de los gobernantes, a quienes les importa poco las condiciones de trabajo y vida de las mujeres negras: “Hace años nuestras madres, abuelas, tías y primas dedicaron sus vidas a otras familias, somos todas afectadas por esa ‘relación laboral’ retrógrada y de formas esclavistas”.
A medida que se profundiza la pandemia del coronavirus, que ya dejó sus primeros muertos en Brasil, también se profundiza el racismo estructural, porque no solo los capitalistas se muestran ineficaces para combatir la propagación del virus, sino también la vida de los negros y sobre todo de las mujeres negras, no valen nada, y ellas van pagando una crisis que no causaron.
La licencia para esas trabajadoras con todos los derechos es lo primero que debe hacerse ante esta situación alarmante del coronavirus. Sabemos que los patrones solo piensan en su bienestar, pero ahora es el momento de que la clase trabajadora tome la delantera en la situación para dar una salida que realmente busque salvar la vida de las mayorías.