En agosto de 1907 inquilinas e inquilinos pusieron en discusión la vivienda como un derecho, desafiaron a los propietarios y al gobierno. ¿Cómo lo hicieron? Columna de cultura de El Círculo Rojo (jueves a las 22 a 24 en Radio Con Vos FM 89.9).
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 25 de agosto de 2023 00:56
· En agosto de 1907, la Municipalidad de Buenos Aires decretó un aumento de impuestos. Los propietarios de los conventillos y casas de inquilinato aumentaron los alquileres porque no querían perder su margen de ganancia. Esa decisión provocó una decisión inesperada por los dueños y el gobierno: a los pocos días empezó una huelga histórica.
· Los conventillos eran casas viejas que las familias ricas habían dejado en la zona sur de la ciudad, sobre todo durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871 (se fueron hacia el norte).
· Los conventillos eran parte del crecimiento acelerado de las ciudades desde mediados del siglo XIX. Los inmigrantes, la gente que llegaba desde otras provincias, alquilaban habitaciones en estos caserones con condiciones de vida bastante malas pero un precio accesible.
· El censo municipal de 1904 informó que de las 950.891 que vivían en la ciudad, 138.188 lo hacían en 2.462 casas de inquilinato: los conventillos representaban más del 10 %.
¿Cómo fue?
· La huelga estalló en La Boca. Las inquilinas e inquilinos del conventillo de Ituzaingó 279 se declararon en huelga. Exigían una reducción del 30% de los alquileres, eliminación de los 3 meses de depósito, mejoras sanitarias y que no hubiera represalias.
· La huelga sorprendió a los propietarios y al gobierno. Nadie esperaba resistencia porque estaba naturalizado que la mayoría de la gente viviera en lugares malos y tuviera que pagar lo que el dueño decidía.
· Las protestas se extendieron muy rápido en Buenos Aires, se eligieron delegados por conventillo, crearon el Comité Central de la Liga de Lucha Contra los Altos Alquileres e Impuestos (este organismo llamó a la huelga general).
· El llamado a la huelga decía: “El movimiento contra la imposibilidad de vivir trabajando es un hecho y falta para su éxito que lo secunden todos los inquilinos de esta ciudad”.
“Nuestra divisa contra la avaricia de los propietarios debe ser: NO pagar alquiler.” (La Protesta).
· En casi todos los conventillos había anarquistas y socialistas que ayudaban a la organización.
Mujeres, escobas y marchas infantiles
· Las mujeres fueron protagonistas indiscutidas. El otro nombre de esta huelga es “la huelga de las escobas”, un símbolo del movimiento.
· Los hombres estaban fuera de casa todo el día y la mayoría de las mujeres estaba al cuidado de los chicos y las chicas de las familias en los conventillos. Por eso eran las encargadas de organizar la resistencia a los desalojos diurnos, defenderse de los caseros, los policías y las autoridades judiciales.
· En los diarios se leían estas noticias: “El oficial se vio obligado a retirarse de la citada casa, a causa de que las mujeres, armadas de escoba, palos y otros objetos los amenazaron“ (La Prensa).
· Los chicos y las chicas también participaron en la huelga, en Caras y Caretas, un artículo describe una marcha infantil de “cerca de trescientos niños y niñas de todas las edades, que recorrían las calles de la Boca en manifestación, levantando escobas ‘para barrer a los caseros’”.
Una rebelión difícil de apagar
· Desde el día cero, la respuesta estatal fue represiva. Uno de los personajes destacados era el Jefe de la Policía de la Ciudad, Ramón Falcón (participaba personalmente de los operativos).
· En el desalojo de la calle San Juan 677, la Policía asesinó a Miguel Pepe, un trabajador y militante anarquista de 18 años. Se aplicó la Ley de Residencia de 1902 para perseguir a militantes socialistas y anarquistas, Juana Rouco Buela y Virginia Bolten estuvieron entre las deportadas.
· Juana Rouco Buela estuvo entre las dirigentes de la huelga, también tenía 18 años, escribió en 1908: “A mis 18 años me consideró la policía un elemento peligroso para la tranquilidad del capitalismo y del estado y me deportaron”.
· Fue un punto de inflexión. Contra todos los pronósticos, la resistencia creció y varios propietarios empezaron a moderar sus aspiraciones y a aceptar algunas condiciones.
· La revuelta que había empezado en La Boca se extendió a toda la ciudad (500 conventillos rebelados pasaron a ser 2000), también a ciudades como Rosario, La Plata, Bahía Blanca, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza.
La huelga y la chispa
· Los inquilinos y las inquilinas lograron varias de sus demandas, aunque el resultado dependió mucho de la organización de cada lugar.
· En este contexto parece que no tiene sentido hablar sobre algo que pasó hace más de 100 años. Pero a lo mejor es al revés y se pueden encontrar ideas que parecen borradas: como lo colectivo, la protesta, la politización. Quizás entre un presente caótico y un futuro de incertidumbre, como creía Walter Benjamin, la chispa de la esperanza puede encenderse en lo pasado.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.