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Red Internacional
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MÁRMOLES DEL PARTENÓN. Indignación en Grecia: el Partenón, el Museo Británico y un robo fabuloso

El Museo Británico presta por primera vez una de las esculturas de mármol del Partenón de Atenas, atribuidas al escultor griego Fidias (siglo V AC), que se conservan en Gran Bretaña desde principios del siglo XIX, decisión que ha causado gran indignación en Grecia. La escultura sin cabeza representa al dios fluvial Ilisos y será expuesta en el Museo Hermitage de San Petersburgo (Rusia) con motivo del aniversario de su apertura.

Viernes 12 de diciembre de 2014

Fotografía: Reuters

La historia de los mármoles

La historia reciente de estos mármoles comienza en 1802 cuando Lord Thomas Bruce, conde de Elginy embajador de Gran Bretaña en el Imperio Otomano – el cual ocupaba en aquel momento Grecia- decidió sustraer los frisos historiados del Partenón.

Estos mármoles y más piezas helenas sirvieron a Lord Thomas para decorar su mansión escocesa hasta que en 1816 es el Parlamento Británico quién compra a Lord Thomas los mármoles para después cederlos al Museo Británico.

Aprovechando la impunidad que le permitían las autoridades otomanas y el Sultán, el conde de Elgin y otras autoridades inglesas expoliaron la ciudad de Atenas con el único argumento de permitir a los ingleses la contemplación de las maravillas del arte griego y así beneficiar su propio arte.

Entre las piezas que expolió el conde de Elgin también se encuentran fragmentos de otros edificios de la Acrópolis ateniense como una de las estatuas de Cariatides.
Otras ciudades griegas fueron objeto de expolio,como Éfeso de donde se sustrajeron entre incuantificables piezas las figuras monumentales del Templo de Artemisa.

La lista es larga, ya que el Museo Británico cuenta con algunas de las piezas más representativas y monumentales del arte heleno. Una colección que garantiza los entre 6 y 7 millones de visitantes que recibe al año este museo, siendo el segundo museo más visitado del mundo y generando beneficios millonarios.

La indignación Griega

Al tratarse estos mármoles de uno de los objetos más representativos del arte y cultura griegos, que no pueden ser comprendidos fuera del lugar para el que fueron ideados por Fidias, el Partenón, las autoridades griegas vienen reclamando la devolución de estos relieves desde hace años. Ante esto el museo británico siempre ha respondido con negativas. Las leyes que amparan a los museos y patrimonio custodiado en países como Gran Bretaña hacen muy difícil la salida de estas piezas e imposibilitan su devolución. Leyes que fueron creadas una vez que países como Francia, Gran Bretaña o Alemania engordaron sus fondos museísticos con patrimonio procedente de países y regiones ocupadas o en procesos bélicos.

El Museo Hermitage, con motivo de la celebración de sus 250 años de vida como museo, ha recibido en préstamo precisamente la famosa imagen de Ilisos, una de estas piezas del Partenón, algo que los griegos han visto como una provocación.

En 2004, con motivo de la celebración delas Olimpiadas en Atenas, se inauguró el museo de la Acrópolis un espacio destinado a albergar los restos arqueológicos de la Acrópolis de Atenas, un lugar cercano a la propia Acrópolis donde poder contextualizar piezas arqueológicas provenientes de este recinto considerado sagrado en su momento. Este museo supuso para los griegos la esperanza del retorno de los mármoles de Elgin, ya que uno de los argumentos utilizados por el Museo Británico era que Grecia no disponía de unas instalaciones museísticas apropiadas para su conservación, pero lo cierto que tampoco así fue posible.

Un debate de fondo

Múltiples han sido los argumentos en favor y en contra de la devolución de las piezas de Elgin. Pero lo cierto es que esta cuestión responde a un debate mucho más profundo. Uno de los argumentos que presentan los detractores de la devolución de piezas a sus lugares de origen es que muchos de los grandes museos quedarían vacíos, y en efecto, no es casualidad que los principales museos del mundo se encuentren en estados que han sido y siguen siendo grandes potencias económicas, militares y, sobretodo, colonizadoras.

El BristishMuseum no es famoso precisamente por sus colecciones de arte británico, sino más bien por la cantidad de piezas de arte griego y egipcio. El Louvre, además de su impresionante colección de arte francés, se nutre del mismo modo de impresionantes colecciones de arte griego, romano, mesopotámico y español.

A ninguna persona he oído decir que salió del Louvre maravillado por el retrato de Louis XIV, sin embargo sí visitaron el museo francés para conocer la Victoria de Samotracia. Las campañas napoleónicas entre otras campañas imperiales legaron un patrimonio incalculable a los museos galos. En Berlín existen dos importantes museos dedicados al arte egipcio, el Museo Egipcio de Berlín y el Museo Estatal de Arte Egipcio en Múnich, así como el Museo de Pérgamo, que recoge obras de esta ciudad antigua situada en la actual Turquía. El MetropolitanMuseumof Art en Nueva York también cuenta con colecciones de arte griego antiguo, egipcio, asiático y oceánico. Lo cierto es que la lista es muy larga.

Una práctica constante

El gusto orientalista que tiñó el arte de las principales potencias europeas respondía a las campañas orientales que éstas llevaron a cabo durante los siglos XVIII y XIX. La expansión colonial de éstas y su presencia militar en todo el mediterráneo y próximo oriente crearon un escenario idóneo en el que expoliar el patrimonio de los distintos territorios sometidos. Peroesta práctica, a pesar de los distintos documentos y cartas internacionales firmados por la mayoría de los estados,que obligan a respetar el patrimonio de lugares donde sus propias leyes no los protegen, se ha mantenido hasta la actualidad, por lo que muchos profesionales dela cultura y patrimonio denuncian que los conflictos actuales en extremo oriente están causando un nuevo expolio patrimonial de esos territorios.

A pesar de la existencia de convenios, cartas y autoridades internacionales que se crearon con intención de velar por la protección del patrimonio mundial como la UNESCO, continúan los expolios, y la mayoría de los restos civilizatorios siguen fuera de sus lugares de origen.