Existe una separación muy evidentemente entre la carrera electoral, ya iniciada y las demandas más sentidas de la población. La jornada del pasado 8 de marzo fue una muestra más.
Miércoles 14 de marzo de 2018
Demagogia de los partidos vs movilización independiente
La actitud que han tomado los partidos del régimen frente a las protestas en la capital y otros puntos del país ha sido la del silencio pusilánime. La coalición PRD-PAN- MC mediante su candidato Ricardo Anaya se limitó a emitir declaraciones superficiales en cuanto a los derechos de maternidad. Así, el presidente del partido que comenzó esta guerra que ha dejado más de 200 mil víctimas, 30 mil desparecidos y 2 millones de desplazados, el partido cuyas mejores relaciones son con el conservadurismo eclesiástico y pederasta deja claro cuál es su postura antes las demandas de las mujeres en México.
Mientras tanto, la oposición encabezada por Andrés Manuel López Obrador dejó clara su indiferencia y reafirmó su incapacidad para volverse una verdadera alternativa que se apueste a desarrollar y extender el movimiento de mujeres en clave combativa.
En los hechos, todas las acciones que ha emprendido este partido apuntan en dirección contraria a este objetivo, como la alianza con uno de los sectores más reaccionarios del país como lo es el Partido Encuentro Social, o la propuesta de someter a consulta derechos como el aborto o el matrimonio igualitario.
Además, su confianza en la “sensibilización” del Estado para que apruebe la alerta de género en donde ha sido solicitada, propuesta que presentó ese mismo 8 de marzo durante un acto en Puebla, es tan preocupante como impotente. Así lo expresan los resultados en casos como el Estado de México, en donde la "solución" del Estado fue la militarización. Este despliegue de fuerzas represivas ha significado el recrudecimiento de la violencia, que afecta particularmente a las mujeres pobres y trabajadoras.
Mientras la Ciudad de México vivía una importante jornada de movilización en donde miles de mujeres y otros sectores se sumaron al segundo Paro Internacional de Mujeres, el conjunto de los partidos y sus políticos, así como aspirantes independientes, mostraron su desdén por las demandas de millones de mujeres, trabajadoras y estudiantes que padecen la precarización y la violencia feminicida que cuesta la vida a 7 mujeres al día en nuestro país.
La jornada, que fue un hito histórico a nivel internacional dado que triplicó los países que respondieron al llamado a Paro con respecto a la convocatoria del año pasado, mostró una conducta ascendente del movimiento de mujeres que ha venido haciendo una serie de experiencias de activación. Desde el masivo #NiUnaMenos en Argentina hasta la Marcha de Mujeres en respuesta a la asunción de Donald Trump, que se convirtió en una de las más nutridas en toda la historia.
Este 8M vimos escenarios como el del Estado Español con sus más de 4 millones de mujeres personas diciendo “si paramos, el mundo se detiene” o la multitudinaria movilización argentina. Sin duda esta irrupción plantea en un primer momento una respuesta a las condiciones que viven millones de mujeres que recienten la violencia en sus diferentes expresiones y contextos pero que es perpetuada en común por este sistema capitalista y patriarcal que no conoce fronteras.
En México, violencia y precarización
En México, las condiciones en las cuales se desarrollan las mujeres trabajadoras son terriblemente salvajes; salarios precarios combinados con jornadas extenuantes son la realidad para la mayoría de asalariadas en todas las latitudes del país. Las jóvenes nutren por miles las redes de trata o son asesinadas impunemente bajo el cobijo de la militarización y la violencia policíaca ascendente en el país, a 12 años del inicio de la llamada guerra contra el narco.
La escalofriante cifra de 7 feminicidios al día (más de la mitad de los que ocurren en América Latina) es el resultado de una cadena de opresión y explotación sustentada por el acuerdo de todos los partidos del régimen y el propio Estado, quienes no solo se han negado a atender las demandas exigidas desde hace ya varios años como lo es el aborto libre, seguro y gratuito en el conjunto del territorio nacional, sino que también se deslindan cínicamente de su responsabilidad en los crímenes contra las mujeres así como en el fomento del machismo y el patriarcado con el financiamiento y sostenimiento de instituciones como la criminal Iglesia.
Todos los partidos que firmaron el Pacto por México se han encargado de legislar en contra de las grandes mayoría. Políticos como Alfredo del Mazo, del PRI, y su propuesta de "salario rosa" demuestra, además de su oportunismo, su hipocresía.
Lo más avanzado del movimiento de mujeres no sólo ha nacido en México por fuera de los partidos, sino contra ellos, por lo cual es de enorme importancia apuntalar hacia esa independencia política de toda variante pro patronal del Estado, así como a denunciar las maniobras por parte de los mismos que intentarán desactivar o asimilar esta importante demostración de hartazgo y repudio.
Sólo mediante la organización en perspectiva del fortalecimiento de las tendencias más progresivas de fenómeno, como la impronta de las y los trabajadores contra los ataques de los capitalistas y la movilización independiente, podrá surgir un movimiento de mujeres combativo que arranque nuestros derechos. Un movimiento que trastoca varias aristas de la escena internacional y que tendrá su eco en nuestro país, las condiciones así lo apuntalan y hay que estar preparadas para la próxima marea purpura.